Capitulo 3.

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_¿Qué se te ofrece de beber... Mi amor?

Fué inevitable no reír sarcásticamente_ que cariñoso estás, tú no eres hombre de decir mi amor, digo es una palabra tan trillada para tí.

_Es lo que eres._ dijo mostrandome en una sonrisa enamorada sus hoyuelos y sus dientes perfectos.

Me puse de pie para ir al mesón desde el que me veía, inclinandome sobre el aún desnuda.

_Estare bien con que me prepares un café mientras me doy una ducha.

Jordan llevaba poco menos de seis meses viviendo solo, el apartamento era amplío, cómodamente amueblado, elegante y con un estilo muy sobrio.

Pues todas las texturas eran lisas y los tonos de la decoración eran blancos y oscuros.
Salvo por los cuadros y los adornos que contrastaban totalmente.

Todas las paredes eran blancas y las cortinas grises, los muebles de cuero negro, las mesas de vidrio y las sillas de piel, tenía la tv del tamaño de una pared en la sala de estar, aire acondicionado en todo el apartamento, un armario lleno de ropa de marca, vinos y licores en el mini bar, mucha comida en las despensas, las cuentas bancarias llenas de dinero, tenía todo lo que el quisiera, pues era rico en un país dónde abundaba la miseria.

Me dí una rápida ducha solo para lavarme, quería sumergirme en la tina pero sabía que mi extenuación no me permitiría salir rápido.

Y me quedaría disfrutando de la tibia agua. Un aroma a café invadió el apartamento y me apresuré a salirme, pues no quería que tal exquisites se enfriara.

Era tan bueno preparando el café que siempre se lo pedía y el de todo gusto me lo hacía.

Salí usando su bata de baño_ Que bien huele_ dije mientras desenredaba mi cabello.

_Toma preciosa.

Tomé la taza que me ofrecía y sali al balcón en su compañía. La lluvia había cesado, dejando un paisaje deslumbrante.

En el cielo se dibujaba un arcoiris y el olor a tierra mojada llegaba incluso hasta allá arriba. Sostenida de la baranda aspiraba el frescor, cuán repuesta me sentía, me gustaba ver la belleza en las cosas más pequeñas de la vida, aunque estás no aparecieran con mucha frecuencia en la mía.

Jordan me abrazo por detrás hundiendo su barbilla en mi cuello.

No le presté atención, seguía mirando a lo lejos pensando en tantas cosas y a la vez en nada. Su voz me interrumpió.

_¿En qué piensas?

_Pienso que trás la tormenta, sale un sol brillante y abrasador, que llena con su luz el paisaje de hermosos colores.

_ Así eres tú. Cómo el arcoiris, sigues radiante sin importar que pase, sigues adelante llenando de inspiración a quién te rodea.

_Tus palabras me sorprenden mucho, ni siquiera sé que decir_admiti.

_No es necesario decir nada. Es sólo que te admiro mucho y pienso que mereces ser felíz.

_Lo soy, no deberías preocuparte por mí_ Afirmé.

_Quisiera que me dieras la oportunidad de protegerte, cuidar de tí... Me dijo en un tono nervioso.

_Ya lo haces, te aseguro que no espero nada más. Eres el mejor novio que alguien puede desear_ puse mi mano sobre la suya que estaba en el barandal, temblaba levemente.

_ Lo sé... ¿Crees que puedas quedarte esta noche?

_Sabes que no puedo, debo acompañar a mamá, está inconsolable_ Confesé con tristeza.

Piel contra piel©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora