<<Dios, qué dolor…>>, pensé al abrir los ojos y comprobar que estaba tendida en el sofá. ¿Había dormido durante toda la noche aquí? Jodida mierda… Me levanté y en la mesita del salón había un zumo de naranja recién exprimido. Me lo bebí en dos tragos y me levanté para ir directamente hacia la ducha.
Imágenes de la noche anterior se presentaban en mi cabeza: yo hablando con Axel, el baile con Garrett, el camarero tirándome todas las copas encima, yo vomitando, yo en el suelo con el tacón destrozado en mis manos…
¡Ay, Dios! Quería morir antes de tener que volver a ver a Garrett. Él estuvo allí, viendo todo aquel desastre.
Tras aquello me puso un rato la televisión, pero todo me aburría. Finalmente, me levanté y decidí mirar mi correo electrónico. Llevaba días sin mirarlo. Con paciencia esperé a que el ordenador arrancara, y tras meter mi contraseña en el email, vi que tenía seis mensajes.
— ¡Mierda! —exclamé al leer el nombre de uno de los mensajes. Era de mi ex. Con rapidez lo abrí.
De: Axel1987
Para: PorqueyolovalgoLivy1989
Asunto: ¿Cenarás conmigo?
Lo sé. Estarás pensando que no. Pero piénsalo ¿vale? Te echo de menos. El día que tú quieras, donde quieras y cuando quieras. Pago yo. Espero tu llamada.
Axel.
«Bueno... lo de este es de psiquiátrico. Ya puedes esperar sentado y con tu oxigenada amiguita, porque no pienso ni contestarte, imbécil», pensé malhumorada mientras daba a la tecla de borrar mensaje. No podía entender a Axel. Tres años de relación y me daba cuenta de que no la conocía para nada. Era tan necio que pensaba que le iba a volver a perdonar. No ¡Ni de coña! Aunque habíamos tenido momentos buenísimos, le superaban los malísimos. No quería saber nada de él. Tema zanjado.
Miré de nuevo la pantalla y continué mirando los correos que le quedaban. Parecían todos publicidad, y uno a uno los fui borrando hasta que llegué al último.
De: GarrettConnor
Para: PorqueyolovalgoLivy1989
Asunto: Invitación
Como imaginarás, estoy interesado por saber cómo te encuentras esta mañana, señorita Harris. Gwen me dio tu email. Por favor, no la regañes. Tuve que chantajearla y engañarla para que me lo diera. Tengo ganas de cenar alguna noche contigo. Prometo que solo habrá zumos. Nada de JB, ni margaritas.
Garrett Connor o “La rana”... como prefieras.
Boquiabierta me quedé mirando el mensaje y lo leí de nuevo.
«Oh, Dios... oh, Dios... es el trajeado» pensé levantándome de la silla. Fui hasta la habitación de Max, la cual estaba reorganizando su armario.
— ¡Ay madre lo que te tengo que contar! Me acaba de escribir un email el trajeado. Ay Dios... quiere cenar conmigo. ¿Qué hago? Por Dios... por Dios... no sé qué hacer. Uf... no... creo ni le voy a contestar. No... no... no. Pero, ¿hago bien? —un segundo de silencio—. Pero si no le contesto pensará que soy idiota o algo por el estilo. Pero si quedo con él, así, sin conocerle, pensará que soy una facilona desesperada. No... definitivamente no voy a quedar con él. No merece la pena... ¿Oh, sí? ¿Tú qué harías?... bueno no. No me lo digas porque conociéndote seguro que cometerías una locura inmoral de las tuyas.
Max me miraba como si estuviera mirando a una loca que daba vueltas por toda su habitación; en cierto sentido así era. Cuando por fin me callé ella comenzó a hablar.
—Es tu rana... queda con él y zúmbatelo. Yo lo haría.
Al escuchar aquello arrugué la nariz.
—Oh, Dios... qué poca ayuda me ofreces. Este tío creo que va... a lo que va —le reprochó.
—Como todos, cielo, ya lo sabes.
–Sí… pero es el hermano de Gwen. No me siento cómoda haciéndole eso.
–Piensa que salir con hombres que no se parezcan al innombrable de tu ex te vendrá bien. Lo necesitas. Cómo diría Gus: «tu cuerpo lo necesita, nena».
—Hablando del innombrable ¿te puedes creer que me ha escrito pidiéndome una cita?
— ¡Será capullo!... Ni se te ocurra Livy, o te juro que la que te deja de hablar de por vida seré yo.
—No, no, tranquila. Directamente he borrado su email. No quiero saber nada de él. Creo que tres años fue bastante.
—Esa es mi chica. ¡Con un par! —sonrió Max, pero dejó de hacerlo al escuchar mi respuesta.
—Oh, Dios… ¿Qué hago? ¿Cómo voy a quedar con él? No quiero que nadie me rompa el corazón. Aunque, bueno, si soy sincera, en estos momentos no creo que tenga corazón. Debo de tener una patata cocida.
—Tómatelo como un juego, como una bocanada de oxígeno. Sin más.
—Lo sé. Tienes razón. Pero es que yo nunca he hecho este tipo de cosas y...
—Pero Livy, ¿qué quieres? ¿Que te jure amor eterno sin haber salido nunca contigo? ¿O acaso me vas a venir ahora con que quieres algo serio con él?
—Tienes razón. Y no. No quiero nada serio con él, ni con ninguno. Quedaré con él. Cenaré y jugaré las mismas cartas que un tío por primera vez en mi vida. ¡Quizá hasta me guste el juego!
—No lo dudes —sonrió Max al recordar sus experiencias.
—Vale... no lo dudo.
—Intenta llevar tú la voz cantante. Que él quiere cenar contigo, ¡perfecto! Que tras la cena sientes que a tu cuerpo le apetece un ratito de frenesí calentito, ¡a por tu rana!
Decidida por fin me senté frente al ordenador y con toda la seguridad del mundo plagada de inseguridad le escribí un email.
De: PorqueyolovalgoLivy1989
Para: GarrettConnor
Asunto: Invitación
Vaya... por un momento pensé que te habías olvidado de mí. Gracias por tu interés, estoy bien. Me parece bien lo de la cena. Cualquier día me viene bien. Necesito darte las gracias por distintos motivos. Dime dónde, fecha y hora, y allí estaré. Ni qué decir tiene, que pago yo.
Livy… o señorita Harris, que ya veo que te gusta más…
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No se lo digas a nadie
RomanceÉl no quería compromisos, ella tampoco, pero el destino se empeñó en llevarles la contraria. La vida de Olivia Harris, y su entorno, da un giro de 180 grados cuando Garrett Connor, un empresario inglés, serio a la par que sexy, se cruza en su camino...