Cuatro

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Resuelto a no prestar atención a los últimos minutos de clase impartidos por el profesor Iruka, Naruto dirigió un rápido vistazo a la ventana, luego observó las manecillas del reloj que parecían moverse a una velocidad -intencionalmente- pasmosa.

Lo único que deseaba era poder salir a tiempo. Lo suficientemente rápido para no ser pillado por su padre en caso de que decidiera acudir al plantel (cosa poco probable, dado el historial intachable de Minato en cuanto a faltas laborales). De cualquier forma, Naruto necesitaba evadirlo a toda costa. Cuanto y más ahora que por fin había encontrado una manera para desviar sus "insanos" pensamientos que los involucraban a su padre y a él manteniendo una relación, y no precisamente en el sentido de lo fraternal.

Rayos, no. Ya había tenido bastante con el idilio reciente de Minato y el cual lo había herido irreversiblemente. Puede que Mei estuviera fuera del juego ahora, pero lo cierto era que Naruto se había cansado de jugar a hacerle la vida imposible a la (zorra) pelirroja. Y lo que era peor, muy posiblemente Minato repetiría el mismo patrón de búsqueda para hacerse de una nueva relación a futuro.

¿No era mejor dejar las cosas por la paz?

Era de lo más lógico suponer que nunca -jamás- habría nada entre su padre y él. Al menos nada más allá de su vínculo familiar. Era totalmente demencial pensar que la situación cambiaría solo porque Naruto le expusiera sus verdaderos sentimientos. Con eso se ganaría un pase seguro para ir con el psicologo.

Mordiendo el borrador del lápiz, Naruto bajó la mirada hacia su cuadernillo. Justo había anotado el número telefonico del galante hombre de negocios que le había invitado una costosa malteada con la única condición de que le hiciera compañía. Dichas citas se habían repetido posteriormente, solo que incluían tópicos de lo más interesantes, besos que podían durar horas, y caricias que...hacían que añorara aun más a su padre.

Sobresaltandose por el ruido del timbre, Naruto se irguió en su pupitre, sacó el celular de su bolsillo y se dispuso a marcar rápidamente el número, rogando interiormente que el hombre atendiera la llamada.
***

Si antes Minato estaba desconcertado, actualmente se sentía totalmente perdido, desorientado y esceptico de la conducta inusualmente anormal de su propio hijo.

Primero eran las evasivas, y tras incluír a Mei en su rutina diaria, las cosas habían cambiado para peor. Naruto se notaba a simple vista alicaído e irritante (lo cual era medianamente aceptable, teniendo en cuenta que había pérdido a su madre y él había intentado proporcionarle otra figura materna sin su consentimiento), sin embargo, lo que jamás imaginó -ni en sus más remotas pesadillas- fue oír aquello pronunciado por Naruto, por su pequeño rebelde de personalidad explosiva y enorme atractivo fisico.

Que salía con un hombre...

Era tan inconcebible que Minato seguía creyendo que se trataba de una broma de mal gusto en venganza a su repentina relación que, lejos de ayudar, había empeorado las cosas entre padre e hijo.

Aquel incidente había ayudado a Minato a darse cuenta de la causa de su retorcido enamoramiento con Naruto. Lo había descuidado, se había apartado de su hijo en el ámbito afectivo y ahora lo pagaba con creces.

La cuestión primordial ahora era indagar seriamente el asunto. La noche posterior a su rompimiento, Minato había intentado dialogar con Naruto. Pero este se había limitado a decir que no hablaba en serio, y que lo perdonara por hacerlo enojar.

Si había algo en lo que Minato sobresaliera, además de su velocidad e intelecto, era la astucia. Y el hecho de que Naruto tratara de persuadirlo no iba a funcionar para mitigar los percances acaecidos por una verdad a medias.

Part of me.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora