Alma de mi alma 🌙 [Caché] || One Shots

Tiempo [Parte 3]

Cancún — México
23 de febrero del 2019

Pov. Poché

—No la veo por ninguna parte Lau —me quejo levantándome en puntas para ver mejor.

—sigue buscando. Lina dijo que no saldrían del hotel y si no está en su cuarto, debe estar por ahí cerca.

—lo sé, pero te juro que ya le he dado como tres vueltas al pinche hotel  y nada —suspiro con el pecho adolorido

—¿Segura que estás en el hotel correcto? —pregunta mi amiga con desconfianza.

—Si, Laura. Ya te dije que sí como 5 veces. No soy tan idiota.

—...mmm mija, perdón pero ahí si no estaría tan segura .—responde y su sarcasmo me llega más rápido que una cachetada.

Pongo los ojos en blanco —¿De verdad vamos a ir por ahí de nuevo? Ya tengo suficiente castigo con lo que está pasando ¿No crees?

—¿Y la culpa de quién es? ¿Mía?

—No, mía. ¿Pero en serio debes recordarmelo cada vez que hablemos?

—No, pero lo haré hasta que deshagas la pendejada y regreses aquí con Daniela.

—¿Y si no? —miro al piso con miedo— ¿Qué tal si me dice que ya no quiere nada conmigo y se va?

Respira profundamente —...la verdad, no la culparía.

—Ushh gracias por los animos —me rindo y decido cambiar mi rumbo hacia la parte posterior del hotel.

—¿pues qué quieres que te diga? Soy sincera contigo. La verdad, yo tampoco sabría cómo reaccionar si me rechazaran así.

—yo no la rechacé —me defiendo en un murmullo

—no respondiste y es lo mismo. Ahora su orgullo está roto y su corazón también.

—pero...

—pero nada. Sigue buscando.

Tomo un largo trago de aire y lo hago. Llegó hasta una pequeña salida con arena y me doy cuenta que estaba entrando a la playa privada del hotel.

No había mucha gente pero si la suficiente como para notar la alegría del ambiente.

Todo el mundo estaba celebrando, pero yo no quería nada más que encontrar a mi amor y saber que estaba bien.

Desde aquella noche en la que se fue de la casa, no habíamos vuelto a hablar y de verdad me estaba volviendo loca su ausencia y su silencio. Me había arrepentido tanto de haberla dejado salir así, sin luchar un poco más.

Una melodía suena y con cada paso la podía oír más fuerte. Cómo por instinto, me voy acercando y encuentro el lugar. Era un lugar abierto, solo cubierto por lo que parecía heno y estera. Debajo, se acomodaban mesas de madera al estilo natural y en medio una gran barra circular con muchos licores y bebidas.

—creo que llegué al bar —comento aún al teléfono y Laura suspira.

—¿Y qué estás esperando? Entra, pude que esté ahí —dice pero me detengo en seco.

—No es necesario.
.
—¿La encontraste?

—si

—ushh ¿y por qué el tonito? —me muerdo el labio con la incomodidad subiendo por mi espalda.

—No está sola.

—Es obvio idiota. Está en un lugar público.

—No. No es por eso tonta. Tiene un tipo pegado al costado muerto de la risa.