Capitulo 3

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A veces, Hinata deseaba no tener amigos.

Estaba cambiándose (nuevamente) de blusa, ya que su hermanita había decidido que el color lila era demasiado para toda una vida, por lo qué ahora se iba por algo más oscuro.

Una blusa negra con algunos adornos en las mangas y un pantalón blanco elegante adornaban el cuerpo de Hinata. Quien ya llevaba más de media hora haciendo pucheros e inventando excusas para no salir. Tenía una reunión, y no una con el consejo. Una reunión de amigos traumatizados a los cuales atender para ahogar sus penas en lo mejor que había, el alcohol.

Hinata no bebía, en realidad nunca le había visto lo entretenido a la acción. La única vez que pudo haberse embriagado fue con su equipo y fue terrible. Siempre se había acostumbrado a tener una vista muy buena, pero con el veneno corriendo por sus venas era muy difícil enfocar la mirada y en todo caso, mantenerse en pie. Pero su hermana le había dicho que tendría que ir ya que sería una buena idea para relajarse y por lo menos estar en contacto con alguien más además de su propia familia. Por lo que muy a regañadientes (sin olvidar la terrible amenaza de Kiba al invitarla) acepto.

Dió una última mirada al espejo y suspiro, no había mucho más que hacer por su físico en este momento, por lo que decidió que salir así era lo mejor. Tenía esas enormes ojeras que no podría tapar sin tener que maquillarse el rostro por completo, sus ojos parecían un poco hundidos pero estaba bien ya que su flequillo casi tocaba sus pestañas, recordando amargamente que no recortaba su cabello desde el funeral de Neji.

-¡Hey Hija!.- Grito Kiba tan animado como siempre cuando la vio en la salida de los recintos Hyuga.

-Buenas noches.- sonrió cálida, admirando la camisa roja de Kiba y la gris de Shino. El cual ya había respondido a su saludo. Sin embargo no había un Akamaru al cual saludar está noche.

-cuanto tiempo sin vernos. Te ves terrible.- dijo sonriendo y pegándole un gran golpe en la espalda a modo de saludo. Abrazando ambos cuerpos tensos mientras caminaban en dirección a lo que sería el bar más decente que habían encontrado (o sea, casi completamente construido).

Hinata no se sintió tan incómoda como lo hizo cuando salió a la aldea por última vez, por lo que pensó que esto era un avance. Aunque quizás se debía a qué los abrazos de Kiba cuando caminaban así eran tan familiares que era imposible no acostumbrarse a ellos. Sonrió avergonzada, enfocando su mirada en sus botas negras, aquellas que Hanabi le había obligado a usar alegando que en la noche se pondría fresco.

Caminaron hasta llegar al bar que se encontraba casi al extremo de la aldea, era pequeño y para la suerte de todos se veía casi vacío, afuera se encontraban Naruto, Sakura y Shikamaru ya listos para entrar.

En un ambiente muy... Pesado.

-¡Hey chicos!.- grito Naruto cuando los vio, saludando energéticamente con una enorme sonrisa, que se fue desvaneciendo cuando sus orbes azules se posaron en ella.

Hinata aparto la mirada lo más rápido que pudo repentinamente incómoda con el rubio ahí. No lo había visto desde entonces y se veía tan malditamente guapo que provocó un nudo en su garganta.

-B-Buenas noches.- dijo Hinata cuando llegaron a la entrada del lugar e inmediatamente la pandilla se puso a platicar. Kiba había soltado a Shino del hombro. Pero en cambio a ella la seguía abrazando, usándola como una andadera ya que ponía todo su peso en ella.

Para Hinata no había problema, desde que comenzaron como equipo Kiba tenía la maña de invadir su espacio personal para abrazarla, golpearla, aventarla y subirse sobre ella en cada momento del día solo para verla nerviosa. Pero con el paso del tiempo los nervios entre compañeros se fueron acabando, por lo que ahora se había convertido en una costumbre. Aprovechaba su pequeña estatura para recargarse en ella. Aunque era un poco molesto pero estaba agradecida con que el contacto entre ellos siguiera igual.

Una ráfaga de aire soplo fuerte, golpeando las hojas de los árboles cerca y causando escalofríos en la morena. Su hermana tenía razón, la noche estaría fresca. Se pegó un poco más a Kiba en busca de calor, ocultandose bajo su brazo como si fuera un manto. Sonrió feliz, Kiba era una de las personas más calidas que conocía. Y no solo físicamente. Aunque Akamaru lo era más.

-Hinata, ¿Cómo has estado? Me dijeron que no dormías bien.- pregunto Sakura sacándola de su ensoñación. Hinata alzó la cabeza, tuvo que quitar algo de su cabello para poder ver bien a la pelirosa.

-E-estoy bien Sakura-san, Gracias por preguntar. Es un poco difícil dormir, eh estado muy ocupada.- explico Hinata.-¿C-como estás tú?.-

-oh. Muy bien, gracias.- de repente Sakura sonrió malévola y fijo su mirada en el brazo del moreno que se encontraba rodeando su cuello y platicaba energéticamente con Naruto.- definitivamente no tan caliente como tú. Pero estoy bien.-

La cara de Hinata se puso roja tan rápido como un rayo.

-¡N-n-no es lo que c-crees!.- grito asustada, quitando el brazo de Kiba rápidamente y apartándose de él. Llevándose a Sakura de ahí.

-¡Hey!.- dijo Kiba, cuando su única fuente de calor y paz se había ido con una mujer violenta. Había estado tan enfrescado en la plática con Naruto y Shikamaru que no había escuchado ni una palabra de lo que dijeron, por lo tanto no sabía la razón del porque se había ido.

Ambas chicas se fueron a una esquina apartada del local, aún cerca de la entrada por si llegaban los tipos faltantes. Hinata se veía totalmente roja mientras platicaba tranquilamente con una sonriente Sakura. Sin saber que Naruto observaba demasiado a la morena confundido.

¿Así funcionaban las cosas?.

No había visto a la hyuga en mucho tiempo y supuso que era porque ella no lo quería. Seguramente lo estaba ignorando por su rechazo. Aunque tampoco es como que Naruto quisiera verla y recordarle todos los días que jamás estaría con ella. Estaba bien con que Hinata se tomará su tiempo para reflexionar pero ante todo ella era su amiga y la quería. Pasaron por millones de cosas juntos y su amistad era algo que Naruto jamás se permitiría perder. Solo su amistad, ¿Verdad?.

Sabía que Hinata estaba triste, se lo había dicho Kiba muchas veces cuando se lo encontraba preocupado entrenando en el campo del equipo ocho. Diciendo que Hinata estaba demasiado ocupada con situaciones respecto a su clan y claro, con su próxima posición en él.

Pero jamás imagino que se viera tan... Así.

Cuando la vio ella estaba muy sonriente, con los ojos un poco oscuros y la piel más pálida, mucho más pálida. Su cabello estaba como diez centímetros más largo, tanto que ya casi le llegaba a la cintura. Se veía bien. El problema fue segundos después, cuando se recargo tan linda en el brazo de Kiba, ocultandose en la axila del moreno que no dejaba de hablar.

Realmente no se quería decir esto, pero esperaba verla peor.

Naruto había esperado cualquier otra reacción a esa. Un sonrojo extremo, algunas lágrimas, algo como su típico tartamudeo excesivo. Pero ella simplemente, ella solo estaba ahí. Colgada del brazo de Kiba como si no se le hubiera confesado nunca.

Y eso lastimaba enormemente el ego del rubio. Ese idiota de Kiba incluso había lloriquiado cuando se separó y se fue con Sakura. La chica a la cual se le había confesado una vez más y está, de nuevo, lo había rechazado.

¿Se trataba de esto?. Había escuchado del dicho "recibes lo que das". Pero esto no era justo.

Le estaba haciendo un favor a Hinata, jamás estaría con ella porque no la amaba. Pero no sabía porque sentía está opresión en su pecho cuando la vio, como si el nervioso fuera él. Y Sakura, Sakura lo había rechazado tantas veces que había perdido la cuenta. ¿El mundo funcionaba así?. ¿Hinata y él jamás serían felices? ¿Tampoco lo sería Sakura?.

Ambas mujeres estaban platicando con una sonrisa en sus rostros, ajenas a lo que ocurría. Ajenas a él.

A veces Naruto creía que jamás conseguiría lo que quería.

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