A veces Hinata no entendía muchas cosas.
Estaba algo ebria, algo demasiado ebria. Quizás estaba totalmente ebria. Es más, estaba bastante segura ahora mismo de que si tomaba un kunai y cortaba su piel, de sus venas saldría licor y no sangre.
No tenía idea de cómo se había puesto tan ebria, ¿O si?. Ah sí, ya recordaba. Su estúpido mejor amigo le había pasado copa por copa hasta que ella llego a este estado.
Estaba segura que estaba recostada sobre alguien o algo, aún no sabía lo que era, pero si la cosa respiraba entonces era alguien. Mientras que a su lado, una enorme mancha rosada hablaba y hablaba sobre algo que ella no entendía completamente.
Si se enfocaba un poco podría ver la cara borracha y triste de una Sakura muy ebria, con su maquillaje corrido por las lágrimas y una mueca de dolor en sus labios. Los cuales se movían frenéticamente sin parar mientras seguía balbuceando sobre quién sabe cuál Sasuke.
-¡Lo invite Hinata!.- grito exasperada.- ¡Llevo detrás de él más de casi toda mi vida y él solo me trata como basura!.-
Oh, Hinata comprendía eso. El dolor del rechazo.
Había llorado claro, pero no comprendía porque tanto alboroto. Al final de todo solo quieres que la otra persona sea feliz, ¿No?. Si te rechazan una vez solo caminas y lo superas. ¿No sé supone que eso se hace?.
-S-saku.- intento formular palabra pero su ebria amiga no la dejo terminar.
-¡No lo digas!.- en realidad, no podía decirlo. Aunque quisiera.- ¡Se lo que dirás!.- ¿Lo sabía?.- se que soy linda y que podría conseguirme a cualquier hombre que quisiera. ¡Pero yo solo lo quiero a él!.- no, parecía que no lo sabía.
En realidad Hinata no tenía idea de que decirle. Ella había estado muy abrumada con sus propios problemas como para estar preocupada por la hermosa dueña de los suspiros de su amado. El cual estaba posiblemente bebiéndose todo el licor del local.
Hinata se pregunto quién era aquel al que le juraba amor eterno. Es decir, ¿Cómo alguien podía si quiera rechazar a Naruto por otra persona? No le cabía en la cabeza aquella información. Amenos que estuviera enamorada desde muy pequeña como ella. ¡Oh claro! Eso había dicho hace unos momento, que distraída era esa Hinata. Estaba enamorada de ese tal, ese tal... Ese tal. ¿Cómo había dicho? ¿Uchiha?.
¿El Uchiha?.
Hinata parpadeo un par de veces intentando recordar el rostro del moreno que la había sorprendido en sus tierras, tenía vagamente la imagen de sus ojos en su cerebro, ya que el rinnegan es algo difícil de ignorar. ¿Cómo había dicho que se llamaba?.
Saori, Sakosi, ¿Saori?. ¿Saku?. ¡Ah! Claro... Sasuke.
Sonrió satisfecha al poder recordar el nombre. Aunque tiempo después, quizás unos diez minutos. Se dió cuenta que Sakura no dejaba de repetirlo. Entonces no lo recordó, solo lo volvió a escuchar.
Suspiro agobiada. Es como si el tiempo pasará lento y rápido a la vez.
Sakura ya había dejado de hablar desde hace mucho para finalmente (gracias a dios) caer dormida sobre la mesa. Se veía realmente bonita, demasiado de hecho.
¡Esta chica era una diosa!.
-¿Pero que diablos Naruto?. ¡Cómo se te ocurre dejar a semejante belleza en ese estado de ebriedad sobre la mesa! ¡Llorando por un, un...un...
¿Cómo se llamaba?.
¡El traidor de la aldea!.-
-¿Sasuke?.-
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