A veces, solo tenías que despertar.
-Neji-niisan.- Hinata se levantó de un golpe con el corazón a tope.
Había estado teniendo una pesadilla, pero parecía que despertar se le hacía más doloroso. Eran contadas con los dedos de las manos las veces que los ojos de Hinata pudieran destilar odio de tal manera como lo hacía ahora.
Estaba furiosa, demasiado molesta.
Apesar de que en su pesadilla había sido rechazada por su propio clan. Aún seguía vivo. Aunque la odiaba, él aún seguía vivo.
Neji aún seguía vivo. Pero solo lo hacía en sus sueños.
-Hyuuga.-
Hinata se asustó ante el repentino sonido de una voz masculina. Uchiha Sasuke una vez más se representaba ante ella de la manera más escalofriante que podía encontrar.
-Y-yo.-
-Dame una razón para no matarte.-
De inmediato se dió cuenta de que no había despertado en su propia cama. Si no en un pasto húmedo y frío. Admiro el lugar y lo recordó como el lugar de reunión de ella y sus alucinaciones. Justo en los terrenos Uchihas.
-¿Q-que?.-
-Segunda vez que te veo rondar por mis terrenos. ¿Acaso no tienes una gran mansión por ahí?.-. Hinata admiro como el Uchiha hacía parecer una oración de diesisiete palabras como una sola de dos sílabas y quedar lo más claro posible.
Se hubiera sonrojado de la vergüenza si aún hubiera algo caliente en su cuerpo. Por desgracia, tenía la sospecha de que tenía una pequeña hipotermia ahora mismo.
Se sentía completamente entumecida de todas las partes de su cuerpo. Sus piernas dolían tanto y se dio cuenta del frío que sentía en su torso. ¿Cómo había terminado aquí?.
-¿Eres tonta?.- pregunto furioso. Llevaba más de diez minutos ahí y ella seguía sin moverse. El morado en sus labios le llamaba la atención pero Sasuke no tenía la intención de acunarla y llevarla a su casa.
-L-lo siento.- dijo Hinata. Intentando levantarse de una vez por todas del pasto húmedo. Si su cuerpo no fuera más resistente ella probablemente estuviera muerta y así el Uchiha no tendría que molestarse en entablar una conversación, aunque si que lo haría al tener que darle explicaciones no solo a la Hokage, si no también al clan Hyuuga.
-¿Quien eres?.- No era mera curiosidad. Simplemente quería saberlo. La recordaba de sus clases en la academia pero después de eso no tenía idea de nada.
-H-hinata Hyuuga.- le dió su nombre y camino temblorosa y lentamente en dirección a su hogar sin darle una segunda mirada. Los terrenos de ambos clanes no se encontraban lejos, pero aún así sería un camino largo en medio de una mañana fría y una chica posiblemente hipotermica.
-Maldicion.-
Sasuke camino hacia ella en unos Pocos pasos y la cargo en su brazo como un saco de papas.
No tenía idea de si pesaba o no, tenía más fuerza de la necesaria en su cuerpo como para cargar una montaña (exagerando claro) y la chica aunque tenía buenas curvas se veía casi anoréxica, así que. No era tanto problema. Solo fue molesto lo fría que estaba y claro, lo feo que apestaba. Tenía el olor de la tierra impregnada en su piel, lo cual no era del todo molesto. Pero el olor del sake que tenía en ella era insoportable. Una Hyuuga alcohólica. Que horror.
No tenía ninguna intención de llevarla a su casa así que la cargo hasta los recintos Hyuuga de una vez.
-Eres una molestia.- se dijo más a si mismo que a ella. Parecía que había caído desmayada.
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Esto no había salido como lo esperaba.
Sasuke tenía la intención de tirar su cuerpo moribundo y apestoso justo en la entrada de los recintos y esperar a que alguien la salvará de su posible muerte. Ya no estaba tan fría gracias al poco calor corporal que le estaba transfiriendo pero aún así seguía desmayada. Ese era su plan inicia, pero lamentablemente había escuchado algo muy malo.
-¿Hinata-sama no llego anoche?.-
Hinata-sama.
Se hubiera metido en muchos problemas si no hubiera preguntado por su nombre antes. No sabía si era su día de suerte.
Por un lado, tenía este problema, y por otro, había esquivado este enorme problema.
La estúpida loca, ebria, admiradora de árboles era de la maldita rama principal. Demonios, ¿Cómo no se dió cuenta?.
Tiro de su cuerpo de nuevo al suelo y vio su estúpido cabello cubriendo su frente totalmente casi hasta los ojos.
-¿Por qué tienes el cabello tan largo?.-
Apartó la mata azulada de su frente con dureza y vio su frente limpia y sin rastro del sello.
Sasuke no tenía tiempo para meterse en problemas. Por lo poco que sabía, ella incluso podía ser una heredera.
-Vamos Hyuuga, despierta.-
Golpeó con palmadas pequeñas sus descoloridas mejillas, blancas como el papel.
¿Que tan malo sería dejarla morir ahí?.
Tomo nuevamente su cuerpo y asegurándose de ser lo más sigiloso posible se adentro en los recintos.
Había ojos blancos por doquier, si alguno de ellos quisiera por lo menos usar su byakugan solo para asegurarse de algo se darían cuenta de la extraña presencia en sus terrenos. Igualmente, se lo debían.
La loca de los árboles aún seguía caminando por los suyos.
-¿Cuál es tu maldita habitación?.-
Se pregunto a si mismo buscando entre todas las ventanas que tenía la casa principal.
Entro por una ventana abierta y camino por corto periodo de tiempo hasta encontrar en el primera habitación que encontró y la dejo en la cama de colcha blanca. Tenía una bendita suerte de dar con el primero.
Supo que era de ella pues había un pequeño cuadro de su equipo en la mesita de noche al lado de su cama.
Literalmente su habitación era un cuarto blanco. Tenía menos vida que el suyo propio, incluso Sasuke tenía una que otra prenda de ropa tirada por ahí. Ella no tenía nada.
Solo un triste cuadro de su equipo en la mesita de noche y ya.
Se introdujo en su guardarropa con algo de curiosidad. ¿Que tan sosa sería su ropa?. La mitad de ella eran faldas enormes, blusas enormes, chamarras enormes.
Lo cerró con aburrimiento y siguió con los cajones.
Su ropa interior era aún más aburrida que su ropa normal. Bragas sin ningún tipo de adorno estaban dobladas delicadamente de forma ordenada (y casi podía decir que por color) en toda la extensión del cajón.
Gris, blanco y negro.
Aburrido, aunque Sasuke también tenía los mismos colores en boxers que ella.
Sus brasieres eran por lo menos más interesantes.
No eran enormes, pero eran de un tamaño considerable.
Miro el pecho oculto de la Hyuuga en su ropa y Luego de nuevo a los sostenes. ¿Cómo hacía esa ilusión de que eran pequeños?.
Que extraño, quizás era la ropa enorme que se ponía. Eso y que su blusa era totalmente negra.
Camino de vuelta hacia ella y admiro como recuperaba el calor en sus mejillas. Sus párpados por otro lado aún seguían morados. Le dieron un poco de ganas de golpearla.
Ella incluso debería agradecerle por haber traído su estúpido trasero blanco hasta aquí. Eso y decirle a los Hyuuga que mejoren su seguridad.
¿En serio?.
Ven a través de las malditas paredes y estos idiotas jamás lo encontraron. Que imbéciles.
Finalmente se decidió por salir de ahí.
Igualmente. La mañana fue entretenida.