Capítulo 2

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Jungeun entrecerró sus ojos colocando una mano sobre su frente y con un terrible humor pensó "¿Cómo demonios puede brillar tanto el sol después de una fuerte tormenta?". Cualquier idiota pensaría que es una señal divina, que después de algo malo siempre sale el sol pero para Jungeun eso era mierda y detestaba el calor que hacía después de llover. 

Había pasado aproximadamente un mes desde que uno de sus autos se descompuso, pero el ocupado trabajo de su esposa y su necesidad de terminar su proyecto en el centro comercial habían imposibilitado ir a recoger el vehículo. 

No sucedió mucho esa noche, ni al día siguiente. Despertó encontrándose con la cama vacía, como cada mañana y yéndose a dormir sola. Habían cruzado un par de palabras, Jungeun le ofreció su auto mientras el otro salía del taller, agregando un "tu trabajo es más importante que el mío, no queremos que llegues tarde" con un tono de amargura pero sin ánimos de pelear.

La planeación del centro comercial había terminado y éste se encontraba en construcción por lo que decidió que no quería ir a la junta de celebración en taxi como había estado asistiendo las últimas semanas al trabajo.

- Gracias - le sonrió al hombre mayor que le hizo llegar su auto y se apresuró a entrar en él - Mierda ¿a qué apesta? - se cubrió la nariz y revolvió varios objetos del asiento copiloto hasta toparse con una bolsa reciclada. No tuvo que abrirla para conocer lo que se estaba pudriendo dentro de ella. Suspiró y se dirigió a su casa, hoy no tenía que llegar temprano al trabajo pues la celebración se llevaría a cabo mas tarde.

- Hey ¿Qué haces en casa tan temprano?

- ¿Qué haces en casa tú tan temprano? - Jungeun dejó las llaves en la mesita de entrada y se sentó a lado de su esposa quien parecía cómodamente viendo las noticias. 

- Se metió una rata al edificio - contó divertida y su esposa alzó la ceja intrigada - Así que están fumigando. 

- ¿Cómo mierda entró un roedor si ni siquiera dejan entrar personas de clase media? - Jinsoul solo levantó los hombros.

- No iré hoy a la oficina, trabajaré desde aquí pero no tengo mucho por hacer ¿quieres ir a cenar?

- Lo siento pero el centro comercial parece avanzar exitosamente, así que el jefe decidió hacer una clase de "junta" para celebrar.

- Oh...

- Nada grande, tal vez un par de tragos, pero no tengo muchas ganas de tomar, mi periodo llegó esta mañana y sabes lo que provoca el alcohol en estos días - otro "oh" salió de boca de la mas grande, al parecer su otro "plan" tampoco podría ser llevado a cabo - En fin, me iré a bañar, estoy sudando horrible - le dio un beso en la frente y se levantó del sofá - No te mates trabajando bebé.

Y así lo hizo. Un par de horas después Jungeun salió rumbo al trabajo portando un pantalón negro de vestir y una camisa blanca de botones acompañada de un blazzer del mismo tono que el pantalón. En cualquier otra ocasión se hubiera puesto un vestido formal pero la castaña era de esas personas que preferían la comodidad antes de la atención y eso era algo que adoraba la rubia, quien viéndola vestida así tenía ganas de no dejarla salir de la casa y celebrar a su manera su logro. Jungeun podría perfectamente ser sacada de un cuento de hadas, pues para Jinsoul era la definición perfecta de "príncipe".

Pero su príncipe se había ido y Jinsoul se encontraba espantosamente aburrida, había avanzado lo suficiente su artículo que tenía tiempo de sobra para descansar. Así que llamó a Yerim quien para su fortuna se encontraba saliendo del trabajo y en menos de 20 minutos llegó a su casa.

- ¿Y cuál es esa sorpresa de la que tanto hablabas? - preguntó a la rubia quien la acompañaba comiendo comida china desde su sillón viendo alguna película de comedia romántica de la cual el nombre no recordaban. 

- Sorpresa - contestó con la boca llena y Yerim rio al ver a su amiga como una niña pequeña - Es una sorpresa - respondió cuando la comida finalmente atravesó su garganta. 

- Okay, okay ¿pero estás segura que le gustará? Llevas como un mes sin decirme nada y si te soy sincera, la llamada que me hiciste esa noche no me dejó muy tranquila - Jinsoul rio ante el recuerdo. 

Después de que su auto se averiara y la pequeña discusión que tuvo con su esposa, había llorado toda la noche hasta que su despertador le indicó que debía ir a trabajar, y fue en ese momento que una idea le vino a la mente. Tal vez era algo demasiado arriesgado, tal vez solo empeoraría las cosas o tal vez terminaría dañando y alejando lo que tanto trataba de unir pero ¿Qué era peor que no arriesgarse?

- Kim Lip no regresará hasta noche, mañana por la mañana le daré una pequeña visita a su trabajo - volvió a comer tranquilamente, como si estuviera contando lo mas simple que existía - Me tomaré un pequeño receso en el trabajo. 

- ¿La iras a visitar? Tú odias ir ahí desde que el idiota de su jefe te confundió con su hermana y alabara tus poderosas caderas - rio y la mas alta la golpeó levemente en el hombro, odiaba a ese viejo obeso - ¡Espera! ¿Cómo que te tomarás un receso? ¿Renunciaste? ¿O por fin te dieron ese ascenso que tanto mereces?

- Sorpresa - pero la mayor volvió a contestar llevándose los palillos chinos llenos de comida a la boca. 

Jungeun regresó más temprano de lo que la mayor imaginaba, al parecer no le había mentido y solo era una pequeña celebración entre compañeros. La castaña se encontró con su platillo chino favorito y una pequeña nota que decía "Para mi príncipe Eun, el más guapo e inteligente del universo", lo guardó pues no tenía hambre y se fue a la cama encontrándose con su esposa quien estaba dormida, babeando por el cansancio. 

Le hubiera encantado que fueran todos los días así, pero eso no parecía ser posible

- Yeojin, saldré - tomó su abrigo rápido y desapareció de la vista de su secretaria, que parecía estar teniendo una importante y muy íntima llamada por teléfono. 

Ese día se encontraba más gris que de costumbre, la lluvia no tardaba en aparecer y Jinsoul debía darse prisa si quería regresar a tiempo a su trabajo. Para su fortuna, el edificio donde empleaba la menor no estaba muy lejos y el portero le tenía un cariño especial, así que feliz la dejó pasar. El edificio parecía estar vacío, por lo que supuso que era consecuencia de la celebración de anoche, rio ante la posible imagen del jefe de su esposa ebrio invitando a los demás empleados a beber con él y a Jungeun ansiosa por huir de ahí.

Un cuerpo recostado sobre el escritorio y uno encima de él con unos cuantos botones desabrochados fue lo único que vio antes de desaparecer por la puerta. 

Damn SeasonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora