𝐞𝐢𝐠𝐡𝐭

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𝐓𝐫𝐮𝐭𝐡.

Emma llevó las manos a su cabeza con desespero, toda la gente y el ruido le estaba abrumando, recordó que la fiesta no había sido culpa suya y no quería estar ahí cuando sus padres llegaran y Will recibiera el castigo de su vida, por lo que tomó algo de dinero y salió de la casa con destino al Papel de Arroz.

La razón por la que había ido al restaurante solo la pensó cuando llegó al local y tomó asiento en una mesa, sorprendiéndose al ver que el lugar estaba lleno y sin embargo estaba mucho más tranquilo que en su propia casa.

Luego de unos minutos ojeando el menú, comenzó a pensar que ir hasta allá había sido una perdida de tiempo y contempló la idea de irse antes de que Warren o alguien más la viera.

– ¿Llegará el día en que dejes de fastidiarme, cara bonita? – Emma se sobresaltó cuando un segundo antes de que se levantara de la mesa, la voz de Warren habló detrás de ella y él entró en su campo de visión, sirviendo agua fría en un vaso para dejarlo en la mesa frente a ella. Hizo una mueca en agradecimiento y suspiró, viendo que ya era imposible irse. – ¿Vas a pedir?

– No lo sé, supongo que solo un postre de chocolate... – Warren asintió y se fue. Emma volvió a pensar en irse, pero ya que estaba ahí decidió que podía disfrutar del postre.

Warren regresó luego de un rato con el pastel de chocolate y lo dejó en la mesa para tomar asiento a lado de Emma.

– ¿Siempre que se sienten mal vienen acá? ¿O me están siguiendo? – Emma rió comenzando a comer, sí parecía que los últimos días lo habían estado siguiendo y molestando más de lo normal.

– Will hizo una fiesta en casa y vine porque este lugar suele ser tranquilo. Pero veo que estás muy ocupado – Warren dió un vistazo al lugar que estaba lleno.

– Sí, los viernes a esta hora se pone así. – Con su dedo encendió la vela como la última vez y se levantó. – Mi turno termina en una hora, espérame y te acompaño a tu casa. No te vayas a ir sola.

– Puedo cuidarme sola. – Él la miró extrañado y con una sonrisa sarcástica.

– Claro, quiero verte decirle a tu agresor que las cosas se resuelven hablando. – Emma lo miró fingiendo indignación y él sonrió volviendo a su trabajo.

No había notado la sonrisa tonta que se había formado en su rostro mientras se concentraba en comer el postre, después de todo estaba feliz de haberse quedado. Luego de un rato, Emma sintió a alguien tomando el asiento frente a ella y alzó la mirada, encontrándose a su hermano mirándola con sorpresa.

– ¿Qué haces aquí Emma? ¿Creí que estarías en casa. – Will no esperó una respuesta y sacó su teléfono del bolsillo, marcó algunos botones y lo llevó impaciente a su oído.

– No iba a quedarme en casa sabiendo que hay una fiesta. ¿Tú qué haces aquí? – No obtuvo respuesta. Emma podía ver que Will sacudía su pierna desesperado y cuando nadie le respondió volvió a marcar. – ¿A quién llamas?

– A Layla, lo arruiné. – Seguía llamando sin éxito. – Llegó a la fiesta y Gwen le dijo algo que la molestó, también terminé con Gwen. Papá y mamá llegaron y sacaron a todos de la casa.

Emma parpadeó mientras asentía lentamente, llevando un pedazo de postre a su boca.

– Eso te pasa por juntarte con la gente equivocada, te lo dije hermanito. – Will rodó los ojos y continuó intentando llamar a Layla. Al final le dejó un mensaje de voz y guardó el teléfono, llevando las manos a su cabello con estrés. – ¿Quieres pastel?

ʜᴏᴛᴛᴇʀ ᴛʜᴀɴ ғɪʀᴇ - ᴡᴀʀʀᴇɴ ᴘᴇᴀᴄᴇDonde viven las historias. Descúbrelo ahora