ʜᴏᴛᴛᴇʀ ᴛʜᴀɴ ғɪʀᴇ - ᴡᴀʀʀᴇɴ ᴘᴇᴀᴄᴇ

𝐞𝐩𝐢𝐥𝐨𝐠𝐮𝐞

– Me complace anunciar que todos han sido despacificados y que he destruido el arma para siempre. – Todos en el gimnasio aplaudieron, la música comenzó a sonar y todos corrieron a la pista a bailar.

Había sido una larga noche y Emma observaba con una sonrisa a sus amigos bailando despreocupadamente. Le parecía increíble todo lo que había cambiado desde el inicio de clases, desde su hermano desarrollando sus poderes, hasta el fin de su rivalidad con Warren, algo que pensó que jamás ocurriría.

– ¿Bailas, preciosa? – Emma escuchó la voz de Warren a su lado y se giró con el rostro sonrojado, si hace un año le hubieran dicho que él la llamaría de esa manera sin utilizar un tono amenazante, se habría reído.

– Bailo. – Aceptó la mano que el chico le extendía y él la guió al centro del gimnasio junto con todos los que bailaban.

En el momento en que se detuvieron, la canción cambió a una lenta, Emma le dió una mirada irónica a Warren, quién se encogió de hombros y rodeó la cintura de la chica mientras ella deslizaba sus manos para entrelazarlas sobre su nuca.

– ¿Alguna vez imaginaste que llegaríamos a este punto? – Warren ladeó la cabeza mientras movía a Emma con suavidad al ritmo de la música, pensando en una respuesta.

– ¿Imaginármelo? Tal vez. ¿Imaginar que sucedería? Jamás. – Emma rió, negando con la cabeza.

– No seas mentiroso, yo no te podía interesar menos. – Está vez fue Warren quién rió.

– Eso es en parte cierto... – La chica levantó una ceja, esperando que explicara su punto. – Antes estaba enojado y me desquitaba contigo, pero ¿La forma en la que no tenías miedo de pararte y enfrentarme? Odiaba la idea de encontrarte atractiva cuando se suponía que debía odiarte.

El rostro de Emma ardió ante las palabras del castaño y lo miró incrédula.

– ¿De verdad piensas eso? – Warren asintió, seguro de sus palabras.

– Jamás hablé tan en serio. ¿Recuerdas cuando defendiste a Will en la cafetería y me tomaste de la chaqueta para amenazarme? – Emma asintió y el chico comenzó a reír nerviosamente con la mirada fija en el suelo, no podía creer que estaba admitiendo aquello en voz alta. – Creo que en ese momento no pude negar que sentía algo por ti... Dios ¿Por qué estoy diciendo esto?

Emma sonrió sin despegar la mirada de Warren, que había bajado la cabeza avergonzado. Luego de tanto tiempo, él se sentía exactamente igual que ella, atraído por alguien a quien se suponía que debía odiar.

– ¿Qué me dices de Layla? ¿Por qué aceptaste venir con ella al baile? – Warren bufó, recordando el plan de la pelirroja. – No solo eso, la dejaste actuar como si fueran novios cuando Will estaba cerca.

– No me hables de eso, fue algo estúpido. Yo solo acepté ir al baile, nada más, el resto fue todo idea de Layla, estaba desesperada. – Emma asintió, aún no convencida por la respuesta que le dió. Warren frunció el ceño notando algo en su mirada. – ¿Por qué? ¿Estabas celosa?

– ¡Sí! – El chico abrió los ojos sin haberse esperado aquella respuesta. – Me gustaste desde hace mucho tiempo y aquella vez en el restaurante con las chicas fue la primera vez que te ví tan agradable. Nancy me convenció para invitarte al baile y lo hubiese hecho de no ser porque Layla se adelantó.