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El combate terminó en la madrugada.
Todas estábamos exhaustas, pero al mismo tiempo nos sentimos más cómodas con nosotras. Tiffany al final no es tan mala como se cree, Irene es la mejor con hechizos de protección, en mi caso junto con Soojin somos mejores en ataques directos e intensos y Jessica es la más veloz de todas, sin mencionar su conocimiento en hechizos que ni siquiera imaginé.

Confiaba mi vida en ellas definitivamente.

A la mañana siguiente durante el desayuno recibimos una carta. Jessica la recibió y leyó.

—Al parecer era tan urgente tener nuevas auroras porque hay un grupo bastante grande de mortifagos sueltos - dice mientras se sienta en la mesa y lanza la carta al centro

—¿De qué hablas?, se supone que sólo quedaban algunos sueltos - dijo Soojin tomando la carta

—Yo he escuchado de ataques. Grupos grandes atacando civiles. Cómo hace años cuando ese loco aún estaba vivo - mencionó Irene

—Pero son sólo rumores, no? - pregunté

—No, son reales, pero el ministerio lo quiere mantener en secreto. No quiere causar pánico, pero están volviendo - dijo Tiffany mientras untaba jalea en un pan

—Eso no puede ser - mencioné

—Ella tiene razón, Jennie. Al parecer nuestra primera misión es seguirles la pista - dice Soojin al terminar la carta.

Tomé la carta y la leí con rapidez.
Al parecer los rumores eran ciertos, había un grupo muy grande al que seguir. Y debíamos ir a la mansión Malfoy.

Terminamos la comida, nos pusimos ropa adecuada y nos juntamos todas al rededor de Tiffany de nuevo para ir a la dichosa mansión.

El lugar era horrible. Se suponía abandonado, sin embargo Jessica usó hechizos de rastreo, mostrando la presencia de 5 personas en los últimos días, así que por lo menos sería una batalla pareja.

Registramos el lugar entero y sólo encontramos restos de lo que pareció ser una posion.

Acordamos turnarnos para volver aquí varias veces al día hasta dar con ellos.

—¿Y bien, quién quiere comenzar la guardia? - preguntó Jessica

Iba a proponerme cuando un ruido nos hizo estar alertas

—Esa fue la reja, apenas llegaron. Busquen un escondite - dice Soojin

—No hay tiempo para eso. Rápido todas detrás de mí- ordenó Irene

Todas corrimos. Y ella comenzó a elaborar una barrera.

—Que nadie haga ningún ruido. Ellos no podrán vernos - susurró Irene una vez terminada la barrera

Todas estábamos intentando calmarnos y sólo observar. Estábamos en una esquina del comedor siendo invisibles para ellos.

Los ruidos eran cada vez más cercanos. Mi corazón latía fuerte. Mire a las chicas y todas estaban en guardia y listas para actuar de ser necesario.

Finalmente entró alguien. A juzgar por la altura era un hombre. Llevaba una túnica negra y la clásica marcara de mortifago.
Jamás había visto uno.
Era una experiencia extraña, pero excitante.

Comenzó a pasear lentamente por la habitación. Tal vez buscando algo o registrando la habitación.

Escuchamos un grito que nos hizo saltar un poco

—Nada por aquí - contestó el mortifago

En seguida vimos a todo el grupo entrar por la habitación. Las mismas túnicas y las mismas máscaras. Jessica no tenía razón, eran 4 en total. Era demasiado arriesgado atacar ahora, así que esperaríamos.

—Tomen asiento. Terminemos esta mierda de una vez - dijo uno de ellos.

Una vez todos sentados hubo unos segundos de silencio. Cuando todos tomaron sus varitas e hicieron desaparecer sus máscaras, convirtiéndolas en polvo.

Todas dimos un salto al percatarnos de que eran mujeres.
Eran cuatro mortifagas, todas tan imponentes como enormes y elegantes. Vestían atuendos y peinados distintos, todo negro por supuesto. Todas eran hermosas.

Al centro de la mesa estaba la que parecía ser la más seria, la misma que registró nuestra habitación.Una mujer pálida con labios rojos y  cabello negro largo y ondulado que caía por cada lado de su cara hasta sus hombros. En cuanto la máscara se fue, metió una mano en su túnica y sacó un sombrero negro y bastante ancho que adornó su cabeza tan elegantemente.

A su derecha estaba una chica casi igual de pálida con su cabello amarrado en una coleta sin apretar, tenía cabellos rebeldes cayendo por su rostro. Tenía varias cortadas al rededor de la cara, y lucía algo cansada.

A su izquierda estaba una chica de piernas cruzadas bastante elegante. Era la única que portaba un vestido, las demás llevaban trajes negros bastante elegantes. Tenía el pelo más largo de todas, negro y con bastantes ondulaciones, casi chino. Estaba encendiendo un cigarrillo.
A su lado estaba la última y la más despreocupada al parecer, se preparaba un whiskey mientras las demás callaban. Era una chica igual de alta, delgada y con cabellera rubia.

—Deja eso ya Taeyeon - ordenó la del centro. Al parecer ese era el nombre de la mortifaga rubia que seguía sirviéndose tragos.

—Comienza ya, Seulgi. Antes de que Taeyeon esté demasiado ebria. - dijo con algo de risa la chica de las cortadas y cansancio en la cara

—No me embriagaré, Yuri, estoy a la perfección- dijo la rubia mientras tomaba asiento de nuevo

—Para qué nos trajiste tan pronto, Seulgi. Yuri a penas se mantiene en pie, ayer hubo luna llena - mencionó la chica mencionó la mortifaga de vestido elegante.

—Están aquí porque no pueden hacer nada bien. Estamos llamando mucho la atención. El ministerio nos pisa los talones- dijo golpeando la mesa

—Hemos asesinado a cada auror que se aparece por aquí, no veo por qué parar ahora - mencionó sin pena la mortifaga de nuevo

—Ese no es el punto, Shuhua. - dijo la tal Seulgi levantándose de su silla con lentitud, mientras comienza a caminar al rededor de la gran mesa. Caminaba a un metro de nosotras.
Sé que no podía vernos, pero puedo asegurar que miró a Irene directo a los ojos durante unos segundos. Me percaté de que Irene tenía piel de gallina, ella estaba poniéndose nerviosa, no la había visto así antes.

—Me temo- prosiguió la mortifaga apartando la mirada de nosotras - Qué el ministerio por fin ha contratado a aurores que valen la pena. ¿No es así señoritas?

Ni siquiera pude reaccionar a tiempo cuando la mortifaga Seulgi lanzó un hechizo directo a Irene, haciendo que el protego se rompiera, exponiéndonos.

Las mortifagas estaban acechándonos en cuestión de segundos.
Y ahora qué.

El Bien Y El MalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora