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Irene, impaciente por la lentitud del personal del ministerio, golpeaba su pie contra el suelo rítmicamente.

—Señorita, podría repetirme acerca de quien busca información? - decía la mujer sentada en el escritorio frente a Irene

—Seulgi Lestrange, ex estudiante de Durmstrang - decía por tercera vez la aurora

—Muy bien, pasillo 123 lado izquierdo

Irene caminó por los interminables pasillos deseando que la búsqueda de sus compañeras fuera más fructífera que la suya.
Las tres decidieron separarse.
Irene investigaría a la chica Durmstrang, Jennie a la rubia de Beuxbatons y debido a su insistencia Jessica buscaría información de Yuri.

Irene decidió comenzar su búsqueda en la cámara de las profecías. Tal vez la profecía de la mortifaga no fue una de las destruidas en la antigua batalla.

Y por suerte así fue. Cuando por fin llegó a aquel pasillo sintió algo, sentía nervios de ver la vida de aquella mujer, pero bueno, era su trabajo.

Tomó la profecía, de concentró y comenzó a ver ligeras figuras moviéndose.

Se veía a una niña, estaba sudando y lanzándose hechizos con un hombre. Los hechizos de ese hombre la lastimaban en cada ocasión que ella no era capaz de esquivarlos.
Irene estaba convencida de que eso era maltrato. La vida va avanzando. La niña, que la aurora supone es Seulgi en su infancia, ya no se ve tan candada. Puede darle batalla a aquel hombre, y a otros dos que lo respaldan. Es así hasta encontrarse con una Seulgi adolescente. Cabizbaja en lo que se ve como una oficina. El hombre que anteriormente la combatía está sentado junto a ella y dialogando con energía. Al otro lado del escritorio reconoce al que alguna vez fue director de Durmstrang, el ahora mortifago arrestado, Viktor Krampus.

Irene realmente desea saber qué es lo qué pasa, y así fue, se concentró y comenzó a escuchar voces bajas.

—Ella es mejor que todos tus chicos. Mucho mejor. Y cómo el mejor estudiante que has tenido, y cómo tu amigo, te pido que aceptes a mi hija aquí.

—Los otros estudiantes varones la harán trizas y lo sabes

—No, eso no pasará. Ella será capaz de aguantar. Te doy mi palabra - dice el hombre junto a Seulgi ofreciendo su mano

—Está bien. Las clases comienzan en el verano. Que se presente tal cual lo haría un varón. - Y ahora dirigiéndose a la chica llena de temor en la mirada - Espero, realmente espero, no tener problemas contigo

Seulgi solo se quedó callada ante ello.

Lo que Irene pensó era un desenlace feliz, no lo fue para nada.
Al parecer el padre de Seulgi la entrenó aún más antes de iniciar aquel verano.
Le endureció el temperamento a base de maleficios imperdonables y dueles aún más intensos que antes.
¿Donde estaba su madre?

Irene supuso que no había una madre ahí.

Antes de tomar el barco rumbo a la academia.
Seulgi y su padre sólo se miraron muy profundamente. A parecer había cariño ahí, muy retorcido y extraño, pero al final era cariño. Su padre puso su enorme palma en el hombro de aquella mujer e hizo una mueca algo parecida a una sonrisa.

Irene comprendió aquella despedida, ya que era bien sabido que las clases en ese instituto eran especializadas en las artes oscuras. No muchos alumnos volvían a casa y por supuesto no había un periodo para regresar entre clases. Así que esos hombre - y Seulgi - pasarían 6 años sin ver a sus familias.

El pasar de los años ahí para Seulgi fueron extraños...
Ella no hablaba con nadie, nunca. Siempre estaba sola, entrenando y leyendo cualquier cosa, no había amigos y no había cartas.

Su entrenamiento era intenso. Le pagaba a algunos hombres para que la atacaran mientras ella se defendía y los vencía en los duelos, como lo hacía con su padre.  Le dio un poco de miedo descubrir que Seulgi era lo suficientemente poderosa para conjurar sin hablar y sin usar la varita, y desde muy joven. Entonces... claro que pudo haberla matado, claro que es más poderosa que ella, entonces porque su combate se sintió tan a la par...

Se vio el cambio a otro momento.
Al momento que Jessica les había mencionado antes, el caos del torneo.
Pero ella vio algo distinto, vio un poco de aquello que Jessica no pudo.

Notó a una muy preocupada Seulgi, jamás había visto hasta ahora su rostro tan expresivo. Todas estaban reunidas ahí. Pudo reconocer, en el medio de lo que parecía un lugar oscuro lleno de arbustos, a Shuhua, Taeyeon y a alguien más, era una chica muy alta, muy bien vestida, sólo la pudo ver un momento, tenía un cabello lacio, largo y blanco. Ese tono solo le podía pertenecer a una familia de sangre pura.
Estaba el cuerpo de aquel mestizo en el piso, muerto. Shuhua le apuntaba con la varita, acababa de matarlo, mientras todas la veía expectantes.

En otro momento, las chicas parecieron olvidar aquello y poner su atención en aquella mujer misteriosa, que intentaba curar las heridas de alguien más, su cuerpo no la dejaba ver quien era. Hasta que la misma Seulgi se acercó a ver cómo iba todo.

Era Yuri, estaba casi muerta, tenía heridas en todo el torso, carne expuesta, como si la hubiera atacado un monstruo. Eso no se hace con una varita.
Aquella mujer de pelo largo intentaba curar todo lo que podían, estaba parando la hemorragia.

Todas estaban preocupadas por Yuri.

No había información en Hogwarts acerca de esto. Definitivamente intentaban esconderlo.

Aquel recuerdo acabó.

Vio la vida de adulta de Seulgi.

Experta en artes oscuras, siendo influenciada por las circunstancias del torneo, llevada a la oscuridad en busca de más poder.

Veía aquella silueta, aquella mujer de cabello blanco de nuevo. Podía sentir su poder y su influencia en la vida de Seulgi. Pero quién mierda es.

Lo que pasaría a continuación no lo habría esperado nadie, o tal vez sí.

Se vio a ella misma, con Seulgi.
Sentadas en una mesa larga, en un lugar muy oscuro. Parecía un ambiente hostil, que se calmaba en el momento en que sus ojos miraban a la mortifaga.
Podía sentir el deseo que le tenía, el tacto de sus manos ásperas en su pierna, bajo la mesa. Su excitacion creciendo, y el amor, sobre todo el amor.

—Ay no - exclamó una confundida Irene.

El Bien Y El MalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora