Capitulo 7

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Regalos

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— Yuzu te preparó la comida— entró al santuario—, pero me pidió que te la trajera— Rukia salió del agua de inmediato, feliz de recibir de nuevo comida—. Y yo te he traído un regalo, bueno, regalos.

— ¿Regalos?— preguntó Rukia ilusionada, nadando hasta la orilla—. ¿Me has comprado esa cosa para mis pechos?

— Sí— Ichigo se rascó la nuca mientras se sentaba en la orilla, malabareando para no dejar caer la comida—, espero que te guste, no soy muy bueno eligiendo colores.

— Me gustará porque es algo que traes para mí— le aseguró mientras se robaba un poco de cangrejo.

— Oye, tranquila— apartó la bandeja, a lo que Rukia respondió mostrándole la lengua, eso debió aprenderlo de la menor de sus hermanas.

— Tengo hambre— se excusó.

— Esta bien, come primero— le dio la bandeja y Rukia devoró todo como si llevara semanas sin llevarse bocado a la boca.

— Ahora mis regalos— ella se veía tan ilusionada que ni siquiera quiso decirle que estaba actuando como una niña pequeña.

De la bolsa de departamento Rukia fue sacando uno a uno diferentes tipos de tops, uno rosa, uno amarillo y uno violeta.

— ¿Te gustan?— preguntó inseguro.

— Son muy bonitos, este se parece a mis ojos— señaló al violeta—, y este me recuerda al coral— se refería al rosa—, y este es como algunos peces— señaló divertida.

— Si te gusta algún otro color, puedes decirme.

— Gracias— inclinó un poco su cabeza, como si quisiera hacer una reverencia, ella sí que aprendía rápido—, ¿así se dice?

— Sí, así se dice.

— Gracias, Ichigo. Me encantó tu regalo— le tomó de la mano—. Nada conmigo.

Le fue imposible decir que no a su solicitud.

Ya en el agua, le fue igualmente inevitable tratar de mantenerla tan cerca como le fuera posible.

— ¿Tenían este pequeño mar por tu madre?— Ichigo suponía que se refería a la piscina.

— Sí, sólo que yo no lo supe hasta que te traje— era tonto decirlo en voz alta, pero no temía a pasar el ridículo con ella.

— ¿Qué pasó con tu madre?— Rukia apoya su cabeza en su hombro, pero está atenta a su expresión. Le toma de la mano cuando percibe el dolor en su mirada.

— Ella...

— Lo siento mucho— oculta su rostro con su piel bronceada—. No era mi intención herirte— besa su cuello, haciendo que todo el cuerpo de Ichigo arda con algo tan sencillo.

— Está bien— Rukia es una total extraña, pero Ichigo quiere contarle todo.

— Ella murió hace un par de años. Fue un accidente— no tenía caso entrar en muchos detalles, Rukia de todos modos no entendería del todo—. Fue demasiado rápido.

— ¿Sufrió?— Rukia se veía preocupada por esa mujer que jamás conocería.

— No realmente— sonrió triste, eso había sido su único consuelo en los peores días.

— ¿Y tú?— Ichigo no se atrevió a verla a los ojos.

— Yo... estoy bien— no tenía idea de si era verdad o mentira. Por los ojos tristes de Rukia, supo que no creyó sus palabras.

Sirena [FINALIZADO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora