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Casa
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Ichigo recorrió absolutamente toda la casa, sin omitir el más pequeño rincón, incluso aquellos que era imposible en los que Rukia estuviera.
No encontró nada, era como si ella nunca hubiera entrado a esa casa.
Cuando terminó de buscar a los alrededores de su residencia se subió a la camioneta y manejó rumbo a la playa. Los nervios se lo comían vivo, pero tenía que llegar allí, donde todo comenzó.
Al llegar aparcó la camioneta y bajó corriendo, se tuvo que recordar que debía de cerrar la puerta antes de hacer cualquier otra cosa. Apretó los puños, conteniendo las ganas de correr por toda la orilla de la playa en búsqueda de cualquier tipo de rastro que Rukia hubiera podido dejar atrás, por pequeño que fuera.
No encontró nada.
Era difícil aceptarlo, pero esa era la realidad que le tocó vivir.
Rukia se fue, y probablemente nunca iba a volver.
Así como llegó a su vida, de manera arbitraria, simplemente una mañana que se sentía más fría de lo que en realidad era, Rukia desapareció.
Aunque su familia había hecho más que desesperados intentos por localizarla, desde la discreción (pues, ¿cómo iban a explicar a las autoridades que ella no tenía identificaciones ni un pasado?), todo fue en vano.
Ichigo a veces juraría que todo había sido un delirio colectivo, en el que los traumas nunca hablados de su madre regresaron en la forma de una hermosa sirena pelinegra que se convirtió en hija, hermana y amante.
Pero el vacío en su interior era imposible que fuera simplemente un producto de su imaginación. Rukia era real, tenía que ser real.
La vida se volvió una pequeña monotonía, por no decir que ahora no salía para nada de casa que no fuera a otra cosa que para buscarla. Trabajar en casa tan sólo agravó su autoimpuesto aislamiento. Aunque su familia hacía de todo por animarle, la verdad es que no tenía ganas de nada. Era funcional, hacía todo lo que tenía que hacer, pero solamente lo veían cada vez más y más triste.
Era como verlo apagarse despacio, tanto que era casi imperceptible, sin que pudieran hacer nada por él.
Ichigo pasaba su tiempo libre preguntandose porqué se fue. Todo había sido tan bello que no podía definirlo de otro modo más que perfecto, con Rukia a su lado comiendo golosinas o experimentando en la cocina con Yuzu, Karin se había tomado el tiempo de empezar a enseñarle a leer y escribir y su padre le había comprado crayolas, acuarelas y lienzos para que siguiera practicando, aunque seguían siendo horrendos sus dibujos.
En la sala de estar seguía estando colgado, junto a la fotografía de su madre, el dibujo que hizo Rukia de la familia.
Ahora que lo pensaba detenidamente, la había notado algo distante, quizá nerviosa, pero no como para sospechar que algo andaba mal. ¿Será que en realidad siempre estuvo enferma y no lo notó?
¿Por qué no dijo nada? ¿Por qué no notó nada? ¿Había algo que pudo hacer para cambiar esta situación?
Sólo podía esperar, ¿qué más?
Yuzu y Karin le convencieron de salir de casa. Y, como tenía que encontrar el modo de castigarse a sí mismo, fue a la playa, a exactamente el mismo lugar donde tuvo su primer encuentro con Rukia esa noche que había estado tan borracho como para pensar que estaba alucinando.
Por eso de nuevo estaba junto a una buena botella de ron, ni siquiera estaba bebiendo, pero le traía algo de nostalgia. Se quedó allí, esperando que llegara la noche, o más bien que ella apareciera mágicamente.
Se tiró en la arena, esperando que su miseria desapareciera mágicamente, tal y como su lazo con Rukia se formó. Era amor, Ichigo no tenía dudas de eso, del que duele y, a veces, hasta mata.
— Ichigo— esa es su voz, su cerebro de inmediato la procesa y la reconoce como la mujer que lo ha hechizado. Se levantó del suelo y giró tan rápido que casi pierde el equilibrio, pero cuando la ve es como si volviera a tener por fin los pies en la tierra.
Se ve tan hermosa como la noche en que la encontró en esta playa, con su cabello negro enmarcando sus mejillas pálidas y sus grandes ojos brillando como el firmamento encima de ellos.
Ichigo respira, y sabe que todo este silencioso sufrimiento ha valido la pena.
— Rukia...— apenas y puede hablar, hay tantas cosas que decir, tantas promesas por hacer. Ni siquiera pasa por su cabeza un reclamo porque está demasiado preocupado planeando en como la llevará de nuevo a casa.
— Te he elegido a ti, Ichigo— las lágrimas les embargan a ambos, sintiéndose aliviados de encontrarse una vez más—. ¿Me elegirás aún cuando te he dejado?
No se contiene y camina, no, corre hacia ella, quiere abrazarla tan fuerte que le sea imposible apartarse de él. Es entonces que nota el pequeño bulto que lleva en sus brazos, el cómo se remueve con suavidad. Ella se acerca, descubre lo que lleva e Ichigo puede ver una preciosa cabellera naranja con mejillas sonrojadas y pequeñas y delgadas pestañas.
Es hermoso.
Acaricia los cabellos de este pequeño, y después ve a Rukia, no necesita preguntar si es suyo, porque él lo sabe.
— Siempre, Rukia— le besa en los labios, y se siente como emerger del agua después de casi morir ahogado.
Rukia se arrodilló en el suelo, llorando, él hace lo mismo, ella se ve triste, pero decidida. Le ve directo a los ojos mientras peina sus cabellos que bailan con la brisa del mar.
— Lo siento, es que no lo pude evitar— murmulló—, es nuestro instinto: volver al mar para tener nuestras crías.
— No tienes que pedir perdón— no hay nada que perdonar, ella ha vuelto, y era todo lo que necesitaba—. ¿Puedo cargarlo?
— Es una niña— le aclara, y se la entrega. Ichigo sabe que Rukia no tenía que volver, pero lo hizo porque lo deseaba, y eso es una especie de bálsamo para el alma.
— ¿Recuerdas cuando hablamos de amar?— pregunta con la voz quebrada al ver al padre de su hija acunarla con amor.
— Sí— aquel recuerdo se había vuelto agridulce.
— Cuando estuve lejos me di cuenta de que te amo.
— Yo siempre te he amado Rukia— besó las lágrimas saladas—, siempre lo haré.
— Y yo a ti, Ichigo— él se pone de pie después de darle un beso largo y tierno. Le ofrece su mano.
Rukia de inmediato la toma.
— Vamos a casa— aprieta su mano, y sabe que todo va a estar bien.
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FIN
N.A: bleach tenia que terminar ichiruki y sin esas mamadas del arco de los quincy, no se de donde sacaron toda esa mamada con orihime.

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Sirena [FINALIZADO]
FanfictionPor: DreamedSilverWings Un día despues de tomar un poco ichigo descubrirá que las historias que su padre le contaba cuando el era pequeño no eran del todo falsas.