La habitación se sentía vacía.
Era de esperarse, después de todo, era su primera noche solo después de años. Ni siquiera tenía algún recuerdo sin la compañía de Tsukasa en el cual basarse. Siempre estaba a su lado abrazando su torso o mordiendo su mejilla dormido. Así había sido toda la vida, hasta hoy. Hasta que los pensamientos hacia su hermano parecieron retorcerse. Renegó de sus hormonas y su casta mientras se envolvía en las mantas bruscamente, jamás podría conciliar el sueño así.
A los quince minutos ya estaba profundamente dormido.
Un sentimiento de paz invadía su cuerpo mientras disfrutaba de una sensación que él describiría como estar en el espacio. Flotaba, girando alrededor de las estrellas, usando como guía la hermosa luna. El traje espacial que llevaba puesto era muy similar al de una película que vió hace poco, le quedaba genial. El único problema es que el cinturón apretaba un poco, le hacía cosquillas. Y también ¿se movía?. Comenzó a sentir una picazón extraña. Las estrellas eran cegadoras de a ratos, como una linterna que se encendía y apagaba directamente sobre sus ojos. Despertó algo incómodo por tantas variaciones y, cuando intentó volver a arrullarese, cayó en cuenta de que había algo entre las sábanas. Las apartó con rapidez encontrándose con dos ojos ámbar brillando en la oscuridad de la noche. Su respuesta inmediata fue pegar un fuerte grito y empujarse con sus piernas hasta quedar contra el respaldo de la cama aterrorizado.
ㅡ ¿Pero qué...?
ㅡ ¡Amane, despertaste! ㅡ Tsukasa le sonrió como de costumbre.
ㅡ ¿T-Tsukasa? ㅡ Prenguntó con el corazón latiendo a mil por hora.
ㅡ ¡El verdadero!
ㅡ ¿Qué estabas haciendo? ㅡ Sentía un pinchazo en el pecho a causa del susto.
ㅡ No podía dormir solo. Tomé mi peluche y vine hacia aquí. ㅡ El omega se removió un poco, intentando acercarlo.
ㅡ Ajá... ㅡ Sus músculos se fueron relajando en cuestión de segundos, volviéndose a acomodar en la cama junto a su gemelo.
ㅡ Me acosté y tu hacías sonidos como si estuvieras en una nave espacial o algo parecido. No me dejabas dormir, así que decidí ponerme a contar tus pequitas. ㅡ Exclamó orgulloso.
ㅡ ¿Mis qué? ㅡ Estaba ciertamente confundido, aunque eso no le impidió refugiarlos a ambos bajo las sábanas.
ㅡ ¡Pecas! Tienes algunas en tu estómago. ㅡ Comentó guiando su mano allí. Amane abrió los ojos de sobremanera y lo frenó.
ㅡ A-Ah, que curioso, no lo sabía.
ㅡ ¡Dejame mostrarte entonces! ㅡ Volvió a intentar subir su pijama, Amane insistió.
ㅡ No, no es necesario... es muy tarde, casi no se ve nada. ㅡ Lanzó una pequeña risa nerviosa al terminar de hablar, el contrario formó un puchero.
ㅡ Está bien... ㅡ Hubo un pequeño lapso de silencio entre ambos.
ㅡ Oye, Tsukasa, ¿no deberías estar en tu nueva habitación?
ㅡ Uhm, no, quiero dormir con Amane~ ㅡ Canturreó.
ㅡ Pero...
ㅡ Dije que no.
Tsukasa no emitió sonido alguno, simplemente se subió sobre él y se acomodó en su pecho. Oía atentamente corazón de Amane palpitar mientras en su otra mano sostenía su peluche favorito; un osito viejo con tonos lilas y un gran moño rojo.
El alfa no podía pensar en nada concreto, sus ideas estaban revueltas e iban de un lado al otro. Recordó lo había ocurrido esa tarde, la advertencia de Hiroki y como es que ella estaba preocupada de que las cosas se salieran de control. Iba a apartarlo para insistir en la idea de que vaya a su habitación pero otro tipo de imágenes abarcaron su mente. Algunas de las cuales lo hizo ruborizarse.
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Omega
FanfictionSer un alfa y un omega jamás representó un problema para los gemelos Yugi. Pero la adolescencia trae consigo eventos inesperados.