ϟ-Capítulo 2-♡

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ϟ-Las cartas-♡

ϟ-Las cartas-♡

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Narra Harleigh

Después del 'incidente' en el zoológico, Harry y yo nos ganamos el castigo de nuestras vidas. Fue tan largo que cuando por fin nos dejaron salir de la alacena, ya habían empezado las vacaciones de verano. Y empezó como todos los otros veranos, Dudley y su banda venían todos los días a la casa. Siempre intentaban atrapar a Harry para pegarle, de hecho, es por eso que los lentes de Harry están rotos, y están remendados con un pedazo de teipe para que no terminen de partirse en dos.

Este verano no fue diferente a los demás, Dudley y su banda de ratas aun seguían queriendo pegarle a Harry cada vez que tuvieran la oportunidad. Por eso Harry y yo siempre salíamos de la casa e intentábamos pasar la mayor parte del tiempo fuera de casa. A veces íbamos a un parque que estaba cerca de la casa, o simplemente caminábamos sin rumbo. Aunque a veces Harry y yo íbamos a la casa de la señora Figgs sin que los Dursley se enteraran, porque a mi me encantaban los animales, así que ayudaba a la señora Figgs a cuidar a sus gatos porque ella se había fracturado una pierna. A diferencia de Harry, yo amaba a los gatos de la señora Figgs, eran adorables y esponjosos, a Harry no le gustaba mucho estar allí, siempre se quejaba de que la casa de la señora Figgs olía a repollo, pero igual iba porque no quería quedarse solo.

—¿Qué haremos hoy, hermanito?—le pregunté a Harry con una voz angelical, como si fuera el alma más inocente del mundo.

—No lo se, hermanita, pero con tal de que nos vayamos después de desayunar todo estará bien.

—Falta una semana para nuestro cumpleaños, ¿recuerdas?

—Lo dices como si se me fuera a olvidar.

—Eres capaz, Harry.

Nos fuimos a desayunar ya que tía Petunia había empezado a gritarnos, así que tuvimos que ir a la cocina a desayunar.

Apenas entramos, Harry fue a sentarse en la mesa y yo agarré un vaso de jugo de naranja para luego ir a sentarme junto a Harry.

Después de unos minutos, todos oímos el ruido en el buzón y las cartas que caían sobre el tapete.

—Trae la correspondencia, Dudley—dijo tío Vernon sin apartar la mirada de su periodico.

—Que vaya Harry.

—Trae las cartas, Harry.

—Que lo haga Dudley—dije antes de tomar un poco más de jugo.

—Ya las traigo—dijo Harry levantándose de su silla.

Me quedé esperando a que volviera, pero noté que Harry estaba tardando más de lo normal, y al parecer tío Vernon también lo notó.

—¡Date prisa, chico!—exclamó tío Vernon desde la cocina—. ¿Qué estás haciendo, comprobando si hay cartas-bomba?—y se ríe de su propio chiste.

La Noble Familia Potter: Parte 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora