❦-Capítulo 3-☼

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-La Madriguera-☼

❦-La Madriguera-☼

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Narra Harleigh

—¡Ron! —exclamé, encaramándome a la ventana, que ya estaba abierta, y así poder hablar con él a través de la reja. Todo el ruido había despertado a Harry, que ya se había parado al lado mío. Aún tenía un aspecto cansado.

—¿Ron? —dijo Harry frotándose los ojos antes de ponerse los lentes—. ¿Cómo has logrado...? ¿Qué...?

Yo ya lo había notado, pero Harry se quedó boquiabierto. Ron sacaba la cabeza por la ventanilla trasera de un viejo auto de color azul turquesa que estaba detenido en el aire. Y en los asientos de adelante, estaban mis dos Weasleys favoritos:

—¡Fred, George! —dije apenas los vi. Ellos me saludaron con una sonrisa.

—¡Ey, mira lo que tengo! —dijo George levantando una bola de pelos blancos con ojos color avellana. Era Bianca.

—¿Dónde la encontraste? —le pregunté.

—Te diremos luego —dijo Fred—. ¿Están bien?

—¿Qué ha pasado? —siguió Ron con otra pregunta—. ¿Por qué no han contestado mis cartas? Les he pedido unas doce veces que vinieran a mi casa a pasar unos días, y luego mi padre vino un día diciendo que les habían enviado una amonestación oficial por usar magia delante de los muggles.

—No fuimos nosotros —dijo Harry.

—¿Cómo se enteró? —le pregunté a Ron.

—Trabaja en el Ministerio —contestó Ron—. Saben que no podemos hacer ningún conjuro fuera del colegio.

—¡Mira quién lo dice! —repuso Harry, observando el carro volador.

—¡Esto no cuenta! —explicó Ron—. Solo lo hemos pedido prestado. Es de mi padre, nosotros no lo hemos encantado. Pero hacer magia delante de esos muggles con los que vives...

—No fuimos nosotros, ya te lo dijo Harry.

—Pero es una historia muy larga para explicarla ahora —dijo Harry—. Mira, puedes decir en Hogwarts que los Dursley nos tienen encerrados y que no podremos volver al colegio, y obviamente no podemos usar la magia para escapar de aquí, porque el ministerio pensaría que es la segunda vez que utilizamos magia en tres días, de forma que...

—Deja de decir tonterías —dijo Ron—. Hemos venido para llevarlos a casa con nosotros.

—Pero ustedes tampoco pueden utilizar la magia para sacarnos... —dije un poco confundida.

—No la necesitamos —repuso Ron, señalando con la cabeza hacia los asientos delanteros y sonriendo—. Recuerda a quién he traído conmigo.

—Aten esto a la reja —dijo Fred, arrojándole un cabo de cuerda.

La Noble Familia Potter: Parte 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora