Dame tu vida [ TaeKook ] +18

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[⚠ El capítulo contiene violencia explícita, se recomienda discreción.]

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Taehyung pensativo bajaba las escaleras, silbando su canción mientras se debatía internamente. Analizaba sus reducidas alternativas: asesinar o ser asesinado.

Tamborileaba sus dedos sobre el pasamanos. Hace mucho tiempo que no tenía tales dilemas sobre la vida y la muerte.

Muchos dicen que cuando le llega la hora a alguien, ya no hay nada que hacer. Pero él desafiaba a la muerte, sin dejarla reclamar a esos desafortunados accidentados o enfermos para irse con ella.

En cada cirugía, la muerte y él se batían en duelo ¿el premio? la vida. Taehyung se esmeraba para darles más tiempo de existencia a las personas sobre la mesa de metal. Lo que hicieran con su tiempo ya no era asunto suyo.

¿Y qué si tenía que esperar a que alguien más muriera para poder usar sus órganos en sus pacientes? De todas formas ya no los iban a necesitar ¿Para que dejar que se pudran si todavía podían ser perfectamente funcionales? Le podían ser de utilidad a alguien más.

Muerte viva con el latido de un nuevo corazón.

Gracias ciencia. Fuera dilemas. Si podía salvar a alguien: lo hacía. Nunca había pensado lo contrario. Aunque solo una vez se había arrepentido.

Este caso era algo diferente: su propia vida estaba en peligro.

Ahora, iba a usar sus conocimientos para arrebatarle la vida a alguien a propósito. No estaba cómodo con ese simple hecho ¿Y qué si ese alguien ya no valía la pena en este mundo? ¿Taehyung tenía derecho de ser partícipe en su juicio? Oh no, otro dilema.

Todavía necesitaba pensarlo más. Aunque la respuesta parecía fácil, para él no era tan simple.

Todo se estaba saliendo de sus manos, parecía que su mundo perdía sentido cada vez.

Hasta ahora había presenciado cosas que nunca creyó presenciar; las supuestas promesas nunca fueron cumplidas; su futuro como lo había imaginado ya no existía; él mismo había hecho cosas que nunca hubiera imaginado. Con todo eso, los pilares de valores que cimentaron su vida se desmoronaban.

Todo en su vida perdió el sentido desde que Jung Hoseok puso su mundo de cabeza con su egoísmo. Todavía no lo podía comprender. Las preguntas "¿Por qué?" y "¿Cómo no me dí cuenta?" rondaban siempre en su cabeza.

Soltó sus pensamientos en un bufido de hartazgo.

Abrió con su llave y volvió a asegurar la puerta detrás de él. El pequeño y húmedo lugar se encontraba en completo silencio.

Su rehén parecía profundamente dormido hecho bolita sobre la cama, cubierto hasta la cabeza con la única manta. Sin atisbo de notar su presencia. Eso era extraño.

Por el momento, decidió pasar por alto el hecho de ser ignorado.

Caminó hasta la repisa donde quedaban las botellas vacías de agua y confirmó mentalmente que todo el "alimento" se había terminado.

―¿Tienes hambre? Te traje comida.

Comenzó a acomodar las nuevas botellas que traía en una bolsa plástica y sacó un par de sándwiches, entre otras cosas que compró. Y miró de reojo a su rehén el cual permanecía en un profundo silencio, sin moverse.

―¿Estás despierto, no?

Jungkook no contestó, saltó de la cama con el pedazo de espejo en mano, y en un rápido movimiento cortó el cuello de su captor justo en la carótida y la sangre brotó disparada manchando las botellas de agua que caían estruendosas al suelo, junto con el desvanecido cuerpo.