SEIS

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EL ALETEO DE UNA MARIPOSA

— ... Y después de eso JongDae me ... — no escuchaba. Su amigo MinSeok parloteaba de sus problemas maritales con aquel Alfa ridículo. Así que le interesaba poco. En lo único que estaba enfocado era en soportar las constantes miradas curiosas de todos los aldeanos. Era muy molesto ser visto como un bicho raro todo el maldito tiempo. — ¿Estas escuchándome? —

— ¿Por qué todos me miran de esa manera? ¿A caso tengo algo en la cara o qué? — preguntó silenciando totalmente a su amigo.

MinSeok puso los ojos en blanco por ser descaradamente ignorado.

— Compréndelos un poco, Tao. No es común ver a personas nuevas por aquí y mucho menos a un hechicero. — Tao hizo una mueca disconforme y continuó caminando.

— Animales idiotas. — rumió por lo bajo.

— Deberías dejar de llamarnos animales como si fuera un insulto. Algún día lo dirás frente a alguien que no tenga los ánimos para soportar tus aires de grandeza y va a romperte la otra mano. — Instintivamente tocó las vendas que cubrían su mano rota. Frunció el ceño disgustado en pensar en el dolor de suponer otro accidente

— Mejor me hubiera quedado en la cabaña. —

— Llevas una larga...enserio, largar semana sin salir. — enfatizó. — Eso no es sano para ti. Estas perdiendo color. — el tono bromista y relajado de MinSeok lo estaba molestado.

— Desde que llevas al engendro de JongDae dentro, te has vuelto un toca pelotas aún más insoportable ¿sabías? — reclamó. El tipo tuvo el descaro de reírse.

— Tranquilo, Tao. Solo trato de distraerte. No falta mucho para llegar y pronto terminara con tu tortura. —

— Si no caminas más rápido, estoy seguro de que jamás llegaremos. Ese mocoso va a salir en cualquier momento, no me vera ahí y cumplirá su palabra de llorar hasta dejarme sordo. —

— Vaya, RenJun tiene formas muy ortodoxas de conseguir lo que quiere. —

— Ni que lo digas. —

El par de amigos caminaron en silencio hasta llegara a la pequeña estructura que albergaba a los lobos más jóvenes durante algunas horas para aprender lo que fuera que les enseñaran ahí. A los minutos de llegar, un grupo de niños atolondrados corrió a la salida para irse disparados a los brazos de las personas que esperaban por ellos.

— ¿Por qué no veo a RenJun? — preguntó al notar que ya no había cachorros saliendo de la pequeña escuela.

— No te preocupes. Primero salen los cachorros más pequeños a cargo de BaekHyun, después el grupo de TaeMin, donde esta RenJun y al final los más grandes. —

— No estaba preocupado. — espetó haciéndose el tonto.

En definitiva, él no estaba preocupado por ese cachorro.

Claro que no.

— ¡Chicos! Que gusto verlos. KyungSoo me contó que ya estas mucho mejor. El pequeño RenJun no paraba de decir lo preocupado que estaban él y Kris por tu salud. — les dijo BaekHyun como saludo cuando los vio.

Por alguna extraña razón, el escuchar que alguien estaba tan preocupado por él, hacía cosas extrañas en su corazón. Su rostro se puso caliente hasta la punta de sus orejas.

— Tao nos ha dado una semana llena de problemas. Si sano es un pesado, ahora imagínatelo enfermo. — Sí claro, MinSeok y su gran sentido del humor.

— No me lo puedo imaginar. — BaekHyun continuó con la broma. — Por lo menos puedo tener la satisfacción de que alguien se la está poniendo difícil al terco de YiFan. — la mención de aquel nombre, a pesar de que aún era extraño para él, pues Kris siempre había sido Kris y no YiFan, hacía que Tao evocara el recuerdo del enorme Alfa el cual alteraba su mundo entero con una sola mirada.

6. Instinto de Omega [타오리스 ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora