TRES

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EL ORIGEN

Cuentan que al inicio de los tiempos, tres celestiales crearon al mundo. La Diosa de la Luna, El Dios del Sol y la Diosa de la Naturaleza.

Cada uno de ellos le otorgo al mundo su divinidad celestial creando un paraíso terrenal bordeado de altas montañas, bosques imponentes y profundos océanos que coexistían para formar el más hermoso paisaje jamás imaginado.

Lamentablemente, aquel perfecto páramo estaba desolado. El único sonido que se podía escuchar era el de las olas rompiendo contra los acantilados y el de las hojas de los frondosos árboles cuando el viento bailaba a sus anchas a su alrededor.

Por esta razón, los tres Dioses originales tomaron la decisión de crear vida racional para que habitara el hogar que juntos habían construido con toda la devoción de sus almas.

La Luna se encargó de crear a imagen y semejanza criaturas pensantes que se valieran totalmente de sus habilidades físicas y sus capacidades sobrenaturales para sobrevivir.

El Sol le dio vida a toda creatura dotada de poderosa magia blanca.

Y la Madre Naturaleza creo a todo animal, pequeño y grande, que correría libre sobre sus raíces. Además, Madre Naturaleza otorgó a sus hijos predilectos la tarea de custodiar un Don en representación de cada maravilla natural que en la tierra existiera.

Como último esfuerzo, los tres Dioses otorgaron una parte de su espíritu en el árbol más grande del bosque mágico; un Hyperion de hojas lilas que enredaba sus raíces a lo largo y ancho del terreno boscoso, otorgando vida y magia por cada rincón. Este fue bautizado como el árbol de la vida. Venerado por cada ser vivo en la tierra.

Los años fueron pasando plagados de luz, animosidad, alegría, vida y calidez... sin embargo, para que existiera la luz, tenía que existir la oscuridad y la sed de poder lleno los corazones de aquellos súbditos con la mente más frágil.

Cuando la semilla de la maldad germinando de forma silenciosa y feroz, la energía del bosque fue mermando con alarmante rapidez.

El caos se desató en una inminente guerra que tiño toda corriente de agua con litros de sangre carmesí. Los cuerpos de los guerreros caídos adornaban la lúgubre imagen en la que se había convertido el hogar que en antaño brillaba de armonía. Miles de almas inocentes de todas las razas perecieron en la gran guerra ocasionando que el árbol de la vida muriera lentamente y junto con él, el bosque enteró.

El mundo se sumió en la agonía, el terror y la maldad.

El vivir, se había convertido en condena.

Al ver el crudo sufrimiento de sus hijos, los Dioses tuvieron que interferir antes de que fuera demasiado tarde. Sin embargo, por más que quisieron erradicar la maldad de las almas de los poseídos, les fue imposible. El dolor, la amargura y la locura por llegar a la supremacía del poder evocaron en la destrucción de miles de vidas inocentes.

Desesperados por encontrar la salvación del bosque, los Celestiales dieron su último esfuerzo en la creación de doce almas puras que fuera dignas de llevar consigo una gracia divina otorgada por los custodios de la naturaleza.

Los doce guardianes del bosque serían los encargados de proteger el árbol de la vida y junto con él, la de todo el bosque.

El Don de la luz fue otorgada por las hadas de los páramos mágicos del oeste.

El poder del fuego fue dado por el hijo predilecto del Sol, el ave fénix.

El poder del viento fue obsequiado por los elementales de la naturaleza.

6. Instinto de Omega [타오리스 ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora