EN CONTRA DEL TIEMPO
Lo miró irse en silencio.
Kris observó cómo Tao apenas si podía mantener el equilibrio. Sabía que el hechicero aborrecía su presencia, pero un instinto muy dentro de él le insistía velar por la seguridad de aquel ser tan arisco como hermoso.
Así que de forma sigilosa evocó a su enorme lobo blanco y tomó camino siguiendo el rastro de aroma afrutado que Tao desprendía.
A cuatro patas, caminó por varios minutos bajo el viento helado que calaba a pesar del grueso pelaje blanco que lo cubría. La preocupación se instaló en su pecho con tanta fuerza que no podía concentrar todos sus sentidos en Tao. Sin embargo, dio todo de sí mismo para mantenerse lo suficientemente alejado y evitar que aquel testarudo chico se diera cuenta de que lo estaba siguiendo.
Al cabo de un largo y tortuoso rato a la deriva, escuchó el llanto amargo de Tao y las hojas secas siendo rotas por sus pies. Un sentimiento ardiente presionó su pecho como si fueran toneladas de rocas filosas y punzantes.
Con total sigilo se acercó para verificar lo que su instinto ya le había advertido.
El bonito hechicero, lloraba con todo el dolor de su alma. Lágrimas cristalinas bajaban por sus heladas mejillas como el torrente de un manantial. Por un absurdo momento, se deslumbró por aquella etérea belleza, que le parecía irreal.
Su lobo gruñó desde sus entrañas, exigiendo cumplir con su deber de proteger a su pareja, pero Kris lo mantuvo a raya. Lo menos que Tao necesitaba era verlo, así que espero.
El chico caminó de un lado a otro como un fiero león enjaulado. Sus lágrimas seguían saliendo sin tregua y la respiración agitada era lo único que interrumpía el silencio del bosque.
Aquel lobo blanco se quedó quieto, esperando lo que fuera a suceder.
De un momento a otro, el aura de tristeza que coloreaba los alrededores se volvió tensa, como si una irá ardiente se ciñera con aberrante velocidad.
De forma tan repentina como apareció, el sonido de un golpe seco y del hueso haciéndose añicos fue acompañado por el agrio olor de la sangre fresca. Sus ojos dorados se enfocaron en la imagen de un Tao derrotado, con la mano ensangrentada y la ira llameando en aquellos orbes negros.
Kris sabía que esa rabia no era nada más que una profunda tristeza disfrazada y eso le partió el alma.
Tuvo que tener un autocontrol de acero para evitar llegar hasta él y lamer sus heridas hasta que estuviera completamente bien.
Tomó un respiro profundo y aguardo.
El Alfa fue testigo del preciso instante en el que Tao se dio por vencido. Cayó al suelo, pegó sus piernas al pecho y aún con la mano ensangrentada se abrazó con fuerza para llorar de la forma más lastimera que jamás hubiera oído.
Era una tortura. Una maldita mierda. Tao no merecía sufrir y mucho menos por su culpa. Nunca supo protegerlo y se maldecía cada mísero segundo de su vida por ello.
El lobo gimoteó bajito. Un sonido de lamento. Vencido por el frío y el cansancio, se echó a la distancia observando a Tao. Protegiéndolo, así fuera desde lejos.
Sus ojos dorados no perdieron de vista aquella trágica imagen, hasta que de la nada un mareo repentino lo desorientó. Sus ojos se desenfocaron y una especie de sensación ilógica se instaló en la base del estómago.
Observó el cielo, estaba a punto de amanecer.
Mierda. ¿Cómo había pasado tanto tiempo sin darse cuenta?
ESTÁS LEYENDO
6. Instinto de Omega [타오리스 ]
Werewolf" ¡A este niño no la va a tocar nadie! " " ¿Y a ti en que mierda te afecta que me deshaga de un asqueroso perro? " " ¡Me importa porque este niño es mío!" Dicen que la magia viene con un precio muy alto yTaoZi, hijo del hechicero más poderoso de su...