5★Descubrimiento

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—¡Jungkookie! —escuché la irritante voz de Tae desde el piso de abajo.

No era un odio real, era que en esos momentos hasta mi respiración me molestaba.

Llamó a la puerta. Iba a matarle.

—¡Kook, te traigo una sorpresa! —daba igual que le ignorara, había entrado igual.

—Joder, no ves que estoy hasta arriba, ¡lárgate!

Escuché la puerta cerrarse segundos después, era imposible que me hubiese hecho caso, hablábamos de Kim Taehyung.

Me giré para admirar ese milagro cuando la vi, aquella mojigata estaba parada junto a la puerta, con los brazos cruzados y la mirada asustada.

Reprimí gritarle del mismo modo porque sabía que no era decisión suya estar ahí. Volví a lo mío, se cansaría y se marcharía por su propio pie, o eso creía, porque no oía nada a mi espalda.

—¿Te vas a quedar ahí todo el día?

Lo que fue una invitación a salir se escuchó por lo contrario, se acercó a mí, tuve que liberar una silla para que se sentara.

Estaba tan cohibida que me hacía gracia. Como siguiera así reprimir la risa se iba a convertir en una constate en nuestra relación. Al menos eso hizo que parte de mi cabreo disminuyera. Si tenía que soportarla al menos le buscaría algo de utilidad.

—¿Sabes cómo va esto?

—Es bastante sencillo, lo dijeron en clase.

No sabía si era tan estúpida para meterse conmigo o tan estúpida como para no saber medir sus palabras.

—Pues vamos a ver, cerebrito, ilumíname.

Yo pensaba que se amilanaría, pero todo lo contrario, empezó a teclear. Lo que no pudo disimular era el temblor de sus manos, estaba tan nerviosa que no era ni divertido reírse de ello, lo ignoré y me concentré en lo que me enseñaba.

—Uh, pues sí que es fácil, ¿y cuándo hablaron de esto?

—La semana pasada —no lo hacía para sermonearme como mis falsos padres adoptivos, pero tampoco me gustó como sonaba —Esto tampoco lo sabrás.

Sacó su portátil. Las carpetas y toda la información estaban tan bien estructurada como era de esperar.

Me estuvo enseñando bastantes cosas muy interesantes. Vale, igual todos tenían razón y tendría que asistir a clase. Mañana iré.

Me concentré tanto que hasta que no escuché ese gracioso ruidito no me di cuenta. Amanda se había dormido y emitía un leve ronroneo, parecía un gatito. Creía que eran sus miradas las que me provocaban esa curiosidad, pero tenía los párpados cerrados y no desaparecía.

Con cuidado de no hacer ruido cogí mi cuaderno de dibujo y empecé a esbozar sus rasgos. Era pequeña y delicada, y su rostro acompañaba a su apariencia. Sus ojos era lo único que salía de esas pequeñas proporciones, grandes y expresivos, pero ahora que no podía verlos no eclipsaban al resto. Sus labios eran pequeños pero carnosos, parecían suaves. ¿Cómo sería besarlos?

Aparté un mechón que había caído rebelde. Intenté ser lo más delicado posible, no quería que se despertara. Era guapa. No era una belleza explosiva, pero por ello era aún más interesante de admirar.

Alguien llamó a la puerta, Amanda se levantó asustada y yo escondí el dibujo rápidamente.

—Está la cena —se escuchó la voz de Jin.

Miró hacia todos lados, desubicada, hasta que se dio cuenta de mi presencia. Se me escapó una sonrisa y se sonrojó.

—Ya era hora, tus ronquidos apenas me dejaban trabajar —dije y su rubor se hizo más intenso.

Decalcomanie [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora