20★Quimera

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Ya había pasado una prueba, pero faltaba la que más me costaba, enfrentarme a Amanda. El mal momento que había pasado era culpa mía, espero que pudiera perdonarme, aunque ni yo mismo lo hiciera.

Jin abrió la puerta, Maya al instante ya estaba sobre él. Aunque no parecía querer admitirlo para calmar a todos, se preocupaba.

—¿Cómo ha ido?

Se dieron un beso de bienvenida, yo también deseaba tener uno, pero eso significaría que éramos una pareja normal, y estábamos muy lejos de serlo.

—Todo está solucionado.

—Todo no —respondí al comentario de Jin.

—Para como te has puesto tenemos suerte de como ha salido —replicó —Solo tienes que pelear un par de veces más.

—¿Cuándo? —la voz de Amy sonaba apocada, casi temerosa.

—Mañana por el que no fui y el domingo será el último, como si fuera la final.

Me atreví a mirarla, pero bajé la cabeza al instante.

—Además ganarás un pastón considerable —mi manager intentaba animarme.

—Es una mierda, encima estoy en plenos exámenes.

Era una excusa tonta, lo que pasaba es que no quería ser ese Jungkook, no quería ser el Jungkook de hace unos minutos.

El problema es que, en el fondo, por mucho que dejara las peleas no cambiaría mi ser, eran una parte de mí que no podía hacer desaparecer.

—Eso nunca te ha importado.

—Ahora las cosas son diferentes.

Quise mirar a Amy de nuevo, pero no lo hice, no podía ver su decepción. En cambio miré a Maya que me devolvió una sonrisa cómplice.

—Hablando de exámenes, si ya está todo arreglado, tú y yo debemos regresar por donde lo dejamos —arrastró a su chico hacia la mesa donde tenían desparramados los apuntes.

—Acabo de salir de una reunión importante, ¿no podrías ser un poco más flexible?

—Yo sí, pero tus profesores no, a no ser que quieras explicarle por qué no has estudiado.

Se marcharon y me dieron la oportunidad de salir de allí.

—Nosotros deberíamos hacer lo mismo.

Agarré el portátil de Amanda para que me siguiera y subí a mi habitación. Como supuse, unos segundos más tarde llegó. Cerré la puerta, cogí aire y me enfrenté a mi miedo.

Me puse frente a ella y la miré.

—¿Cómo estás?

—Bien, ya se me ha pasado el susto.

Parecía que no mentía, y tampoco veía ningún atisbo de enfado o rencor en su voz.

La estreché entre mis brazos, feliz por tenerla entera, feliz porque no quisiera alejarse de mí.

—En serio, Kook, ya no estoy preocupada, me siento segura aquí.

—Nunca dejaré que te pase nada.

Era un juramento hecho a los cielos, al infierno, a cualquiera que me escuchara. Nunca dejaría que nadie más la dañara.

La amaba tanto que asustaba.

Me separé con rapidez cuando me di cuenta de que si seguía así diría algo de lo que me arrepentiría.

—Bueno, será mejor que nos pongamos a ello.

Decalcomanie [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora