9★Calor

2.4K 225 45
                                    

Al regresar del cuarto de la lavadora a por la camiseta que pensaba ponerme, vi a Amanda que estaba saliendo con mucho cuidado del cuarto de Tae.

—Después de follar duerme como un tronco —dije con más rabia contenida que la que quería sentir.

—Él y yo no...

¿No se habían acostado? Una sonrisa se adueñó de mis labios sin pretenderlo y un peso que no sabía que tenía se liberó de mi pecho.

—Lo sé, eres demasiado mojigata para eso.

Me encantaba que pusiera esa cara de fastidio mezclada con ese color rojo que resaltaba sus rasgos.

La dejé sola con su mueca mientras caminaba extrañamente feliz. Al llegar a mi habitación vi el desastre. La cama estaba desecha, pero eso no era lo que me molestaba, sino lo que había ocurrido en ella. Saqué las sábanas y las cambié, como si eso pudiera borrar lo que había pasado. Abrí la ventana para airear, aunque aún no fuera de día e hiciera disminuir la temperatura de la habitación.

Bajo el agua hubiese deseado que se borraran de mi cuerpo los toques de aquella chica de la que no sabía ni su nombre para que solo quedaran las leves caricias que había robado a Amanda unas horas antes. Quería borrar el error que había cometido.

No lo entendía, no me sentía mal por la rubia, y no había hecho nada malo, pero estaría mejor si no hubiera ocurrido.

No quería hacerla esperar, así que cuando bajé aún tenía el pelo mojado.

Volvía a llevar esa camiseta corta y esa falda aún más corta. Joder, había descargado hace no mucho, pero esa chica volvía locos mis sentidos.

—Vamos —intenté no mirarla mucho, no quería tener ese tipo de pensamientos de nuevo.

—Podemos ir caminando —dijo cuando llegamos junto a mi moto.

—Se sabe donde se empieza, pero no donde se acaba —por las arrugas que se formaron entre sus cejas supe que no me había entendido —Puedo necesitarla luego y no quiero regresar a por ella.

Le robé a Tae uno de los cascos, el que ya parecía que le pertenecía a ella de tanto que lo estaba usando. Se sentó detrás de mí, me giré para ver por qué se movía tanto, intentaba estirar la tela de su falda. Joder, como siguiera así no iba a poder concentrarme en la carretera. Me levanté lo justo para quitarme la cazadora y pasársela.

—Gracias —dijo con dulzura.

Esos pequeños detalles son los que me recordaban la diferencia de tamaño, se perdía dentro de mi ropa. Era como la piel de cordero tapando el lobo interior, solo que a la inversa, lo pecaminoso tapando lo adorable.

—No queremos provocar un accidente porque vayas enseñando la ropa interior —en que lo dije me arrepentí, no quería que sonara así de mal.

No sé qué me pasaba, solía tener éxito con las tías, sabía usar mi labia, aunque no tan bien como Taehyung, pero no parecía un cretino, tal como me pasaba cuando estaba con ella.

—¿Hay algún motivo que desconozca por el que te puedas enganchar a Tae y no a mí? ¿Acaso es que él te gusta y yo te doy asco?

Ahí estaba de nuevo, hablando sin pensar, soltando mis demonios, pero es que me jodía lo cercana que se había vuelto con él y el rechazo que parecía tenerme a mí.

Por fin me rodeo con sus brazos y arranqué.

Había llevado a otras chicas en mi moto, pero la sensación era diferente, no era tan solo caliente, también era cálida, me gustaba sentir ese abrazo indirecto, como se recostaba en mi espalda, como sus dedos se movían nerviosos en mi estómago. No creo ni que fuera consciente de que lo estaba haciendo. El cosquilleo que me provocaba era como adrenalina.

Decalcomanie [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora