Decalcomanie [Terminada]

10★Vínculo

Cuando aparcamos ante la casa y se separó de mí el buen humor que llevaba disminuyó un poco, ahí ya no era Amy, era la novia de Taehyung.

Todos la trataban como una más, y eso me alegraba, pero no por las circunstancias que yo hubiera deseado.

—¿Dónde estabais? —me preguntó él nada más sentarme.

—Con un trabajo que tenemos que entregar —la comida tenía mi atención en ese momento, la había cocinado Jin, y aunque no era algo habitual, lo hacía genial —Está riquísimo.

—Se llama comida casera, no sé cómo tenéis esos cuerpos alimentándoos a base de pizza y comida china.

No respondí al comentario de Maya, yo sabía cómo lo hacía, matándome en el gimnasio y con un poco de ayuda de la naturaleza.

—¿Y qué tal os va? —el falso novio parecía molesto con nuestra pequeña escapada.

—Bastante bien, es un alumno bastante aplicado —sonreí, ese comentario de mi profesora me alegraba en más de un sentido.

—Al final vas a ser el ángel que necesitaba este niño —Jin me golpeó el brazo como un padre orgulloso.

—Solo necesitaba que alguien le indicara el camino, no es nada —esta vez sí levanté la mirada hacia ella, había dicho aquello, pero no se atrevía a mirarme.

—Oye, Jin, empecé esa serie de zombis —cortó Tae.

—A que es tremenda —se emocionó este.

Los ignoré, solo me interesaba la castaña frente a mí

No eran imaginaciones mías, habíamos creado un vínculo aquel día, no sabía de qué tipo, pero había algo diferente fluyendo entre nosotros.

No era el único que se dio cuenta, Taehyung no dejaba de pasar sus ojos de ella hasta mí. Disimulé, por mi parte no descubriría nada.

Tras comer seguimos la partida que dejamos a medias el otro día.

—¿Qué ha pasado entre vosotros? —me preguntó aparentemente atentó a la pantalla.

—Nada de lo que debas preocuparte.

—Eso lo sé, ni tú ni nadie podría levantármela ya, la tengo ganada.

No era la primera vez que hablaba así de una tía, mentiría si dijera que yo no era igual, pero Amy no era una chica más.

Tras esa sonrisa de suficiencia vi algo que no era habitual, inseguridad. No las tenía todas consigo.

—Sois malísimos —escuché la voz de ella sobre mi hombro.

—Vamos, listilla, enséñanos.

Le di mi mando, quería ver de lo que era capaz.

Se sentó en el centro del sofá, entre los dos. Me sorprendió, no era nada mala.

Jin, que se había colocado en el sillón también estaba con la boca abierta.

—Esa es mi chica, dales una paliza —dijo Maya que se había sentado en sus piernas.

Sonreí, realmente se la estaba dando.

—Nos has mentido, tú ya habías jugado antes — Tae se estaba picando.

—Yo nunca dije lo contrario, vosotros lo supusisteis, le daba unas palizas tremendas a mi novio.

—¡Eso no es justo! —no me importó que su contrincante hiciera un puchero, o que ella hubiera sacado una sonrisa adorable, una palabra se había anclado en mi mente.