La debilidad de Wen

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Llegamos al cuarto de hora a Whyogs y nos dirigimos directamente al pasillos de las taquillas. Hay gente que no conozco, "serán nuevos de este año", y otros cuyas caras reconozco de cursos anteriores.

-¡Joder! -Wen se esconde rápidamente detrás de mí- ¡No puede ser, está ahí!

Sigo con la vista la dirección que me marca con el dedo y veo a James Shklier o, como todo el mundo le llama, Lier.

Desde el primer año de entrar en la Cárcel, Wen ha estado colada por él, pero nunca le ha hablado. Siendo sincera, nunca me ha parecido un tío extremadamente guapo, no tiene nada especial: Ojos marrones y un poco rasgados, pelo negruzco y estatura normal. No se le da nada mal el fútbol, pero no es como Harry, la estrella de los deportes. Es por eso por lo que Lier siempre queda en segundo plano.

-¿Pero qué te pasa? -Le pregunto cuando me giro hacia ella, mirándole como si estuviera loca- ¡Que no muerde! ¿Por qué no te acercas y "charlais" un poquito....?

-¡Vete a la mierda! -exclama, con tono bromista- Ni si quiera sabes lo que es estar enamorada... ¡Así que no me des consejos cutres! Por que si no....

Comienza a mover los puños peligrosamente cerca de mi rostro, poniendose de puntillas para poder llegar y con semblante asesino.

Me río, su broma hace que me distraiga un poco, pero tiene razón, nunca me ha llamado un tío la atención, todos me parecen... vulgares. No soy muy romántica, pero se que aquí, en esta jodida ciudad apartada del mundo no encontraré al amor de mi vida... ni a cien kilómetros a la redonda, pues el desierto la rodea.

-Vale, vale. Tú ganas, -levanto las manos en señal de derrota- tendrás tiempo de conocerle más a lo largo del curso.

-Eso espero... -en su rostro se refleja un aire soñador- por el momento tendré que conformarme contigo, y algún día también me salvará de ti...

Le doy un codazo, mientras soltamos alguna carcajada y seguidamente nos dirijimos hacia las aulas.

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