¡Advertencia de gilipollas!

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Como no era de extrañar, Wen y yo nos dormimos en las dos primeras clases. El profesor Thior ya nos ha castigado las cinco semanas que viene, y la única forma de saltarnos esta falta es darle nuestros números, cosa que, obviamente, no va a suceder...

"-Sólo os ofrezco una humilde oportunidad, pero si no estáis por la labor...-nos dijo cuando nos llamó antes de que pudiéramos salir del aula, reclinado sobre su mesa y mirándonos fijamente.

-¿Sabe qué, señor Thior? Puede joderse un buen rato, pero si no estas por la labor... -Wen imitó de forma exagerada el movimiento de manos del profesor y su irritante voz. Tuve que aguantar la risa, y lo único que conseguí fue mugir como una vaca con deficiencia mental.

-Eso es lo que me gustaria, señorita Purs -Su mirada me dió escalofrío, fue como si pudiera ver a través de nuestra ropa, explorando cada centímetro de nuestro cuerpo... -Ahora si me disculpan, tengo que corregir unos exámenes."

La parte positiva es que gracias a nuestra 'siesta' no tuvimos que aguantar las lecciones más pelmazas de toda la mañana.

Nos dirigimos a la zona parcial, donde pasaremos los veinte minutos de descanso.

-Uf, -Wen y yo estamos apoyadas en una de las paredes de la gran sala- si sólo han pasado dos horas y ya estoy muerta, ni pensar como saldré de la Cárcel...

-Si te consuela, creo que yo ya me he desintegrado -respondo, poniendo los ojos en blanco y apoyando levemente la cabeza en la pared.

-¿Tú crees que será su próxima víctima? -señala con la cabeza a Harry, el machote deportista, sentado en las escaleras con la zorra de Marie entre sus piernas.

-Seguramente, ya le ha acercado un par de veces las tetas a la cara, para que vea lo bien que le han funcionado los implantes.

No podemos contener la risa, así que nos empezamos a 'descojonar'.

-Vaya, vaya, vaya.... Pero si son las dos mosqueteras. Queridas, necesitáis al tercer miembro para completar el 'trio'.

No hacía falta oír más para saber quién era el que nos hablaba. Rick, el tío más salido que podréis encontrar en todo el mundo. Aparentemente es normal, incluso un bastante mono: Cabellera castaña con mechones rubios, ojos azules oscuros y piel tersa con un leve bronceado; pero, si conoces como es, no es preferible acercarse a él.

-¡Anda! -se gira Wendy con una expresión de sorpresa totalmente falsa- ¡Pero si es el neufómono! ¿Has terminado de hacerte tu dosis diaria de pajas?

-Acabo de hacerme la sesión matinal, -se toca de manera despreocupada sus partes inferiores- pero no haría falta que me las hiciera si aceptaras mi petición... Aunque no me importa que me ayude tu amiga, -me mira de arriba a abajo, de manera jocosa- creo que incluso te haría un favor...

-Paga a una poligonera para que te complazca, gilipollas -respondo, casi sin ganas.

-Oh, sabes que me ponen las gatas salvajes. -se acerca a mí e intenta tocarme la cadera, pero le doy un bofetón en la mano antes de que pudiera- Y tú eres de esas... Pegas fuerte, eso me gusta... No te quitaré el ojo, fiera.

-¡Que te den! -exclama Wendy, mientras tira de mí hacia la salida- Joder, Christy, si que se ha puesto obseso contigo... ¡Ya puedes decir que hay un chico en el Instituto al que le vuelves loca!

-Estoy que me muero... -levanto las manos en señal de incredibilidad- justo el tío con traumas infantiles y fiel creyente y seguidor de su 'paquete'... ¿Qué podría salir mal de una relación tan estupenda como sería la nuestra?

La CárcelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora