Encapuchado

126 6 2
                                    

A la salida casi me ciega el sol, siento la sensación de que me voy a derrumbar en cualquier momento, por lo que decido adelantarme e ir sola a casa. Además, no creo que hubiera podido aguantar de nuevo la historia que, entusiasmada, Wen me había contado durante el resto de la mañana.

"-En serio, ha sido increíble -comentaba mientras nos dirigíamos hacia el aula de informática- Se me había olvidado el cuaderno de física... bueno, estabas conmigo, así que te habrás dado cuenta.... Total, que voy corriendo hacia las taquillas y choco contra... ¡Adivina! -se para de repente y me mira con excitación, esperando mi respuesta.

-Me lo has contado ya, Wen, te chocaste con L...

-¡Con Lier! -me cortó rápidamente, sin dejarme ni un segundo para contestar- Increíble ¿verdad?

-Creo que eso ya lo dijiste antes, Wendy... -había entrado en trance,  así que la miré por encima del hombro con cara de agotamiento. Comprendió el mensaje, pues puso los ojos en blanco y acto seguido agachó la cabeza y levantó la mano en señal de tregua.

-Vale vale... Tienes razón, me he obsesionado."

No me gusta ir por calles principales, siempre me han resultado más interesantes los caminos apartados. En esta ocasión opto por un callejón con una salida próxima a mi casa.

Un grupo de críos están jugando con un balón en una plaza de, escasamente, tres metros cuadrados. Me resulta difícil pensar que se puedan divertir tanto con un juego tan absurdo.

Aún ensimismada, capto un movimiento dentro de mi campo de visión, algo que me despierta de mis profundos pensamientos.

Levanto la vista y veo una figura al fondo de la calle, la sombra le cubre, dificultando aún más mi visión hacia él. Su rostro se encuentra oculto tras una capucha, pero siento que me observa atentamente.

El pánico me bloquea, y no siento el golpe del balón contra mi pierna izquierda. Oigo a un niño que me pide que se lo pase, pero mi cuerpo no se mueve, no reacciona.

Al final el niño, supongo que el mismo que me había hablado, se acerca y recoge su balón, se da la vuelta y antes de que diera un paso más le agarro de la parte de atrás de su camiseta. Da un respingo, y gira rápidamente, no sin antes dar varias zancadas para alejarse de mí.

-Oh, perdona... -digo al ver el miedo reflejado en su redonda cara- Solamente quería saber si conocéis a ese hombre...-señalo con la cabeza al tío, que aún no se ha ido.

-Yo... Yo no veo a nadie-ahora su expresión transmite confusión.

-Pero si está allí, al fondo, el de la capucha.

-¡Que no hay nadie! ¡Estás loca! -se va corriendo con sus compañeros,con gran terror.

Me giro para ver si sigue ahí y poder demostrárselo, pues lo he visto, sé que lo he visto, pero... al volver la vista ya no estaba.

Estoy extrañada, confusa, no sé si ha sido mi imaginación... Esta mañana ha sido muy larga, debió de ser el cansancio, o las alucinaciones que te provocan las altas temperaturas... Pero la duda no se disipa de mi mente... Un encapuchado me observaba, a mí.

La CárcelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora