Ha pasado una semana. Male no me ha llamado, no me ha cogido ni una llamada, no me ha contestado a ninguno de los cientos de mensajes que le he enviado... Le he preguntado a Drake sobre Sam y él me ha dicho que sí, que ambos están allí y que hoy, teóricamente era el día en el que volvían.
Sin pensarlo dos veces, me planto en la puerta de su casa y no sé cuánto rato me quedo esperando en el coche hasta que por fin veo señas de que alguien se acerca. Es un coche negro que conozco bien, justo al instante me pongo tensa. Ambos bajan del coche y mi piel se eriza al verle, su semblante serio y su mandíbula dura me hacen recordar la primera vez que lo vi. Pego un suspiro, y con decisión salgo del coche, llamando su atención y haciéndolo voltear.
-¡Dest!- oigo la voz emocionada de Sam, que corre hacia mi y me abraza. Le recibo el abrazo y miro de reojo a Male, que me mira serio, sin ápice de ilusión por verme después de dos semanas. Ni si quiera me deseó feliz navidad. Y en ese momento sé que hay algo mal entre los dos -¿Cómo has estado?- me pregunta en un tono un poco más bajo, refiriéndose indirectamente a los acontecimientos pasados en la fiesta, una vez se deshace nuestro abrazo.
-Estoy bien- le digo con una sonrisa ladeada -¿Y tú?- le pregunto.
-Genial, han sido unas buenas navidades- me dice sonriente.
-Ves subiendo Sam, ahora voy yo- oigo como dice Male. Ella le mira y asiente.
-Nos vemos luego- me da otro mini-abrazo y marcha más feliz que una perdiz hacia el interior del edificio en el que vive.
-¿Qué haces aquí?- me pregunta con un tono neutral. Ni si quiera me sonríe cuando me mira.
Eso ha sido como un balde de agua fría para mí. ¿Y a éste qué coño le pasa ahora?
-¿Cómo que qué hago aquí?- pregunto sin entender nada de qué es lo que está mal con él, o con nosotros -No me has llamado ni una vez, ni un triste mensaje desde la fiesta- le digo mientras avanzo hacia él.
Espero pacientemente a que me diga algo, pero no me responde, él no dice nada, sólo me mira, y eso me pone de los nervios. Estoy tan nerviosa que tengo incluso ganas de vomitar. No entiendo su actitud de mierda.
-¿Es que no vas a decir nada?- me acerco a él y él evita mi mirada, mira hacia otro lado. Frunzo el ceño -Mírame- le digo, poniéndome de puntillas, y obligándole a girar la cara en mi dirección. Por un momento, lo veo cerrar los ojos más de lo normal, pero al abrirlos vuelve a ser ese bestia sin corazón que conocí en las barracas.
-Destinee- me agarra por las muñecas y se suelta de mi agarre -Será mejor que te vayas a casa, esto se ha acabado- me dice. ¿Cómo?
Me suelta de las muñecas, cierra el maletero del coche y me quedo ahí parada mientras lo veo avanzar hacia su portal, sin girarse. Estoy allí estática, sin decir o hacer nada, quieta, pálida, boquiabierta por lo sucedido, y casi sin respiración. ¿Por qué me está diciendo esto? Antes de entrar, se gira y me ve ahí de pie, mientras la nieve cae sobre mi y estoy a punto de echarme a llorar como una niña pequeña.
-Lo siento- murmura antes de girarse de nuevo y cruzar la puerta de entrada. Y entonces, me despierto.
-¿Qué lo sientes?- pregunto sin acabar de creer lo que está pasando. Se queda quieto en el umbral de la puerta, pero no se gira -Tú no sientes nada, tú no sientes, eres una persona fría que no tiene sentimientos, por eso te cuesta tan poco dejar a la gente- noto como alguna lágrima brota de mis ojos, pero eso no me frena -Yo si que lo siento, yo siento haberme llevado una paliza por ti, siento que me drogasen y siento haber pasado la peor noche de mi vida por ti- estoy gritando en medio de la calle y la voz se me entrecorta, pero eso no me va a parar -Siento que seas muy valiente para matarte a golpes con otro tío pero no tengas los cojones bien puestos para quererme- le chillo -No vuelvas a buscarme cuando te arrepientas de esto Male, yo no soy como esas chicas de los libros que vuelven una y otra vez con el chico malo- suspiro entrecortadamente -Yo no te voy a estar esperando- le digo, y dicho esto y pese a las lágrimas y con el corazón hecho pedazos, soy yo la que me giro.
Me meto en el coche y al pegar un último vistazo lo veo que sigue en la puerta. Me recompongo y conduzco lejos de él, lejos de cualquier cosa que me recuerde a él o a su presencia. No me puedo creer que me haya hecho esto, no me puedo creer que en cuestión de un minuto él haya roto todo lo que nos ha costado meses construir.
Sin darme cuenta, he estado conduciendo bastante rato, he llegado a un punto en qué he llegado a un mirador. Está empezando a anochecer y el frío es terrible, hay un par o tres de parejitas aparcadas por aquí, dándose el lote, es a lo que se viene aquí. Irónico, ¿verdad? Yo he venido aquí para pensar, supongo...
Me pongo frente a la baranda y veo las luces de mi pequeño pueblo parpadear desde una altura considerable. No me puedo creer que él lo haya hecho, y sin motivo alguno... No se ha preocupado por mi estado de salud, no me ha hablado en dos semanas, ni si quiera ha preguntado por mi... Era de esperar que algo andaba mal en él. Pero no me esperaba que me fuese a dejar sola, no después de lo que me había pasado.
Una lágrima resbala por mis ojos y lloro en silencio.
"-No me dejes sola- susurro y sus brazos me aprietan más contra él.
-Eso nunca mi amor- susurra contra mi oído."
¿Mi amor? Ahora todo eso me provoca una risa amarga. Nunca nadie me había llamado así. Soy una persona con mucha memoria, que se acuerda de esas minucias y de los pequeños detalles. Me jode mucho que la próxima persona que me llame así me vaya a recordar a él, me jode tener un recuerdo tan amargo de algo tan especial, o al menos, especial para mi. Hace mucho frío y la nieve me está traspasando las bambas, tengo los pies helados. Pero no me importa.
Todo en nosotros ha sido raro desde el principio. Drake me avisó, me dijo al principio que había algo en él que no cuadraba, pero yo me negué a verlo. Él le pegó a mi hermano, se droga, y hay millones de rumores alrededor de él que lo más probable es que sean todos ciertos. Yo nunca le he dado importancia a lo que yo consideraba minucias, pero ahora que tengo los ojos abiertos, ¿de verdad es lo que quiero para mí?
Yo nunca pensé que mi prototipo de hombre fuese un chico violento, brusco, frío, posesivo... Siempre he creído que me merezco a un hombre que me quiera, me mime, y él ahora no lo ha hecho. Por el amor de diós, pelea en combates de boxeo ilegales... Me froto las lágrimas y me meto en el coche. Empapada y hecha polvo. Apoyo la cabeza contra el volante mientras mi teléfono reluce en el asiento del pasajero.
No es ni de lejos la mejor persona del mundo. Me ha dejado sin darme explicación alguna. Pero no estoy preparada para estar sin él.
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El monstruo III
Teen FictionTercera entrega de la trilogía "El monstruo". Alma oscura camuflada en ojos claros. Duro, frío, calculador. Dolor, tristeza, soledad... Sentimientos que hacen despertar a ese Monstruo. Ni siente, ni padece, dejó de hacerlo hace mucho tiempo. Una bes...