ᴠɪᴅᴀ; ᴡᴏꜱᴀɴɪ.

4. Acciones inconscientes

(ADVERTENCIA: éste capítulo contiene escenas de índole sexual, así que consideren que es probable que haya más en los siguientes capítulos.)

Daniel se quitó la campera y su camisa mientras lloraba dejando sus cortadas expuestas, aunque Valentín ya las había visto. Estaba solo, completamente solo. Ya no tenía a nadie. Valentín se recostó en la cama e invitó a Dani a hacer lo mismo. Él se acostó al lado del brazo de Valentín tratando de calmarse, mientras él tocaba suavemente su cabello. Las lágrimas se iban acabando minuto a minuto con cada caricia que le hacía Oliva.

—Y ahora qué? No me quiero quedar solo acá —comentó Dani.

—Si querés me quedo hoy, por mí no hay problema. Solamente tendría que avisarle a mis viejos.

Daniel se levantó y lo miró con sus ojos cansados.

—No te merezco, Valen.

Valentín también se levantó y se sentó a su lado.

—Yo te quiero mucho, y no voy a permitir que nada malo te pase.

Daniel sintió su corazón estremecerse ante las palabras de Valentín. Quizás sí lo tenía a él y a sus amigos. Miró con sus ojos cafés enrojecidos e hinchados a los ojos azules enérgicos de Valentín y se acercó un poco. Sus respiraciones se mezclaron y Valentín suspiró profundamente. Daniel no tenía muy en claro lo que iba a hacer, iba a besar a Valentín. No sabía si él lo correría o se dejaría.

—Puedo? —preguntó Valentín adelantándose a lo que iba a hacer Daniel, y él accedió.

Sus bocas se juntaron, y Valentín sentía su pecho estallar de felicidad. Daniel colocó su mano en la nuca de Valentín profundizando el beso, mientras Oliva metía su lengua en la boca de Dani. Sus lenguas luchaban, se separaban y se juntaban nuevamente. Era una sensación maravillosa, ambos estaban extasiados por ella. Daniel empujó a Valentín mientras se besaban, de modo que éste cayó el las almohadas con Ribba encima suyo. Sus bocas no se separaron en ningún instante, como si no quisieran que hubiera ni un centímetro de distancia entre sus cuerpos. A Daniel no le importó tener novia en ese momento, total le iba a terminar. Planeaba hacerlo ese día, pero sus planes cambiaron abruptamente con el fallecimiento de su mamá. Valentín también lo tomó de su nuca, hasta que tuvieron que separarse por la falta de aire. Daniel se acostó a su lado, y se miraron fijamente. Valentín acarició su labio inferior con su pulgar, y Dani sonrió como un tonto ante esa acción. Todo estaba bien, hasta que Valentín le preguntó que pasaba con Julia.

—Vos no tenés novia? —dijo Valentín con sarcasmo.

—Se supone, pero no la quiero. Me ha hecho mucho daño y no la necesito para nada —dijo restándole importancia al asunto.

—Y no pensás terminar con ella?

Daniel lo miró fijamente.

—Mañana en la mañana lo voy a hacer.

Se quedaron en silencio por unos momentos, eran las doce del día y Daniel sentía una sensación de hambre pero aún así no quería comer.

—Che —le dijo Valentín a Daniel —. Tenés hambre?

Él asintió.

—Me voy a duchar, después veo que hago de comer —habló Valentín tomando una toalla del armario de Daniel. Valentín se metió al baño, y Daniel volvió a acostarse, esta vez tapándose con las frazadas. Se quedó en silencio por algunos minutos, pensando en todo lo ocurrido y comenzó a llorar nuevamente en silencio y con pocas lágrimas. Tenía sueño, pero no quería dormir. Por el otro lado, Valentín ya había terminado de ducharse y salió con un pantalón deportivo y sin remera, dejando libre su torso. Buscó una remera en el armario de Daniel, éste lo observaba acostado. No lograba dormirse con Valentín vistiéndose en la habitación; su cuerpo pálido lo atrapaba. Valentín se dio cuenta, le sonrió de lado y le lanzó una toalla junto con una remera y un pantalón.