chapter eight

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Cuando Renata regresó a casa más tarde de lo esperado, Adelmo pudo ver la mirada angustiada en su rostro, lo que le hizo preguntarse si algo había pasado

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Cuando Renata regresó a casa más tarde de lo esperado, Adelmo pudo ver la mirada angustiada en su rostro, lo que le hizo preguntarse si algo había pasado. Realmente esperaba que no se tratara de que Renata perdiera su trabajo sólo después de tenerlo por un día, especialmente cuando ella había parecido tan entusiasmada con la idea inicialmente. La recibió en la cocina, donde había estado cocinando para él en ese momento, y le sirvió una taza de té después de hacer que se sentara. Tenía miedo de preguntar si había pasado algo malo, pero al mismo tiempo estaba preocupado por su hermana pequeña, esperando que no fuera nada demasiado grave.

-Renata, ¿qué pasa?- le preguntó mientras se sentaba frente a ella, observando cómo agarraba la pequeña taza de té que tenía en la mano -¿Pasó algo hoy?

Finalmente, Renata lo miró y dejó escapar un pequeño suspiro -Es un hombre tan roto, Al- dijo Renata -me rompe el corazón ver a cualquier persona sufrir de esa manera. Deberías haberlo visto hoy, sé que no me quiere cerca, pero lo hace por el bien de su hijo. O por lo menos, eso es lo que pensé y luego me fui y me rogó que me quedara. Estaba dispuesto a pagarme más dinero con tal de que aceptara quedarme.

Cogió una cuchara y añadió un poco de azúcar a su té, pero no se atrevió a beberlo, sino que se limitó a observar cómo el líquido se movía ligeramente.

-Creo que esto ya no es sólo el trabajo de una niñera- le dijo -esa familia necesita mucho más.

-¿Renuncias entonces?- preguntó Adelmo, sin culparla del todo si la respuesta era "sí". Estaba seguro de que cuando ella aceptó el trabajo no buscaba cargar con la carga emocional que James Potter traía consigo.

-No, claro que no- Renata sacudió la cabeza rápidamente -eso sería lo peor que podría hacer ahora mismo. El hombre no podría ni siquiera cocinar una comida adecuada, incluso con el uso de la magia, es una maravilla que él y Harry no sean todo piel y huesos en este momento. Deberías haber probado la salsa que el señor Potter intentaba obligar a Harry a comer, era espantosa. No tuve más remedio que llevarlos a los mercados y luego les hice espaguetis esta noche.

-Eso no es para nada un estereotipo- rió Adelmo con un ligero giro de ojos en señal de diversión -¿Pasta, en serio?

-Lo sé, lo sé, pero comieron y eso es lo más importante. Estaban alimentados cuando los dejé y Harry parecía disfrutar de la comida.

Había un poco de orgullo en su tono por haber conseguido que Harry comiera algo. El pequeño no era, ni mucho menos, el más delicado comiendo, ya que la mitad de su plato acabó en su cara y en su ropa, pero sorbió los fideos y la salsa y eso fue suficiente para que ella se sintiera bastante aliviada.

-Bueno- dijo Adelmo mientras colocaba su mano sobre la muñeca de ella con suavidad -sólo practica la precaución con esta situación, Ren. Sé que quieres ayudarles, sé que te gusta ayudar a la gente, pero vas a asumir muchas cosas. No quiero que te estreses y, desde luego, no quiero que te hagas daño. Sólo ten cuidado, es todo lo que pido.

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