Capitulo.5 💚

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Chuya al dia siguiente fue recogido por un carro muy elegante, este simplemente se metió dentro, no tenía confianza pero no le quedaba de otra, suspiro pesadamente al saber de nuevo no le dirían nada, pero está vez no le cubrieron los ojos.

Tiempo después llegaron a la gran residencia de aquel castaño, Chuya se bajó seguido de los guardias quienes lo escoltaron a la habitación del castaño, le dejaron entrar y vio al castaño sentado en el balcón tomando algo de té, se acercó a él, colocándose a su lado, aquel hombre solo le miro y cerro sus ojos.

-Vaya modales

-Contigo no son necesarios -se cruzó de brazos mirando a todos lados con una cara de confusión-

-De verdad debo educarte muy bien

-Vete a la mierda

-Dime, ¿Que tanto soportas el dolor? -Tomó su abanico y cubrió parte de su rostro mientras le mira-

-Lo se sobre llevar... ¿Que mierda me harás?

-Dejame aclarar que no tienes derecho a quejarte de lo que pasará

-¿Que? -le miró de forma rápida y preocupante-

-Todos aquellos que me pertenecen tienen un distintivo en su espalda, un tatuaje, tú también tendrás uno

-Ni de mierda

-Dije que no tienes derecho a quejarte.

-¡Claro que tengo, es mi cuerpo, tu no puedes manejarlo como quieras! -Grito enojado-

-Estas equivocado, tienes que acatar lo que digo puesto que podría hacerle algo a tu familia

-Eso es soborno y violación a mis derechos

-Cariño, dejaste de tenerlos cuando aceptaste mi trato -ríe algo fuerte y mirandole- te lo harás si o si. No quiero objeciones, además se verá hermoso en ti

-¡¡Eres un maldito hijo de perra!!

-Bueno literalmente lo soy -dijo cerrando sus ojos- alguien vendrá pronto, como dije espero que toleres el dolor

Sin más el castaño se levantó y se retiró de la habitación, cuando se retiró hombres entraron y ataron al pelinaranja inmovilidadolo, comenzando el trabajo.

Gritos de dolor y lloriqueos era lo que se podía escuchar por toda la mansión, el castaño paseaba tranquilamente sin inmutarse por aquellos sonoros quejidos, parecía no importarle o eso parecía, se detuvo en el jardín y contemplo las camelias que ahí crecían, tocó una y está se deshojo en un instante, el castaño miro como está estaba en el suelo y suspiro, miro al cielo, parecía dolido, saco su abanico y cubrió sus labios levemente, hasta llegar a sus ojos, el quería ocultar algo, más específicos una mueca de disgusto.

Después de varias horas de gritos, al fin todo era silencioso, el castaño regreso a la habitación, la gran mayoría estaba cubierto de sangre pero no le importo, aquel olor a sangre era algo cotidiano en su vida

Se acercó al chico quien dormía, al parecer había soportado el dolor muy bien y ahora reposaba, le miro mientras acaricia su mejilla sin despertarle, sus ojos estaban inchados de tanto haber llorado a causa del dolor, miro el tatuaje, era grande y ocupaba la mayoría de la espalda del chico, suspiro pesadamente y se apartó, eso tardaría semanas en sanar, decidió llamar a alguien.

Dejaría pasar al chico unos días en su casa hasta su recuperación, no haría nada en contra de su familia, solo lo había hecho para tener asegurada su compañía, así que se quedó ahí después de que dio la orden de avisar la ausencia del chico en su casa, se coloco en el sofá cercano y miro el anochecer, se habían tardado casi todo el dia, desde la mañana un sentimiento de incomodidad había estado en el pecho del castaño.

Cerro sus ojos y coloco su mentón en su mano, su brazo estaba recargado en el posa manos de donde estaba sentado, al volverlos a abrir su mirada se fijo en el sofá de enfrente y su mirada se llenó de sed de sangre, delante de aquel chico estaba alguien de cabello negro y mirada violeta, tenían la misma complexión podría decirse que eran casi dos gotas de agua, las diferencias eran su tono de cabello y diseño, por supuesto sus ojos también, pero el diseño de estos era semejante, además de la piel pálida del otro, sus formas de pensar eran idénticas tanto que podían saber que pensaba el otro.

El castaño le sonrió sin dejar de lado su mirada sádica y de muerte, el ojo-violeta sonrió divertido mientras se cruzaba de brazos.

-¿Te es divertido?

-No se de que hablas -fingió inocencia-

-Me refiero al quedarte con la posesión más grande de alguien más

-Y para ti el robarte algo que ya tenia dueño, ¿es robarte?

-Vaya hermano menor tengo -negó con su cabeza-

-No soy tu hermano, rata

-Cierto, padre nunca te hizo su hijo legitimo

-Sabes eres desagradable, por suerte estás lejos

-No por mucho -miro a la persona que estaba en la cama-

-De eso me encargo yo

-Sabes el tener una relación tóxica está mal

-Eso no te incumbe ahora lárgate de mi cabeza antes de que de verdad vaya por ti a Rusia

-No deberías tomarte las cosas tan a pecho

-Callate

-Lo haré pero antes, tu mismo sabes que el es mío, no importa lo que hagas, el ya tiene mi marca

-Y yo mismo me encargaré de borrarla, esto solo es el comienzo

El castaño se levantó de ahí dispuesto a irse, pero antes de llegar a la puerta miro atrás donde antes había tenido una no muy agradable charla, noto que no había nadie, apretó sus puños y salió de ahí enojado.

Las semanas pasaron Chuya despertó al tercer dia, estaba más que molesto por el enorme dolor que le habían hecho pasar pero debía admitir algo, ese tatuaje le hacía lucir muy atractivo, después de 3 semanas le dijeron que ya podía moverse y colocarse camisas, solo que tuviera cuidado y no dejará que un fuerte golpe le diera en esta, después de todo el cuerpo de Chuya era muy sensible y al haber tenido que aguantar tantas horas para ese tatuaje, era normal que tuviera precaución después de un mes estaría bien.

Durante su estancia le llamo a su familia diciendo que estaba en casa de un amigo, además en todo ese tiempo no se cruzó con el castaño para nada, pero Chuya ya le tenía listo el golpe que le dejaría marca permanente al castaño, ¿Que tan malo sería darle una patada en los bajos y dejarlo estéril? A Chuya no se le hacía nada grave.

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