Capítulo 21

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Elizabeth se quedó en shock ante aquellas palabras por parte de el rubio, eran completamente idénticos pero con personalidades diferentes, ahora más que nada en esa situación sabía bien a quien escoger, si Melia decía amarla como lo decía jamás le hubiera dicho todo eso ni la hubiera dejado a abandonada al enterarse de el hijo que llevaba en su vientre con esos solo se daba cuenta que lo que Melia sentía era una obsesión o un amor muy bajo que no era tan fuerte 

—¿Que dijiste?...—

—Yo seré el padre de tu hijo...— repitió este una vez más temblando bajo el agarre de su mano acariciando levemente aquel vientre plano retirando su mano cuando ella se sentó en la cama para verlo directamente a la cara tratando de encontrar alguna mentira en su rostro y no ilusionarse —Se que quizá no me ames como a mi hermano o que solo me veas como un simple amigo pero...quiero ayudarte Elizabeth y si lo que tú hijo necesita es un padre yo lo seré— no sabía si era por el embarazo o por alguna otra cosa pero apenas esas palabras salieron de su boca ella solo se lanzó a abrazarlo con fuerza escondiendo su cara entre su pecho llorando sin control alguno y permitiendo que él rodeara su espalda con sus brazos para poder seguir abrazándola —Los ayudare en lo que pueda, dinero, ropa, comida...lo que ustedes quieran—

—Gracias meliodas...— susurró está con una sonrisa inhalando aquel olor dulce que le pertenecía único en el mundo, era completamente agradable, reconfortante y se podía sentir como si estuviera siendo abrazada por las blancas alas de un ángel, su corazón se aceleró hacia el único portador de sus sentimientos y ahora más que nunca súper bien que ya no tenía que decidirse entre sólo uno...había un solo amor de su vida y ese era el hombre que se mantenía abrazado a ella —Meli...—

—¿Que pasó Eli? Se que mi propuesta es arriesgada pero quiero ser el padre de este bebé...—

—Te amo meliodas—Ella ya no dijo nada simplemente sonrió al ver la cara de sorpresa de el rubio y la sonrisa que se plantó en su rostro y cerro los ojos escuchando su ligero palpitar que clamaba su nerviosismo, estar con él era el cielo mismo, su corazón se decidió por el único de ambos que demostró estar con ella en las buenas y en las malas y ahora más que nada podía estar segura, amaba a meliodas más que a nada en esos momentos, su sonrisa, sus ojos, su personalidad nada comparado con aquel imbecil que la abandonó, debido a la forma en la que estuvo llorando y todo el desgaste une tuvo durante ese día Elizabeth solo enrolló sus brazos alrededor de la estrecha cintura de meliodas calmando su mente y adolorido corazón y luego sin pensarlo mucho cayó dormida en un sueño profundo relajando su cuerpo y tratando de olvidar el mal momento que ele hizo vivir aquel rubio idiota que resultó no amarla de verdad 

*

Meliodas venía bajando las escaleras con lentitud tratando de no tropezarse pues todo su cuerpo entero temblaba ligeramente por las emociones que había pasado allá arriba, se comprometió a cuidar a un hijo que no era suyo pero que estaba dispuesto a criar y amar, todos los niños merecían amor y no podía remitir que su bella albina sufriera por culpa de su hermano y tampoco podía permitir que ese niño o niña sufriera por saber que su padre lo había abandonado junto a su madre, se limpió las lágrimas secas de sus mejillas con rapidez sentándose en la mesa de la cocina solo para tomar algo de la lasagna de Elaine 

Ya eran las cinco de la tarde y una vez todas emociones, frustraciones y dolores pasaron daba una fuerte sensación de hambre por lo que quería tener el estómago lleno antes de poder darle de comer a la albina, aunque bueno, seguro estaría deprimida por lo que sería difícil hacerla comer sin contar los síntomas de el embarazo pero era lo menos que podía hacer por su bella mujer, apoyarla y ayudarla en todo lo que pudiera 

—¿Como está ella?— pregunto Diane rompiendo aquel silencio incomodo al instante llamando la tensión de el rubio quien solo se enjuagó la boca para poder hablar y miro a las dos mujeres algo serio pero con sus ojos brillando de la emoción y el amor 

Devuélveme a mi chicaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora