Capítulo 3

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Una vez sus manos chocaron ambos se retiraron a sus respectivas habitaciones con ceños fruncidos o sonrisas orgullosas en sus rostros demasiado anchas como para quitarlas, Melia estaba convencido de su victoria sobre su hermano, se haría pasar por meliodas fingiendo timidez y vergüenza sin embargo si llega a acercarse demasiado se aventaría encima sacando sus garras para atraparla, por otro lado meliodas estaba preocupado, ¿cometió un error en aceptar?, ¿que haría ?, si su hermano se haría pasar por él lo más probable es que si Elizabeth llega a comentarle algo de lo que hizo con melia o ella cuenta algo que ha hecho con él no estarían enterados de nada, sería disimular que lo saben cuando en realidad no 

Mierda no había pensado en ese simple detalle de error en la línea temporal, sin contar que a partir de el día siguiente su querido hermanito usaría su misma ropa para parecer realmente un espejo de él otro, le aterrorizaba la idea de que a la primera oportunidad de Melia une tenga acorralará a la albina, claramente para que sus amigos no sepan de su apuesta tendrían que usar una ropa diferente, su rubio gemelo menor tendría que tener algo que lo distinga y que si se lo quita hacerse pasar por él, solo suspiro cansado por completo sin estar listo del todo para lo que iban a hacer, tenía que enamorar a la albina lo más que podía, tomarla y cogerla duro y violento si era necesario pero no dejaría que caldera en garras de melia 

Solo sacudió su cabeza roja hasta las orejas debido a sus pensamientos tan pervertidos, ni en sus mejores días pensaba de esa forma tan caliente y extraña, se quitó su camisa con una suave movimiento dejando su marcado abdomen al aire y mostrándole a el vacío su escultural figura, cintura estrecha, espalda ancha y esos músculos y abdomen que daría lo que fuera con tal de que aquella albina los besara, suspiró una vez más ahuyentando aquellos pensamientos tan lujuriosos de su cabeza nuevamente, se quitó sus zapatos y cuando al fin poseía aquel suave pantalón gris de pijama se metió en la cama y se cobijó con las sábanas sin cerrar los ojos, un recuerdo fugaz llegó hasta su mente como una neblina oscura que lo lleva a un trance lujurioso de el que es difícil salir

Tan solo pasó la palma de su mano por aquel suave colchón acariciando lo con las yemas de sus cálidos dedos haciendo un recorrido su cama hasta abajo de su almohada con delicadeza, solo movió la mano debajo de aquella funda blanca esperando ansioso encontrar aquella prenda y cuando sus ojos se iluminaron como las estrellas tan solo tomo aquellas bragas blancas con encaje entre sus manos y la sacó de abajo de su almohada para poder admirarlas, eran pequeñas, con un bello moño en el medio y un encaje que la hace ver cómo una lencería sexy, la razón por la que no tomo un color negro o rojo era por qué no quería excitarse cada que las viera, solo admirarlas y olfatear las quizá, era un maldito depravado y lo sabía sin embargo no podía evitarlo

Asegurándose de que la puerta de su habitación estaba cerrada tan solo se llevó esa prenda hacia sus fosas nasales y la inhaló suavemente, podría hacerse adicto a aquel olor tan dulce y sensual que desprendía la mujer albina, soltó un jadeo ahogado por sus labios cuando separó las bragas de su nariz admirándolas nuevamente, ya vería la forma de regresarselas en el futuro sin embargo sabía que sería difícil volver a ponerlas en su lugar, volvió a colocar aquella prenda robada debajo de su almohada mirando a el vacío con los ojos perdidos como un siervo ante las luces de un coche, su mano estaba a pocos centímetros de su cara y su cabello rubio largo caía sobre su mejilla mientras abría ligeramente los labios y cerraba levemente sus ojos pensando 

Asegurándose de que la puerta de su habitación estaba cerrada tan solo se llevó esa prenda hacia sus fosas nasales y la inhaló suavemente, podría hacerse adicto a aquel olor tan dulce y sensual que desprendía la mujer albina, soltó un jadeo ahogad...

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Devuélveme a mi chicaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora