Pasé una noche que jamás podría olvidar. Las piernas y las manos me temblaban, manche las sábanas de un sudor intenso a pesar de tener esa sensación de frialdad. Parecía que estaba enfermo, un malestar me había generado un estrés constante, ni siquiera pude concebir el sueño. Me desperté a las nueve de la mañana y seguía pensando una y otra vez en la máscara.- ¿Habrá sido ella? - Me pregunté cuando estaba intentando desayunar.
Apenas tomé un vaso de leche, tenía el estómago cerrado. Solo podía pensar en aquellas miradas que la madre de Dylan me había echado, primero en el semáforo y luego mientras patinaba. Cuando me fui de Alameda intenté olvidar el día en el que perdimos a nuestro amigo. No había sido culpa nuestra, pero ella siguió pensando que sí, desde que encontraron a su hijo sin vida, hasta la noche en la que recibimos esa horrible nota. Habían pasado más de seis años.
- No podría bromear con la muerte de su hijo- Decía en voz baja cada vez que pensaba en ella.
Dylan, decía que su madre era una bruja, pero eso lo podría inventar cualquier niño de ocho años. Pero, ¿y si tenía razón? Las manos me temblaban cada vez que mencionaba a mi viejo amigo. Cuándo todo ocurrió muchos preguntaron cómo había podido morir en una excursión, un joven tan bueno y responsable, que siempre estaba acompañado por sus amigos. Pocos saben, que ese día nuestro plan fue el de divertirnos, éramos niños, solo queríamos jugar al juego que nos inventamos en las aulas del colegio, mientras nuestras madres se reunían en la asociación del AMPA.
Fue ahí donde nos conocimos y dónde se formó el grupo de las seis torres. Éramos seis componentes. Los primeros nos que nos conocimos fuimos Rocío y yo. Nuestras madres fundaron la asociación, cada día después de trabajar se quedaban organizando planes sobre nuestro futuro, mientras nosotros teníamos un edificio entero para nosotros solos. Después, se incorporaron Nacho y Alejandro, tenían un año menos que nosotros, eran mejores amigos desde que tenían unos dos o tres años, siempre habían estado juntos en todo lo que hacían, y si admitíamos a uno, el otro debería entrar también. Eran como una pareja de dibujos animados y destacaban por su gran corazón y compañerismo. Tras ellos dos, vino Elena, ella era la hija del alcalde, el cual, siempre estaba presente en las reuniones ya que quería ver como su juventud maduraba para dar vida al pueblo. Nuestras madres nos obligaron a aceptarla ante nuestra oposición, ya que siempre se quedaba sola en la biblioteca. Era la más popular de la escuela en esos momentos, pero también la más repudiada por la envidia que todos la teníamos. Nuestra opinión, cambió al conocerla más a fondo, Elena era una alumna brillante y una amiga que no se oponía a nada. Por último, llegó Dylan, era el hijo de una de las limpiadoras y el más pequeño de todos. Pasaba las tardes esperando a su madre, ya que no tenía más familia que ella. Un día, le encontramos leyendo un cuento basado en el escondite, por lo que le preguntamos si quería jugar con nosotros, ya que siempre estaba leyendo el mismo libro aburrido para niños de cinco años.
- Se lo tengo que preguntar a mamá - Dijo con una vocecilla la cual siempre recordaré.
Con él ya éramos seis, y desde entonces ese grupo se cerró para siempre. Pasábamos las tardes jugando a una especie de escondite por todo el colegio e incluso cuando algunos pasamos al instituto. Todos nos trataban como si fuésemos raritos, pero tan solo éramos niños que querían jugar y divertirse. Nuestro juego era especial, y nos sentíamos poderosos al realizarlo. Decimos llamarlo, el juego de los cazadores. Se basaba en el escondite, y se formaba con cinco presas y un cazador. Las presas tienen dos vidas, todas ellas deben esconderse y huir antes de que el cazador toque con las manos a su presa. Si el cazador viese a su víctima, este tendría que silbar tres veces para intentar cazar y el elegido tendrá que salir de su escondite e intentar huir corriendo, ganando una carrera a contrarreloj. Si el cazador silbase, solo tendrá una oportunidad para atrapar, si no, dejará seguir a quien elija con dos vidas y tendrá que ir a por su siguiente presa. La última persona que quede con vidas será el ganador. Yo era el más mayor de todos, aunque fuera por unos meses, pero eso me hacía ser el más rápido. Era el mejor jugador de todos y casi siempre ganaba.
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El Hombre sin rostro
Mystery / ThrillerSinopsis: Tras la muerte de sus padres, Javier, vuelve a su pueblo de la infancia (Alameda de las Torres). En ese lugar, se volverá a encontrar con sus viejos amigos, los cuales, se vieron obligados a separase tras perder a un miembro del grupo para...