Capítulo 2

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Nunca me canso de mirarla. Sencillamente, es preciosa. La portada de la feria de Córdoba es impresionante, con sus arcos con motivos blancos, dorados y rojos, simulando los diferentes arcos de la mezquita. Y por la noche... por la noche es aún mejor, completamente iluminada, deja a cualquiera sin aliento.

Estamos esperando a unos amigos de Jimena, compañeros suyos de clase. Tiene la melena rubia recogida en una coleta alta, en los ojos se ha hecho un ahumado en negro, y los labios morados. Se ha puesto un top lencero negro, combinado con una falda de tuvo con estampado de cebra rojo y negro. No puede estar más guapa.

-¿Les queda mucho, Jimena? Hace calor. Mucha-le recuerdo, porque de verdad que hace un calor horroroso.

-Acaban de mandarme un whats...-se detiene y alza un brazo mientras mira por detrás de mi- mirad, ahí están. ¡HEY!

La verdad que es difícil encontrar a alguien entre la multitud de la portada. Es el lugar donde todos los grupos quedan, donde los borrachos intentan reponerse y que les de el aire, y donde las parejas se hacen múltiples fotos de besos, demostrando lo mucho que se quieren. Lo siento chicos, los besos a veces no son una verdadera muestra de amor. Pero ya os daréis cuenta.

-¡Hola Jimena!¡Hola chicos! Perdonad que hayamos tardado tanto, pero como es la primera vez que venimos... nos hemos perdido un poco con tanta gente alrededor-qué chico más mono. Tiene el pelo castaño revuelto y la sonrisa preciosa. Le da dos besos a Jimena y se dirige a nosotros-soy Pablo.

Mientras Pablo nos da dos besos a todos, el otro chico saluda a Jimena. Es pelirrojo y va muy peinado. También nos da dos besos a cada uno de nosotros, y se presenta con el nombre de Paco.

Bueno nenis, pues si ya estamos todos, vámonos a las casetas. ¡Este cuerpo necesita un vinito ya!-Ulises nos coge a Iris y a mi de la mano y tira de nosotras, cruzando los arcos de la portada y dirigiéndonos hacia las casetas.

-¿Vas a querer que busquemos a José, Julia?-Iris me mira levantándome la ceja. Ella lleva el pelo suelto, y apenas se ha maquillado. La verdad es que no lo necesita. Se ha puesto un vestido blanco muy corto y con mucho vuelo. Pienso que parece la virgen del Carmen.

-¿Por qué crees que he venido si no? ¿Para aguantaros a vosotros el pelo mientras potáis?- cosa que suele ocurrir cada vez que salimos-venga, vamos.

Nos dirigimos todos a la caseta en cuestión, y cual es nuestra sorpresa es de un partido político. No me esperaba a José en una caseta de este tipo, pero al final decidimos entrar y, al menos, saludarlo.

No nos resulta muy difícil encontrarlo, pues no hay demasiada gente dentro. Está bailando con un vaso en la mano. De repente mira en nuestra dirección, sonríe y se acerca tambaleándose a nosotros. Lleva una camisa azul cielo, unos pantalones marrones, y un par de cervezas de más.

-¡Holaaaa, bombones!¡Pero qué guapísimas estáis, Iris, Julia! Venid, que os invito a una copa-me coge de la mano y tira de mí, y yo hago lo mismo a Iris.

Nos acercamos todos a la barra, y empezamos a pedir. Iris y yo pedimos una cerveza cada una, a cuenta de José, que nos mira de forma... extraña. Digo extraña por no decir que nos mira como si no lleváramos ropa. Intento no pensar en que es el típico tío que cuando se emborracha se convierte en un cerdo. Corrijo, el típico tío que cuando bebe saca a relucir su verdadera personalidad. Por desgracia, hay muchos así.

-Muchas gracias, José-le agradecemos.

-Por vosotras, compro la luna y el cielo-Iris y yo nos miramos, levantando las cejas intentando ser amables y no marcharnos en el momento. Sonreímos como podemos y nos dirigimos a nuestros amigos. Ellos se han pedido también cervezas y rebujitos.

Tras la barra de JuliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora