Capítulo 12

19 2 0
                                    

Where did you sleep last night-Nirvana

Oscuridad. Frío.

Abro los ojos. La habitación está en penumbra. Delante de mí hay una ventana con los cristales sucios y rotos. Las paredes están cubiertas de caras dibujadas que me miran, con expresiones que soy incapaz de identificar.

Noto el suelo frío y húmedo bajo mis pies. Estoy sentada en una silla, desnuda. Un dolor punzante me agita el pecho. No puedo respirar. Las lágrimas no dejan de brotar de mis ojos. Los labios me saben a sal.

El dolor se me extiende al resto del cuerpo. Cada centímetro de mi piel grita. Quiero salir de aquí, pero no sé cómo.

Me levanto y me acerco a la ventana despacio, arrastrando los pies. Siento que voy a caerme en cualquier momento. Rozo la pared con la yema de mis dedos hasta llegar a la ventana. No puedo abrirla. Es demasiado pequeña para poder salir a través de ella. Golpeo el cristal y me hago un corte en la mano derecha. Empieza a brotar sangre negra. Un grito intenta escapar de mi garganta.

Caigo de rodillas al suelo. El frío penetra en mí, llegando hasta mis huesos. No puedo dejar de temblar. Escucho a las caras que hay en las paredes reírse de mí. ¿Quiénes son? Soy incapaz de reconocer ninguna.

Miro al frente. Justo detrás de la silla donde antes estaba sentada, hay una puerta. Reúno todas mis fuerzas para ponerme en pie, y me dirijo a ella. Cada vez me cuesta más respirar.

Golpeo la puerta. Primero con el puño derecho. Luego con el izquierdo. Continuo con los dos a la vez. Mi boca se abre, intentando gritar, pero no ningún sonido sale de mi garganta. Doy golpes más fuertes contra la puerta, pero nadie me escucha. Mis manos están llenas de heridas, de las que salen más sangre negra. Me las llevo a la cara sin dejar de llorar.

Apoyo la espalda en la pared, y bajo hasta llegar al suelo. Me acurruco, abrazando mis piernas. Buscando calor. Intentando combatir el miedo. Pero no se va. No se va. Me duele el pecho. Cada vez más. Con más intensidad. Me llevo la mano derecha al corazón, y no hay nada. Solo un profundo y oscuro agujero, vacío. La angustia me recorre desde la punta de los dedos de los pies hasta el último pelo de mi cabeza.

-Estúpida...

-Ella se lo ha buscado...

-Ella lo ha elegido...

-Se lo merece...

-Zorra...

-Ella tiene la culpa...

-Nadie puede aguantarla...

-Nadie puede soportarla...

-Nadie puede quererla...

-Es horrible...

Callaros. Callaros.

CALLAROS.

Las caras de las paredes continúan. No dejan de mirarme. No paran de insultarme. No puedo más. Necesito que paren.

Grito, pero sigue sin salir sonido alguno de mi boca.

Y me despierto.

Tras la barra de JuliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora