Vida

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"Entonces  cogí miedo a la bajada,
pues fuego pude ver y oí quejidos
y me encogí con alma acongojada."

Dante ALIGHIERI. Divina Comedia. Infierno. CANTO XVII.






        Me desperté sobresaltada. Al parecer había pasado toda la noche sentada en el suelo, quedándome dormida en algún momento. El dolor que recorrió mi cuello cuando lo moví despacio me confirmó que no había sido una buena idea. Me levanté y miré a través de los tablones de la ventana. Todo parecía tranquilo. Eché un pequeño vistazo a los niños, que seguían dormidos, y abandoné la habitación.

        El salón estaba completamente vacío. Supuse que Nikki se habría ido a dormir en algún momento. Eso me llevó a pensar en que, quizás, Daryl había vuelto.

        El corazón me dio un vuelco de alegría.

        Recorrí la habitación con la mirada en busca de algún indicio que me confirmase el regreso del cazador, pero todo parecía seguir igual que la noche anterior.

        Avancé hacia la habitación que los dos adultos compartían y golpeé la puerta suavemente, pidiendo permiso para entrar. La idea de encontrarme a Daryl y Nikki abrazados en la cama me revolvió las tripas. Nadie contestó, así que la abrí un poco.

        —Nikki. ¿Estás ahí? —pregunté en voz baja. La única luz que iluminaba la habitación entraba a través de la ventana tapiada, por lo que la penumbra reinaba en la estancia—. ¿Nikki?

        Cerré la puerta despacio y fui hacia la mesa ubicada en el centro del salón. Entonces lo vi: la mochila que preparó ayer durante nuestra pelea no estaba. Volví a su habitación y abrí la puerta de par en par.

        La cama estaba vacía.

        —La madre que la...

        Entré en mi cuarto y sacudí el cuerpo de Carl suavemente para despertarle. El niño se restregó los ojos desconcertado.

        —Ava —bostezó y se incorporó levemente—. ¿Qué pasa? —preguntó al ver mi expresión.

        —Nikki. ¿Has visto a Nikki?

        —¿A Nikki? —su incomprensión era notable—. No entiendo. ¿Qué pasa con ella?

        Suspiré y aparté el pelo de mi rostro con un gesto de molestia.

        —Pasa que se ha ido.

        Carl se incorporó de inmediato.

        —¿Qué se ha ido dónde?

         Nuestras miradas se dirigieron hacia Judith para comprobar si seguía durmiendo y, al ver que así era, seguimos hablando.

         —A buscar a Daryl. —Me levanté nerviosa y comencé a caminar junto a la cama.

         —¿A Daryl? ¿Cómo que a buscarle?

         El niño se sentó en la cama y esperó a que yo siguiese hablando.

         —Ayer no volvió de la gasolinera.

         Los ojos de Carl se abrieron de golpe, haciéndome saber que era la primera noticia que recibía.

          —¡¿Y no me dijiste nada?! —preguntó molesto. Se puso en pie y vino hacia mí—. ¿Cómo se te ocurre, Ava?

          La culpabilidad que sentí ayer cuando me negué a abandonar la cabaña para buscar a Daryl se multiplicó por mil. Pasé ambas manos por mi rostro y mesé mi cabello con nerviosismo.

É S T I G E [LIMOS #1]| The Walking DeadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora