II

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Como era de esperarse, durante toda la noche, ni Harry ni Louis pudieron dormir debido a sentir el olor de su alma gemela a escasos metros de ellos y no poder hacer nada al respecto.

En cuanto a Eleanor, Louis la echó de su casa minutos después de subir a su habitación, porque no se sentía cómodo con tratar de besarla mientras su Alfa estaba desesperado por volver abajo, o donde sea que se encontrara el otro príncipe, y sentir de cerca el olor de Harry.

Estaba asustado, no entendía cómo podía suceder esto. No era normal que dos alfas se sintieran tan conectados, se supone que eran lazos solo entre omega y alfa, no alfa con alfa. Se sentía sumamente preocupado por eso.

Una cosa era no creer en almas gemelas, pero otra muy diferente cuando sentías esa sensación con la que todos estaban deleitados, describiéndola como la mejor sensación del mundo.

Y es que claro que lo era, porque jamás se había sentido tan completo como anoche. Sin embargo, no era tan satisfactorio cuando se ponía a pensar en la situación en la que se encontraba. No era bueno, no cuando Harry Styles, príncipe de Suecia, era esa conexión, por muchas razones evidentes.

La mañana siguiente salió para poder desayunar algo. Al caminar por el pasillo chocó contra algo, o bueno, alguien. Y de nuevo esa sensación.

—Uh...Lo lamento, su alteza- escuchó esa voz ronca y alzó la vista. Lo observó por unos segundos anonadado, hasta que sacudió su cabeza y carraspeó.

—Dime Louis, por favor, tenemos la misma edad. Y no te preocupes, yo no estaba viendo por donde caminaba- sonrió –discúlpame tú a mí.

—Louis— repitió asintiendo —lo siento, estaba buscando el comedor, pero creo que estoy un poco perdido. La casa es demasiado grande y no lo he podido encontrar.

—Estoy yendo para allá, si quieres... — carraspeó —Si quieres puedes acompañarme.

Harry asintió con una pequeña sonrisa y seguidamente avanzaron juntos hasta llegar al comedor donde usualmente desayunaba la familia.

—Al parecer hemos llegado más temprano que los demás— dijo al ver la mesa limpia y vacía —siéntate dónde quieras.

Terminaron sentándose juntos y ambos estaban controlando profundamente a su Alfa para no acercarse más al otro y no hacer algo de lo que probablemente se avergonzarían se aparecía alguien más.

Un par de minutos después, apareció una señora algo mayor, omega pequeña y regordeta, con un par de platos que contenían unos omellettes.

Martha servía a la familia Tomlinson desde que el mayor tenía memoria, era como su segunda mamá. La adoraba y era incluso más amable con ella que con el resto del personal de la casa. Louis siempre era amable, era algo que su padre le había enseñado desde niño. No era superior a nadie, ya que sus empleados estaban para apoyarlo un poco, no para servirle.

—Eso luce delicioso, nana, gracias— sonrió Louis con ternura.

—Un placer, mi niño— sonrió con amor —supe que te sentiste mal anoche y decidí prepararte tu desayuno favorito— miró a Harry con una sonrisa —espero que sea de su agrado, su Alteza. Es un omellette relleno de queso, jamón serrano y unos cuantos vegetales de la temporada. Si gusta algo más, puede decirme, y se lo preparo.

—Esto está excelente, muchas gracias.

Martha sonrió de nuevo y salió del comedor, dejándolos solos.

Harry miró a Louis sin dejar de sentir ese hormigueo en su espina dorsal, además del instinto de la cercanía hacia Louis. Debía de hacer algo al respecto.

Alpha Heirs (l. s.)-Omegaverse AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora