Acaso la vida me odia ¿Por qué siempre soy yo quien tiene que sufrir?
era lo que se preguntaba después de haber cumplido trece años, sufrió de burlas por su aspecto físico y su supuesta orientación sexual, después su madre murió dejándolo solo en e...
La mañana del lunes había llegado, empezaba la última semana de clases y con ella los exámenes finales, las vacaciones y estar en casa con la soledad como compañía... unos golpes en la puerta me sacaron de mi divagacion - Pasa - le dije a mi madre.
- Ya es hora de levantarme Deidara o se te hará tarde para ir al colegio.
- Ya estaba por levantarme madre, ¿no iras a trabajar? - pregunte sorprendido al verla en mi habitación y más aún que cuando ella a esa hora ya estaba en el hospital.
- No, pedí unos días de descanso... recordé que en estos días es la clausura con Pain y...
No la deje continuar - Madre eso fue la semana pasada - dije mientras me dirigia al baño - en un momento bajaré - entre al aseo.
- Eee... esta bien... - titubeó - preparare el desayuno te espero abajo hijo.
Escuche la puerta cerrarse - Como si de verdad te importará - murmure para entrar bajo la regadera. Al terminar de ducharme, me puse el uniforme, peine mi cabello, tomé mi mochila y baje al comedor.
Mi madre ya tenía puesta la mesa, había preparado panqueques de plátano y chocolate creo que pensaba que aún tengo cinco años - Toma asiento hijo - dijo con una sonrisa.
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Observe el plato y luego mire a la mujer frente a mí - Mamá, ya no desayuno eso - su sonrisa se borró y me sentí fatal al ver como cambiaba su mirada e intentaba retirar el plato frente a mi - No dejalo, por un día que cambie mi alimentación no pasara nada - tome un trozo con el tenedor - buen provecho.
Mamá volvió a sonreir - Buen provecho hijo.
Ninguno de los dos volvió a hablar, desayunamos en silencio... un silencio cómodo, al terminar lleve los platos sucios al fregadero, lave mis dientes y después me dirigí a mi madre - Ya me voy nos vemos después.
- Sube al auto, te llevare al colegio.
- No es necesario madre, puedo ir solo ya me sé el camino - tome mis llaves y las guarde en el bolsillo del pantalón.
-Te llevaré al colegio, ve y espera en el auto, en un momento estoy contigo - asentí, salí de la casa y entre al carro.
Mi madre subió unos segundos después y lo encendió - ¿Como has estado yendo al colegio en estos días?
- Tomó el autobus y durante la semana pasada me trajeron los padres de Konan.
- ¿Konan?
- Una compañera de clases... es mi amiga.
- Ah, bueno esta semana no habrá necesidad de que te vallas en autobús yo te llevare y pasaré a recogerte también - con esas palabras dio la charla por concluida, el silencio reino hasta que llegamos a la institución educativa - Nos vemos por la tarde hijo - se despidio la mujer.
