Salvar tu alma todavía suena a despecho.

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Quiero bailar junto al anochecer sombrío que tu cuerpo reclama, emerger en las cenizas de tu piel, besar los rincones de un alma entregada a la muerte. Preferiría morir donde el amanecer refugia tus huesos del frío, compungiendo en los extremos de tus finales olvidados el deseo de tenerte, embarcando la tempestad de tu cuerpo en los extractos reconocidos de mi alma. 

Porque yo amargaría las aguas que has pintado al son de tu pecho desnudo, enmarcando en los tintes de melancolía el desdén de las estrellas, deseando arrullar en la sabiduría de tus labios tristes el amago de mis pecados. 

Mecer con arrullo incomprendido el prodigio desahuciado de tus ojos ceñidos al oro, musitando al deshielo que has dejado tras mis huellas, no reconocer el camino que tus latidos han trazado. 

Quebraría a luz de luna el atardecer que tus labios gastados han fragmentado sobre mis heridas, ahuecando en el auge del despojo el frío de tus besos, acogiendo tenuemente el calor ajeno que tu cuerpo ha endulzado a mi lado. Dejaría el desgarro de tu piel al danzar del aire esperando curar el destilar de tus estrellas escarlatas; te sumergiría en este mar embravecido, ahogando aquellas lágrimas que han susurrado son el cantico de un ultimo adiós. 

Te llamaría en lo colores que Van Gogh ha perdido en el vaho de un noctambulo crescendo, como propiedad cóncava de un alma destinada el estático sonido de mi pecho, guardando en las fauces de tus grietas el recuerdo de un baile adormecido al suspiro. Suspiro que ha saciado al morador de un corazón desterrado a amarte, prometiendo en la soledad inocua de nuestro fuego atenuado al frío, no reconocer el sonido de tus huesos. 



© R.J ELLEN. 

desde febrero en mi piel . poemarioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora