La contradicción de una filosofía quimérica.

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Provocarme el desbeso, permite olvidarte. Muérdeme el despecho aun cuando el sol ha proclamado abandonarme, desviste este cuerpo que guarda las cicatrices que has dejado ahuyentadas de otros cuerpos. Píntame la piel a mano alzada, esperando que mis ojos recuerden el color que has olvidado tras los bajíos de tu alma. 

Suplícame el odio, y ámame un poco más cuando mis labios murmuren correr de ti. Ámame hasta la muerte, cuando mis pies tinten de sangre los caminos que tus huellas no han marcado; Y suéltame efímeramente cuando en las riendas de esta marchita anatomía tu nombre veas grabado, destilando de las raíces de una sonrisa moribunda. 

Antes de tocar el cielo, tócame una eternidad mas si algun día logro olvidarte. 

Gasta las comisuras de tu alma en los filos de mi tormento, deseando tenerte entre los brazos del fuego eterno. Porque te quemare en las estrellas de mis ojos, llenando de cenizas aquel beso que aún se recuesta sobre las vértebras de mi piel al momento de mitigar el espacio vacío que has dejado a un lado de mis costillas. 

Quémame como he de quemarte yo cuando Demian recuerde las sílabas de mi nombre pecador, arde entre mis entrañas anhelando ser las aguas que han de calmar los infinitos que memorizaste para mi. Bésame una vez más, como instinto primitivo y sobrenatural, alojando en los dientes de tu ser, la sangre magullada que todavía brota de las heridas que el pasado me dejo. Bésame y no olvides la derrota que mi elixir a trazado sobre la tuya; No proclames, solo, guárdame en el silencio que aun me contagias. 

 Deséame en la intriga de tu mirada, cuando en la impotencia de tus manos el dorado de mi cuerpo no se cierna, justo cuando, las cicatrices que decoran mi piel no llamen por ti. Deséame vívidamente, hasta que tus ojos lleven funerales sublimes, gritando quimeras que abandoné tras un te amo que ha olvidado sus propias sílabas resonantes. 

Por favor, provoca mi alma a un lúgubre "te quiero ha querer" sin ser demasiado amor, deja en las grietas de esta alma corrompida la melodía quebrajada de un mar mitigado. Provócame hasta la muerte, hasta recordarte, hasta poder amarte. 

Y olvídame de vez en cuando, sin querer realmente hacerlo. Porque, quizá vuelva a ti, cuando Júpiter bese los lirios que marchitaste, cuando el desbeso de tus labios se convierta en poesía odiada. Volveré a ti, la noche que tus besos sean compartidos, en busca de aquel ápice de amor que te has llevado contigo, aquel que, aun susurra ser completa y desgarradoramente mío.  


© R.J ELLEN. 

desde febrero en mi piel . poemarioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora