Como puede ser tan canalla.
No sé si quiera seguir escuchando, pero no creo que algo más pueda hacerme más daño, del que ya me han hecho. Me mintieron en mi propia cara, y yo por siempre ver lo bueno de las personas me deje engañar y ellos jugaron conmigo todo lo que se les antojo.
No voy a dejar que nadie más me pisotee. Ellos se lo buscaron, no debieron haberse metido conmigo. Para salvar la poca dignidad que me queda y el orgullo, me levanto tratando de tranquilizar todo lo que pasa por mi cabeza.
Tengo muchas preguntas en mi cabeza, pero mientras intento encontrarles respuestas, pareciera que ninguna la tuviera.
Pienso si alguna vez les hice algo para que sean así conmigo, pero lo único que sé es que no debo culparme por las idioteces que hayan realizado.
Con un arranque de adrenalina me coloco de pie, y ya nada importa realmente. Me arreglo lo más que puedo para que vean que nada me afectó, aunque la realidad sea otra. De mi bolso saco un pequeño espejo que siempre llevo conmigo. En el veo a una chica que trata de no mostrar sus sentimientos, pero que si se observa con más concentración, se verá la tristeza en sus ojos.
Cuando guardo el pequeño objeto, una lágrima se escapa sin más y me la seco rápidamente con el lado del dedo índice. Compruebo que todo está en su lugar y decididamente me coloco frente a la puerta.
Suelto un suspiro y cierro los ojos.
¡Vamos, Roxana!, ¡Tú puedes!
Coloco la sonrisa más falsa que nunca he puesto. Si quieren jugar, pues juguemos.
Entonces abro la puerta completamente y me adentro a el dormitorio.
Sus rostros son de sorpresas y con los ojos bien abiertos, agregándole de que sus bocas por poco no se les caen de sus caras. Carla, quien anteriormente estaba sentada en las piernas de Paul, se levanta torpemente y al retroceder con sus zapatos de tacón aguja, uno de ellos queda estancado en el suelo. Se dobla el tobillo y chilla, a la vez que cae de bruces al suelo.
¡Auch!, eso debió doler... No le deseo mal, pero ojalá que se le desinfle el trasero de plástico que tiene. Se lo merece por la puta que es.
Al hacer una mirada rápida a la habitación, casi todo "está en orden". Las ventanas con sus cortinas café oscuro, la alfombra color crema y la cama que se encuentra cerca del closet, junto al velador de color chocolate. En el reposa una foto de Paul y yo, en un parque de diversiones. La observo con nostalgia.
Fueron buenos momentos aquellos.
Recuerda Roxana, actúa normal... espero que nada me delate.
Sergio se me queda mirando fijamente, esperando que diga algo. Y Paul... bueno el se recupero de su estado sorpresa. Se levanta con rapidez y se aclara la garganta.
-¡Hola chicos!, ¿planearon alguna fiesta y no me invitaron?- no sé de dónde me sale el valor para hablar con claridad y sin ningún tartamudeo- Me sorprende encontrarme con todos ustedes acá en la habitación, puesto que Carla y Sergio me había dicho que no se encontrarían en la ciudad... ¿acaso me mintieron?
No podrían hacerlo más notorio, Carla y Paul se lanzaban miradas nerviosas, y apuesto a que pensaban que no me daba cuenta de eso.
-No, como piensas eso de nosotros... -Sergio fue el primero en hablar- Cuando te contamos aquello fue porque quería visitar a unos familiares, y de paso invité a Carla para que me acompañase... Pe-e-pe...ro- tose ligeramente- Tuve una llamada de último momento, y por ese motivo cancelamos el viaje.
- Además aprovechamos de dar una visita a nuestro querido amigo, para felicitarlos a ambos por su noviazgo -Carla me sonríe, mientras se arregla el cabello disimuladamente- Y al llegar, sólo nos encontramos con tu novio, así que nos colocamos a conversar, para hacerle compañía hasta que llegaras tú - finaliza y camina hacia mí, pero puedo ver que por el leve cojeo en su pie derecho, que esa caída le afectó- ¡Felicidades, amiga! No sabes cuánto me alegro por sus ocho meses de noviazgo... Es como si cuando los presenté a ambos hubiese sido ayer...
Levanto una mano y corto su discursito más falso, que sólo me producirá dolor de cabeza. Muestra una cara de confusión y se aleja, colocándose al lado de Sergio.
Avanzo dos pasos y Paul se pasa una mano por su cabello antes de llegar hasta mí. Acerca su rostro a mí y me da un pequeño beso.
Carla le da un leve codazo a su amigo, y con la barbilla le indica la puerta de la habitación, para así disimuladamente abandonar la sala.
- Bueno... nosotros tenemos que irnos... fue un gusto poder verlos chicos - se rasca el brazo Sergio en signo de nerviosismo.
-Sí, espero que podamos quedar para alguna salida los cuatro, y divertirnos alguna tarde de estos días- recoge un bolso junto a un pequeño chaleco.
-No le quitamos más tiempo de su velada, ojalá que la disfruten- hace una imitación de un saludo militar.
- ¡Cuídense!...y no hagan travesuras - Carla guiña un ojo traviesamente.
Mis dos amigos se despiden Paul y de mí, mientras salen de la habitación. Para despedirme sólo realizo un asentimiento de cabeza. Serían muy hipócritas si se atreviesen a darme un abrazo... y no sé si se los aceptaría al instante.
Con brazos cruzados me vuelvo hacia mi novio, aunque para mí ya no lo es, pero si quiero seguir con esta farsa debo actuar como normalmente lo haría.
Se produce un silencio en la habitación, pero yo no pienso romperlo. Así que espero a que hable él primero. Al pasar unos minutos, aunque pudo haber sido sólo segundos, él habla y dice:
- Por fin nos encontramos solos amor...
Mis único pensamientos en este instante es como estaré todo lo que resta de la tarde sin decir ni pío sobre el tema. Aunque pensándolo bien, desde hoy empiezo mi plan para recuperar un poco de mi dignidad. ¿Ellos pensaron que podrían lastimarme sin tener consecuencias?... Pues están realmente equivocados.
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Nota de la autora:
¡Hola chicos y chicas!
En multimedia les dejo una canción para que la acompañen con el capítulo, la canción es de Paramore, puede que les guste. Muchos abrazos sicológicos para mis lectores y no se olviden de votar y comentar... os quiero :D al avanzar la historia se darán cuentas de algunas cosas
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CAREFUL
RandomUna joven que aparenta ser normal en la sociedad para ocultar su identidad. Una misión, que debe cumplirla al pie de la letra. Terminarla con el mayor éxito posible es uno de sus anhelos, a la vez, poder continuar con su vida. ¿Pero que ocurriría si...