Capítulo 5: Defendiéndome del enemigo

49 7 1
                                    

Nota:

¡Hola a todos mis lectores/as!

Para empezar, quiero decirles que gracias por las personas que estuvieron esperando éste capítulo, y que se encontraban allí apoyándome (fueron pocas, más las que sabían mejor por lo que estaba pasando)...

Y bueno, sé que me he demorado en subir y no se si actualice seguido tampoco, pues ya entré a clases y tengo que organizarme primero, para así tener más orden. Pero no se desesperen por si no subo de inmediato, :P

Más que nada gracias por tenerme paciencia, por seguir aqui leyendo y estar presente en este proyecto y ojalá que les guste éste capítulo.

Muchos saludos y disfrutenlo :DD

_______________________________________________________

Se encuentra todavía cerca mío y tomo impulso con mi brazo derecho hacia adelante y golpeo con mi codo con fuerza su estómago. Al estar distraído no logra desviar el golpe, toma una bocanada de aire mientras coloca la mano que no recibió mi mordida sobre la zona recién golpeada.

Ahora es cuando intento correr, pero una mano me detiene. Parece que se recuperó rápido del dolor. Su mano está en mi tobillo y me tira de bruces al suelo; mi frente se golpea con el pequeño mueble que se encuentra al costado de la cama y siento un dolor punzante que me hace cerrar los ojos por un instante.

Trato de alejar el dolor y por poco me hace soltar un ligero gemido, pero no lo permito, además debo estar despierta si quiero escapar de aquí.

-¡SUELTAME HIJO DE...- grito, pero lo hago en vano, pues él solo me ignora. Lanzo patadas en varias direcciones y creo que una de ellas conectó con su mandíbula y suelta un gruñido en respuesta. Retrocedo lo que más puedo de él, pero aunque lo haga él me tira hacia adelante.

No sé como lo logro para sacar fuerza y ya me encuentro pegada a la pared, con pequeños temblores y sin respiración.

El acerca su rostro a mi cara, y en ella se refleja la suficiencia que tiene por tenerme como él quiere: Asustada y con pánico.

Mi corazón está latiendo como nunca antes, es como si fuese a salirse de mi caja torácica. Es como si la habitación se hubiese reducido de un dos por tres.

Cuando se me queda mirando a mis ojos, lo único que siento es repugnancia hacia su persona. No sé donde quedo al chico que conocí y el que supuestamente me amaba hace meses atrás. Todo el cariño que sentía hacia el desapareció y fue remplazado con odio puro.

-¡Te... odio...! - espeto con una voz extraña para mis oídos. A continuación le escupo en su cara y le pego una sonora cachetada.

Su mejilla ha quedado marcada por la palma de mi mano. Su mandíbula se endurece y con una mirada fría, me atesta un golpe con su puño casi en el ojo derecho. Mi cara gira fuertemente hacia el lado izquierdo por el golpe recibido. Siento el escozor y mi vista nublada en donde fue recibido su puño.

-¡Eres una maldita perra!- sus palabras ya no me lastiman. Hago todo lo posible por mantener mis lágrimas para que no bajen por mis mejillas, pero no me obedecen y bajan sin mi permiso- No me lo hiciste fácil, ¡eh!... ¿qué tanto te costaba acostarte conmigo?... Ahora estas son las consecuencias... -sisea entre dientes.

Mis ojos viajan por la habitación a su alrededor, buscando cualquier cosa que me sirva. Yo no me voy a rendir sin entregar mi última batalla, y debo guardar energía cuando necesite correr; espero con todo corazón que mis piernas no me fallen en este momento. Sus manos se acercan a mí y empieza a tocar mi cuerpo. Me siento sucia y asqueada, acerca su boca a mi cuello y reparte besos asquerosos. Empujo mis manos contra su pecho para que se aleje, pero es imposible comparando su fuerza con la mía. Cuando veo que esta distraído, alzo mi mano buscando lo que sea que me sirva para tomar y encestarle un golpe.

Palpo la superficie del mueble y encuentro un objeto pesado; coloco mis dedos alrededor de este, y me doy cuenta de que es la lámpara. La tomo con fuerza y de un momento a otro le golpeo con la parte inferior de ella, detrás de su cabeza y se puede oír un sonido hueco.

Todo parece estar en cámara lenta.

El suelta un grito y se separa de mí. Se queda sentado y se lleva una mano para tocarse la zona afectada. Se toca y luego se lleva la mano a su rostro inspeccionándola, hay sangre en ella. Aprovecho en este momento levantarme de un tirón y cuando estoy de pie siento un leve mareo, pero pienso dejarlo de lado.

No sé de donde me sale la valentía, porque cuando estoy cerca de Paul le pego una patada en su estómago

Una...

Dos...

Tres veces

Liberando mi frustración, el dolor... la sensación de sus manos en mi cuerpo... todo lo que se me arremolina dentro de mí. Y un muy buen regalito en sus partes, pues la patada más fuerte que le doy es justo allí. Gemidos lastimeros y adoloridos, es lo que inunda la habitación junto a mi respiración descontrolada. El se encoge en sí mismo y una parte enfermiza muy dentro de mi le encanta verlo así en ese estado... por todo lo que me hizo en estos meses..., mentiras..., lo que ocurrió hoy..., realmente todo..., que se encuentre indefenso como hace minutos atrás estaba yo.

Me agacho a su lado y acerco mi boca a su oído susurrando lentamente:

-No... vuelvas... a colocarme... una mano encima.... de nuevo..., porque a la próxima vez será... peor -la chica atemorizada hace momentos atrás no sé en qué lugar quedó.

Me coloco de pie y le doy una mirada, antes de encaminarme fuera de esta habitación, quien gracias a esta descubrí la cruda realidad de una parte de mi vida y corriendo a escaleras abajo. Paso por la mesa y recojo mi bolso.

Trotando me dirijo hacia la puerta principal y abro la puerta. Paso a través del umbral, y cuando me encuentro fuera de ella, escucho pasos acercándose. Cierro la puerta de golpe y sin mirar atrás me dirijo a cualquier lugar que sea lejos de aquí.

Corro como si mi vida dependiera de ello. Y que graciosa la ironía pues, realmente lo hago por ello.

(...)

Al principio que empecé a correr, sentía pasos detrás de mí. Pero luego que paso un tiempo, los deje de escuchar y algo en mí se relajo, aunque no completamente. Pero no por eso me detuve, continué corriendo, hasta que me sentí más segura, pues ya estaba llegando al centro. Dirigí una mirada de soslayo hacia atrás y un suspiro de tranquilidad salió de mis labios.

Empecé a bajar el ritmo y pare, flexione mis rodillas y coloque ambas manos en mis piernas recuperando mi respiración. Tomaba una que otra bocanada de aire para llenar mis pulmones. Mi corazón tamborileaba dentro de mí.

Cuando di un paso hacia el frente para continuar con mi ahora caminata, ya que no sentía fuerzas para correr, y agregándole lo que me haya puesto Paul en el vino.

Me costaba estar de pie y de un momento para otro ya estaba en el suelo, mi cabeza cayó sobre él y rebotó. Abría los ojos muy lentamente, pero mi visión la sentía nublada. Escuche un sonido muy lejano de cosas cayéndose y alguien acercándose.

La última imagen que llevo en mi mente antes de desmayarse son unos jeans desgastados frente a mí.

Bienvenida seas, Tierra de los sueños.


CAREFULDonde viven las historias. Descúbrelo ahora