En este momento le miro a los ojos, pero todo en él se muestra pensativo y un poco alterado. Cuando terminé de narrarle lo que viví en esas horas, él sólo se levantó y empezó a caminar de un lado al otro con una de sus manos despeinando su cabello y tirandolo levemente, para luego sentarse de nuevo y suspirar. En mis ojos todavía se encuentran lágrimas que no pude evitar, y mi nariz posiblemente se encuentre roja y puedo apostar que con las ojeras que traigo estén mis párpados un poco hinchados. Durante todo el relato estuvo a mi lado abrazandome y yo me deje porque necesitaba sentir el apoyo de alguien.
- Todo lo que me has contado si que superó lo que pensé denante. -gira su rostro a mi dirección, y delicadamente pasa las yemas de sus dedos por los moretones y una pequeña herida en mi frente.
Yo cierro mis párpados al contacto de esa pequeña caricia, aunque se siente extraña viniendo de un desconocido. Pero luego comienza a hablar, por lo que retira su mano y abro los ojos instantáneamente
-Todavía no puedo creer que ese malnacido hijo de puta se haya atrevido a levantarte la mano -aprieta su mandíbula y vuelve la intranquilidad a su rostro. Esta vez si me decido a pronunciar palabras, y con mi mano izquierda logro tocar su brazo para que me preste atención en lo que diré a continuación.
-Hey, ¿sabes lo qué es más raro? -realizo una pausa, y el niega con su cabeza- Que estemos hablando de lo más bien, que tú escuches mi situación, el estar aquí en una habitación que no es mía, y para rematar ninguno de nosotros dos sabemos el nombre de la persona con la que hablamos ahora.
En respuesta, él rueda los ojos divertidos por mis palabras recientes.
-¿Eso es lo que realmente te preocupa? -asiento colocando un supuesto rostro serio, aunque desde luego mi sonrisa formándose de la nada me delata que no lo estoy. - Pero tienes razón, este detalle se me pasó por alto, así que comencemos de nuevo, ¿Ok?
Se dispone a estar de pie, abandona la habitación y cierra la puerta. Junto el entrecejo por confusión y me quedo con mis ojos posados en aquella puerta. Lo único que pienso es: ¿qué se trae entre mano?
Esta pregunta se responde automáticamente cuando él da dos golpes en la puerta, luego la abre y camina con pose natural y confiado hacia mí. Yo suelto una pequeña sonrisa al ver que que se detiene junto a mí y me regala una sonrisa colgate de esas que posiblemente dejaría suspirando a cualquier adolescente con hormonas alborotadas. Y como yo no soy cualquier adolescente solo ruedo los ojos y junto los labios evitando una carcajada.
- Hola, mi nombre es Cristopher García, pero las personas que son de mi agrado me llaman Cris y como tú lo estas empezando a hacer, puedes llamarme así.-tiende su mano y guiña su ojo de manera luciendo serio, pero con esa mirada sé que no lo está.
Acepto su mano y le doy un apretón, para luego continuar- Hola Crispher -saca su lengua por mi apodo hacia su persona, pero yo continuo con mi presentación- Mi madre me nombro Roxana, pues quería un nombre latino, y a la vez inglés. Realmente no sé como se te acomode más llamarme, y eso supongo. -en esta ocasión Cristopher tira de mi dirección causando que abra mis ojos y jadee de la sorpresa. Él ni se inmuta y se acerca más, me regala otro pequeño abrazo para luego susurrarme al oído: Nice to meet you honey.
Le doy un pequeño empujón y comienza alejarse de mí. Puede que resulte amigable y buena persona, pero ahora no me puedo permitir confiar en nadie, el tiempo lo dirá.
Siento un ruido que proviene del marco de la puerta y volteo mi rostro hacia allí. Cristopher sigue mi mirada. En el se encuentra el chico que acompañaba a Cris anteriormente.
Nos observa alternadamente y luego se adentra a la habitación con pasos tímidos. Se acerca a la cama en donde nos encontramos Cristopher y yo, debatiendose en que decir a continuación.
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CAREFUL
De TodoUna joven que aparenta ser normal en la sociedad para ocultar su identidad. Una misión, que debe cumplirla al pie de la letra. Terminarla con el mayor éxito posible es uno de sus anhelos, a la vez, poder continuar con su vida. ¿Pero que ocurriría si...