Capítulo 10: Presentaciones y apodos

44 4 1
                                    

En este momento le miro a los ojos, pero todo en él se muestra pensativo y un poco alterado. Cuando terminé de narrarle lo que viví en esas horas, él sólo se levantó y empezó a caminar de un lado al otro con una de sus manos despeinando su cabello y tirandolo levemente, para luego sentarse de nuevo y suspirar. En mis ojos todavía se encuentran lágrimas que no pude evitar, y mi nariz posiblemente se encuentre roja y puedo apostar que con las ojeras que traigo estén mis párpados un poco hinchados. Durante todo el relato estuvo a mi lado abrazandome y yo me deje porque necesitaba sentir el apoyo de alguien.

- Todo lo que me has contado si que superó lo que pensé denante. -gira su rostro a mi dirección, y delicadamente pasa las yemas de sus dedos por los moretones y una pequeña herida en mi frente.

Yo cierro mis párpados al contacto de esa pequeña caricia, aunque se siente extraña viniendo de un desconocido. Pero luego comienza a hablar, por lo que retira su mano y abro los ojos instantáneamente

-Todavía no puedo creer que ese malnacido hijo de puta se haya atrevido a levantarte la mano -aprieta su mandíbula y vuelve la intranquilidad a su rostro. Esta vez si me decido a pronunciar palabras, y con mi mano izquierda logro tocar su brazo para que me preste atención en lo que diré a continuación.

-Hey, ¿sabes lo qué es más raro? -realizo una pausa, y el niega con su cabeza- Que estemos hablando de lo más bien, que tú escuches mi situación, el estar aquí en una habitación que no es mía, y para rematar ninguno de nosotros dos sabemos el nombre de la persona con la que hablamos ahora.

En respuesta, él rueda los ojos divertidos por mis palabras recientes.

-¿Eso es lo que realmente te preocupa? -asiento colocando un supuesto rostro serio, aunque desde luego mi sonrisa formándose de la nada me delata que no lo estoy. - Pero tienes razón, este detalle se me pasó por alto, así que comencemos de nuevo, ¿Ok?

Se dispone a estar de pie, abandona la habitación y cierra la puerta. Junto el entrecejo por confusión y me quedo con mis ojos posados en aquella puerta. Lo único que pienso es: ¿qué se trae entre mano?

Esta pregunta se responde automáticamente cuando él da dos golpes en la puerta, luego la abre y camina con pose natural y confiado hacia mí. Yo suelto una pequeña sonrisa al ver que que se detiene junto a mí y me regala una sonrisa colgate de esas que posiblemente dejaría suspirando a cualquier adolescente con hormonas alborotadas. Y como yo no soy cualquier adolescente solo ruedo los ojos y junto los labios evitando una carcajada.

- Hola, mi nombre es Cristopher García, pero las personas que son de mi agrado me llaman Cris y como tú lo estas empezando a hacer, puedes llamarme así.-tiende su mano y guiña su ojo de manera luciendo serio, pero con esa mirada sé que no lo está.

Acepto su mano y le doy un apretón, para luego continuar- Hola Crispher -saca su lengua por mi apodo hacia su persona, pero yo continuo con mi presentación- Mi madre me nombro Roxana, pues quería un nombre latino, y a la vez inglés. Realmente no sé como se te acomode más llamarme, y eso supongo. -en esta ocasión Cristopher tira de mi dirección causando que abra mis ojos y jadee de la sorpresa. Él ni se inmuta y se acerca más, me regala otro pequeño abrazo para luego susurrarme al oído: Nice to meet you honey.

Le doy un pequeño empujón y comienza alejarse de mí. Puede que resulte amigable y buena persona, pero ahora no me puedo permitir confiar en nadie, el tiempo lo dirá.

Siento un ruido que proviene del marco de la puerta y volteo mi rostro hacia allí. Cristopher sigue mi mirada. En el se encuentra el chico que acompañaba a Cris anteriormente.

Nos observa alternadamente y luego se adentra a la habitación con pasos tímidos. Se acerca a la cama en donde nos encontramos Cristopher y yo, debatiendose en que decir a continuación.

CAREFULDonde viven las historias. Descúbrelo ahora