1. El Dragón Maldito

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Dentro de un cuarto oscuro yacía una chica sentada en su cama. La luz del televisor frente a ella parpadeaba constantemente, casi al mismo ritmo de sus dedos presionando los botones del control que descansaba en sus piernas. Si no fuera por la cantidad de basura acumulada en su cuarto, en conjunto con la basura que sostenía las cortinas, se podría ver la luz de la mañana intentando entrar por la ventana.

Si no fuera por el olor a podredumbre, el aroma de la comida siendo preparada estaría ahora rondando su cuarto.

La chica no parecía importarle tales cosas. Lo único que tomaba su atención eran los pixeles moviéndose en la pantalla y en los números enormes que se apilaban en su personaje con cada movimiento que hacía.

La puerta de su cuarto se abrió y entró una mujer de cuerpo voluptuoso, su brillante pelo rubio le llegaba apenas al cuello, su porte era vulgar y simple, mas su ropa: una falda larga ajustada, camisa y chaqueta formal; eran dignas de verse en cualquier CEO de alguna compañía de renombre.

Esta mujer era la madre de la chica, Lori Loud.

—Loan,— dijo y esperó un momento para ver la reacción de su hija. Nada. Lori se movió con cuidado entre la basura del cuarto y abrió las cortinas de la habitación.

La luz de la mañana se reflejaba en la pantalla y opacaba a los pixeles. Loan presionó el botón de pausa y esperó sentada a que su madre se fuera. Eso no paso, su madre se quedó un momento inspeccionando la habitación. Se quitó la chaqueta y sacó una liga para sujetar su cabello.

—Ve a desayunar y a bañarte. —Pausó un momento para estirarse y tomar aliento, esa última acción casi provoca que vomite— Dios, literalmente apesta a muerto aquí...

Loan se levantó, casi tropezando consigo misma durante los primeros pasos. Sus ojos se mantenían en el suelo, evitando la luz del sol y la mirada de su madre. Antes de salir por la puerta se quedó en la puerta, como si fuera a decir o hacer algo, pero luego volvió a caminar hacia la cocina.

La cocina tenía un diseño moderno, paredes blancas, mesa de cristal con marco negro y sillas que hacían juego, al lado de la mesa había una pieza estilo mostrador, con bebidas guardadas en los anaqueles del otro lado, y justo al lado del mostrador estaba el resto: cocina, lavaplatos anaqueles para condimentos, Todo en forma de U que abarcaba la mitad de la habitación.

Loan fue a la mesa, un sándwich de pollo la esperaba junto con una jarra de jugo de naranja y otra con agua. En el centro de la mesa había una pequeña cesta con frutas variadas. La chica extrajo el pollo del sándwich, y se lo comió de apoco. Cada mordida estaba acompañada de varios tragos de jugo.

Al terminar de comer tomó una banana de la cesta y la añadió como postre. Lo siguiente era darse un baño, pero Loan decidió quedarse un rato y reposar la comida. Con los ojos cerrados. Tranquila...

La voz de su madre la despertó tiempo después, era distante pero logró escuchar que tendrían visitas más tarde. Ahora si había una razón para darse un baño.

Al entrar al baño lo primero que hizo fue ver su rostro, el cual se arrugo del asco al instante, tenía varias espinillas en su rostro, manchas oscuras en su cuello y detrás de sus orejas.
Un aura negra posaba debajo de sus ojos.

—Con algo de maquillaje podría hacer que parecieran los ojos de un mapache. — dijo Loan mientras se limpiaba. Varias cremas para el cuidado de la piel estaban entre ella y el espejo, estas podían ayudar a ver su piel sana y fresca, más eran incapaces de quitar la expresión de asco en su rostro.

Satisfecha con el tiempo usado en cuidarse la piel, Loan terminó su rutina y fue directo a su habitación. Cuando llegó se encontró con dos bolsas grandes de basura en la esquina. Al lado de este, en el conector, un aromatizante automático estaba conectado. Loan respiró profundamente el nuevo olor a lavanda que invadía su habitación y lo soltó lentamente antes de decir:

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