Existen pocas doctoras en Michigan como la de Loan, de por sí, pocos son los que irían de vuelta a su lugar del trabajo cuando ya la jornada terminó. La señora Clare era diferente, y el porqué de eso era un enigma para Loan; sin embargo, no lo suficientemente importante como para que ella se preocupara por ello.
Era una doctora en la que podía confiar, eso era lo único que le importaba.
Y por esta razón era que, pasadas las ocho de la noche, Loan y su madre estaban esperando dentro del auto, frente al consultorio de la doctora. Para matar el tiempo Lori se había traído los productos de cuidado de la piel, aprovechando el tiempo para compartir con su hija y darle cuidados.
—Tus mejillas están algo lastimadas por lo de ayer... pero sanaran en poco tiempo, — Lori entonces le revisó el cuello a su hija, — Aquí tomará más tiempo sanar. Pero nada que la crema no pueda arreglar.
—¿Mama, porque te preocupas tanto por eso? Igual ni me importa verme bien...
—Loan... para los ojos de alguien que te ama siempre te verás bien. Esto lo hago porque, literalmente, sé que tu piel maltratada terminará causándote dolor, y yo no quiero eso para ti.
Loan no pudo evitar soltar una mueca de alegría ante las costumbres de su madre, —Mama, algún día sabré cuál es, literalmente, tu apego con esa muletilla. — Su madre esbozó una sonrisa como respuesta y siguió suministrándole con cuidados.
Luego de invertir un rato en el cuidado del cuello de su hija, Lori pasó a revisar la cara de Loan—Tus ojeras también parecen estar mejoran... — pausó por un momento y luego se acomodó lejos de su hija para toser. —ugh estupi...— Volvió a toser varias veces, su ritmo acelerado y seco.
—¡Estúpido frio!
Lori no tuvo más remedio que salir del vehículo y liberar sin misericordia la incomodidad en sus pulmones. Loan miró desde lejos a su madre, su pierna vibrando sigilosamente.
Ugh... sabes que te va mal con el frio. Me hubieras dejado ir sola.
Al poco tiempo Lori logró liberarse de su tormento y volver al lado de su hija. —¿En que estaba? Ah, sí, tus orejeras se están aclarando. ¿Has logrado dormir mejor?
La mente de Loan produjo sin su consentimiento la imagen de Bobby, haciendo que los ojos de esta levemente se expandieran.
—Sí, ahm, las pastillas para dormir han ayudado. Solo tengo que recordar tomarlas a tiempo...
—Me alegra saberlo,— dijo antes de darle un beso a Loan en la frente. —También escuché de tus profesores que habías conseguido una excelente nota. Te felicito hija, lo hiciste muy bien.
—De hacerlo bien no tendría miedo de repetir el año... — Loan respondió, una de sus manos sobando su brazo en un intento de apaciguar su descontento.
—No, hija, no pienses así...— Su madre pausó por un momento, — Mira, la preparatoria no es tan importante.
—Tú la terminaste, luego la universidad y ahora estas feliz...
—Bueno, sí, mis logros me han ayudado a ser feliz. Pero una de las mayores razones por las cuales estoy feliz es porque tu estas aquí... y por el chocolate.
Loan, si bien sintió felicidad al escuchar esas palabras, tuvo que arquear una ceja ante la última parte de esa sentencia.
—¿Qué? Es delicioso, y además no te hagas, que sé que a ti también te encanta.
Loan no pudo evitar no reírse ante esa verdad. Su madre la volvió a abrazar y por un breve momento, se sintió bien el recibir ese abrazo...
—Quiero que seas feliz, mi pequeña Loan. Mira esta etapa solo como una tarea tonta. Una vez termines la preparatoria podrás buscar cómo quieres pasar el resto de tu vida. Y yo estaré allí para apoyarte.
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Mi Razón
Teen FictionLa vida de Loan Loud consistía en desasociarse de la realidad en un intento de escapar de su condición medica, hasta que encontró a alguien capaz de quedarse dentro de su cabeza y brindarle la paz que necesitaba para mejorar. Arte de Portada hecha...