—¡Otro día radiante en Michigan! — anunció la voz de un locutor
—¡No tan radiante como mi campeón! — exclamó Lincoln, por encima de la voz de la radio antes de darle unas palmadas a su hijo, el cual con una sonrisa respondió al gesto.
Ambos padre e hijo estaban de camino a la escuela de Bobby, el carro se tambaleaba de vez en cuando en el camino debido a un problema con la suspensión, cosa que retrasó el viaje al mismo tiempo que entretuvo al pequeño chico.
Espero que puedas hacer muchos amigos hoy, hijo, aunque tampoco hay necesidad de apurarse, yo comencé con uno y luego los otros llegaron con el tiempo.
Bobby asintió, su cuerpo saltando segundos después ante el fallo del vehículo, —Bueno ya creo que podría considerar a Wane como una... aunque no he vuelto a hablar con ella desde el primer día.
Lincoln volvió a ofrecerle afección a su hijo, esta vez acariciando su cabello, —Tu tranquilo hijo, solo pon algo de empeño y demuestra quien eres en verdad y los amigos llegaran a ti, incluyendo a esa niña llamada Wane.
Bobby aceptó las palabras de su parte y luego se sentó sobre sus rodillas para ver mejor por la ventana. Al poco tiempo llegaron a su escuela y Bobby se despidió de su padre con un fuerte abrazo.
—Nos vemos, papá, te quiero mucho.
—Yo también hijo, cuídate.
Bobby salió del auto y siguió su camino hacia la entrada de la escuela mientras tarareaba una melodía. De su bolsillo produjo un reloj, una reliquia que su nueva tía, Lucy, le había regalado, aun le quedaba algo de tiempo antes de su primera clase así que podía buscar a entretenerse mientras tanto.
De inmediato fue hacia el patio de juegos anexo a la escuela, vio a varios chicos jugando al futbol, otros simplemente reposando en el pasto o en la sombras de los árboles y luego...
A su izquierda, encima de un tobogán y sosteniendo una rama de madera encima de sus hombros estaba Wane Geraldine. Su radiante y larga cabellera escarlata ondeaba con el viento...igual que su falda roja... de... tirantes.
Bobby intentó omitir eso... igual Wane usaba una licra debajo así que no debía de haber ningún problema si sus ojos se desviaban un poco, ¿no?
El chico sacudió su cabeza y se acercó a donde ella estaba, saludando en el camino. Wane lo saludó de vuelta y siguió viendo a su alrededor. Las mangas de su camisa, usualmente arremangadas, estaban disparejas, lo que le hizo intuir a Bobby que la chica se encontraba en movimiento hasta hace unos segundos.
—¿Acabas de llegar? — Wane asintió, — oh, bueno... ¿y que estás buscando con tanto empeño?
—Quería hacer un anuncio pero casi no hay nadie afuera. — ¿Qué les pasa a estos niños? aún falta mucho para empezar y deciden encerrarse.
—¿Y porque no vamos adentro entonces a hacer tu anuncio?
La joven pelirroja bajó por el tobogán de pie, deslizando sus pies por el borde; al llegar al suelo dio varios saltos para controlar su velocidad y luego quedó en frente de Bobby. Wane era una chica alta... lo que para Bobby tenía un mayor significado debido a su corta estatura. Sus ojos le llegaban unos centímetros por encima del pecho de la chica.
Esa diferencia no era un problema para Bobby... en especial cuando quien es grande es la chica.
Wane le sonrió y felicitó por la iniciativa de ir juntos con una palmada, solo para ver como el chico se asustó en el acto al confundir el tatuaje en su muñeca con una araña de verdad.
—Haha, tranquilo, esta araña no te va a morder. Aunque yo no prometo nada.
Bobby aún se estaba recuperando del susto, pero eso no le impidió intentar disimular —hehe, -m-me atrapaste allí.
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Mi Razón
Novela JuvenilLa vida de Loan Loud consistía en desasociarse de la realidad en un intento de escapar de su condición medica, hasta que encontró a alguien capaz de quedarse dentro de su cabeza y brindarle la paz que necesitaba para mejorar. Arte de Portada hecha...