El caso de las muñecas

Capítulo 5: A través de dos zafiros

(Abajo les dejaré explicados algunos términos, cualquier duda pregúntenla en los comentarios)

Ya han pasado cuatro días desde que tomamos este caso, hemos dedicado todo este tiempo a investigarlo minuciosamente y aun así no avanzamos mucho. Tal como Kougami me encargó, investigué las muertes inusuales y parecidas a la de este crimen en el pueblo de los hechos actuales y los de su alrededor. Lo más cercano a decesos peculiares en estos lugares fueron el asesinato de una mujer mayor a su marido sin motivo aparente, el suicidio de una mujer la cual se colgó de un árbol, el atropello de un hombre por unos caballos asustados, y la desaparición de una familia que habituaba el pueblo hace algunos años atrás, pero ninguna coincidió con el modus operandi del asesino ni el tiempo en que sucedió cada muerte, agregando además que no todas parecían ser manipuladas por un tercero, por este motivo fueron desechados de sospecha, aunque Kougami los dejó apartados contra cualquier lógica.

Por otro lado, Ginoza-san parecía haber encontrado algo en lo que le tocó investigar. Ninguno de los grupos sospechosos terminó siendo alguna secta, aunque si uno que otro conjunto de personas con una fe peculiar, cultos modernos para ser más exactos. Kougami nos ordenó interrogar a los líderes y algunos integrantes de estos grupos de "credos creativos", como él mismo los había nombrado. Para ser honesta, nunca antes vi poner una expresión de tal desagrado a Ginoza-san en todo el tiempo que llevo trabajando con ambos; aunque no estoy muy segura de sí fue por tener que interactuar con estas personas en sí o por que mientras nosotros nos encargamos de esto, Kougami se encuentra haciendo pruebas de cómo fue hecha la segunda entrada al entretecho de la casa, cosa que al parecer lo estaba divirtiendo mucho. Parecía que había hecho o mandado a hacer varias reconstrucciones de aquel espacio y probaba recrear la abertura con distintas herramientas cortantes y de percusión. Al final Ginoza-san no dijo nada más que "bien" a la orden a pesar de su claro disgusto, y nos fuimos, no sin antes notar por mi persona al menos, que Kougami no solo tenía variadas herramientas ahí, sino también objetos nada relacionados, cosas que encuentras en una casa común y corriente, probablemente para relacionar o descartar a la sospechosa y dueña de la casa del crimen.

Nos tomó poco más de una hora llegar hasta el recinto del primer grupo sospechoso. Parecían ser un culto inofensivo, sociable más no parecían acosar a nadie para conseguir más adeptos. Bajamos del auto para ser recibidos por el líder del lugar; a simple vista aparentaba ser sereno, su vestuario compartía similitud con el de los monjes budistas, al igual que sus prácticas. Nada más entrar podíamos observar a los integrantes de aquel culto meditar frente a los arboles del lugar, jóvenes, viejos, gruesos y delgados arboles eran rodeados por estas personas en posición padmasana

-buenos días, mi nombre es Ginoza Nobuchika y ella es mi compañera Kunizuka Yayoi- dijo él al mismo tiempo que sacábamos nuestras placas y las mostrábamos- somos del departamento de investigación criminal, venimos a hacerles unas preguntas

El hombre aceptó sin problema alguno a cooperar. Ginoza-san le pidió que explicara sus "creencias y prácticas" podía notar como se esforzaba por mantener su postura profesional y dejar de lado sus prejuicios. El líder del grupo nos explicó que seguían una variante del budismo que ejercían a su propia manera, rigurosamente meditan frente a un árbol que según ellos los elige como aprendices, algo similar al árbol Bodhi pensé, más no era igual. Ellos meditan con el fin de aprender del árbol maestro que los eligió y se dedican a seguirlo a él y solo a él, con el fin de alcanzar la iluminación.

El hombre hizo un comentario acerca de no ser estrictos ni absorbentes con sus integrantes, haciéndonos notar que pensaba que estábamos interesados en unirnos a ellos. La confusión era natural, nos presentamos como los policías que somos y desde hace un corto tiempo algunos de estos se habían refugiado en la fe de este grupo. El hombre nos llevó hasta un hombre joven, a pesar de ser uno de los más nuevos y no estar acostumbrado a la padmasana tenía una postura perfecta, su cabello corto y ordenado junto a lo anterior revelaban su identidad como policía, solo quien pasó por un entrenamiento tan estricto como para ser parte de las fuerzas de orden y seguridad podría tener dicha presencia.