Capítulo 7: Más allá de los árboles

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La cena fue agradable a pesar de las pocas palabras que intercambiaron. Una vez terminada la comida, Kougami pidió lavar la loza sucia; sentía que era lo mínimo que podía hacer por el alojamiento, alimentos y tiempo que la mujer le estaba dando gratis, y gracias a que no se pudo negar, Akane aprovecho para darse un baño.

Kougami se había movido al sofá de la sala de estar una vez terminado su labor, tal como la chica le había sugerido anteriormente. La vió salir de entre el vapor que aún no escapaba del cuarto de baño. Hermosa, elegante tal como la vió cuando se conocieron, pero que no se detuvo a pensar en aquel momento y que no tenía idea alguna de porque ahora si. Salió vistiendo un pijama de dos piezas, casi modelando sus lindas piernas, la piel lechosa de Akane parecía suave al tacto, de sus cortos cabellos aún caían una que otra gota de agua. Kougami desvió su mirada, se sentía como un adolescente hormonal y no como el hombre adulto que se supone era

-es una bonita casa, pero no parece ser tuya- si no entendía sus pensamientos anteriores, mucho menos comprendía el porque rompió el silencio diciendo algo tan estúpido- bueno... lo que quiero decir...

-ah! tiene razón, en realidad es la casa de mi abuela- Akane gentilmente le siguió la conversación a pesar de notar el nerviosismo del hombre- ¿cómo lo supo?

-es una casa hermosa, sus muebles y decoración también, pero no es el estilo que usaría una joven mujer- Akane sonrió- especialmente si es una de ciudad, como tú

-eh? ¿y cómo supo eso?

-soy detective de homicidios, mi trabajo es ver através de las personas y de los lugares. En primer lugar yo diría que es tu mera presencia. Tú forma de vestir, de moverte, de hablar te delatan como alguien que ha vivido toda su vida o una gran parte de esta en la ciudad. Además estudiaste en la universidad, no con método online, y aquí no tienes como hacerlo de manera presencial, no con una carretera tal disfuncional- esto último parecía una molestia más personal

-¿y en segundo lugar?- al contrario de lo que pensó el policía, la chica estaba bastante entretenida

-en segundo lugar, la puerta de lo que asumo es tu dormitorio, está medio abierta gracias a tu gata que acaba de entrar, dejando ver lámparas de baja luminosidad. Te entiendo, después de tanto tiempo acostumbrada a las luces que vienen de todos lados, es difícil conciliar el sueño con la penumbra del lugar- Akane soltó una risita. Se acercó al hombre y se sentó junto a él en el sofá después de apagar la luz en la cocina

-¿y cómo sabe que es mi habitación?- esto último lo preguntó solo para molestarlo

-amm... es la única parte que he visto de la casa que está más personalizada, más tu estilo- respondió desviando su mirada a algún lugar en la nada

Tsunemori no pudo evitar reír ante la actitud excesivamente cautelosa, como si estubiera preocupado de que ella se molestara por alguna razón con él

-y ¿cómo es que terminaste viviendo aquí?- cambió el tema a su favor

-mi abuela vivía sola desde que el abuelo murió, unos años atrás. Hace un año y medio ella estaba limpiando la casa, quiso quitarle el polvo a la pantalla de la luz del comedor subiendose a una silla, perdió en equilibrio y ya imagina que sucedió. Al día siguiente, un vecino, a eso del medio día, notó que las luces de la casa seguían encendidas y se preocupó...- Akane se detuvo un momento e inhaló una gran bocanada de aire, claramente afectada por lo que contaba- como mi abuela no contestó a ninguna llamada, el vecino entró y la encontró inconciente en el suelo

-¿ella está bien?

-oh si, no se preocupe. Mi abuela es más resistente de lo que aparenta- el hombre suspiró aliviado- pero por la tardanza de la intervención médica por obvios motivos, ella perdió algunos recuerdos

El caso de las muñecasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora